Artículo de Manu Ramos
Los medios de comunicación han
demostrado con las elecciones de EEUU que son mucho menos de fiar de lo
que muchos pensaban. El fracaso en las predicciones ante la realidad y la
exposición que representa el escaparate estadounidense ha expuesto al resto de
miembros de conocido falsamente como “cuarto poder”.
La pérdida de
credibilidad
Aún andan los grandes medios
como The New York Times (que es como El País americano) o la CNN,
lamiéndose las heridas tras el batacazo. No sólo ha sido un fallo en las
predicciones numéricas sino también el los análisis cualitativos. Análisis que
siguen en la misma línea, sin poder asumir la realidad o por disimulo tras la
evidencia del sesgo de la que han hecho gala. Aquí en Andalucía ahora intentan
lavar la cara de la nueva jefa del Partido Regional de Andalucía (antes
conocido como PSOE) en una burda maniobra propagandística que sólo
pueden creer los muy cercanos a Susana Díaz. Desde luego, una persona
que quiera estar informada no puede aceptar de primeras las informaciones de
los grandes medios de comunicación.
Lo cierto es que los ciudadanos
demandamos información, cada vez más. Queremos contrastar ideas y queremos
tener fuentes fiables. La credibilidad es muy difícil de conseguir pero se
puede perder muy rápido: eso es lo que le ha pasado a los grandes grupos de
comunicación. Ha sido algo paulatino, pero la manipulación contra el candidato Trump
ha sido tan desaforada, que la realidad ha golpeado (yo diría incluso que de
muerte) a los mass media. Los ciudadanos se están informando por otros
sitios. Sitios como El Demócrata Liberal, sí señor. Medios que se van
forjando una audiencia y que se van ganando, poco a poco, la credibilidad de
los seguidores. Normalmente por la libertad y la responsabilidad que se toma
antes las afirmaciones que se hacen. Es verdad que cualquiera puede escribir un
artículo, pero conseguir muchos seguidores o responder ante las necesidades
informativas de los ciudadanos, eso no lo puede hacer todo el mundo.
El
contra-poder
Se viene diciendo que la prensa
es el “cuarto poder”. Vale como gracieta, pero no es así. En la democracia los
medios de comunicación son fundamentales porque necesitamos estar informados, pero
eso no es tener poder. Lo de que “la información es poder” es también otro
lugar común que no dice lo que en verdad se quiere decir. Si alguien tiene una
información que puede coaccionar a otro, lo que tiene es el poder de
coaccionar. Eso no es información, es secreto criminal. Si alguien tiene
información antes que los demás para comprar ciertos terrenos que luego se van
a recalificar al alza, eso no es información, es estafa al erario público.
La información es lo que
circula, de forma libre y contrastable. Si se guarda en un cajón no es
información, es secreto. La prensa ha jugado a guardar en el cajón muchas cosas
y otros medios, no masivos, están sacando a la luz dicha información. Por eso
por medio de canales alternativos está circulando mucha más actividad ciudadana
que por los canales oficiales. La desconfianza de los grandes medios radica en
que han dejado de informar y han pasado a las relaciones directas con el poder
establecido. Han dejado de ser lo que de verdad es la prensa: no un “cuarto poder”
sino un contra-poder.
Cuando se dice que sin prensa
no hay democracia, se refiere a que los periodistas deben cuestionar al poder y
ofrecer a los ciudadanos los elementos de juicio para valorar su apoyo y
legitimación al poder. Si la prensa está asociada al poder mediante
subvenciones, relaciones comerciales, personales, ideológicas... entonces se
abandona la labor que se supone que defienden. Pero como existe siempre un
anhelo de contrarrestar al poder, por el propio funcionamiento de las mentes
que llegan a ser libres, siempre surgen en la Humanidad resquicios que aún
mantienen la lucha contra el poder establecido. El conocido en inglés
como “establishment”. Aquí en España le llamaron algunos “casta”,
pero ya no le llaman así. ¿Por qué será?
La cuestión es que con el
desarrollo de Internet se ha permitido que circulen de forma descontrolada por
los estados, informaciones que los propios usuarios de la Red se han
encargado de refrendar o atacar, según una propia ley tácita que se aplica pero
no se escribe. En anhelo de encontrar algo real, algo que se corresponda con lo
que ven sus propios ojos, ha llevado a muchos ciudadanos a fiarse más de quien
mantiene una línea individual crítica y está expuesto ante los seguidores antes
que seguir una cadena de noticias enlatadas por el periódico de turno que falla
más que la escopetilla de la feria.
La imagen de la prensa
actualmente es la de unos comunicadores acomodaticios, vulgares, burdos,
manipulados y poco informados. Sin embargo, y a pesar de la cantidad de
información basura que circula por Internet, es posible sacar datos
contrastados y, precisamente por la labor profiláctica que tiene que hacer todo
usuario de Internet, se está más precavido en la Red que ante la televisión, la
radio o la prensa escrita.
Si necesitamos cuantificar el
descrédito de los medios de masas lo podemos observar en el descenso de ventas,
no ya de periódicos de papel (que puede ser por causa tecnológica) sino de
visitas a dichos medios vendidos al poder en contraste con la subida y el
incremento de consumo de medios alternativos.
Debemos estar atentos porque
dichas corporaciones mediáticas (tanto privadas como estatales) van a
defenderse y, en alianza con los gobiernos que todavía les dan de comer,
tratarán de atacar a los competidores que le están ganando cada vez más
batallas. Pero eso será su perdición porque en el momento en el que hablen de
otros medios y les ataquen, les habrán reconocido como rivales y entonces
veremos el final definitivo o una reconversión, una vuelta a los orígenes, de
lo que nunca deberían haber dejado de ser: un contra-poder.
Felicidades una vez más por tu clarividente exposición de lo que actualmente, en todo sentido, está sucediendo.
ResponderEliminarUn abrazo!
Muchas gracias, Emilio. 👍
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