Artículo de Antonio Barreda
El susanato
llegó a Madrid en el antiquísimo mes de Vendimiario a esa especie de Juego de
la Pelota en que se convirtió el Comité Federal del PSOE para liquidar a Pedro
y llegar al trono de hierro. La voz de su amo resonaba en todo Ferraz como un
viejo disco de pizarra tocado sin fin. Sus huestes la llevaron desde el sur en
volandas como llevaron a Fernando VII al grito de ¡Vivan las Caenas! Y eso es
lo que trae Susana, cadenas para embridar a todo el PSOE, empezando por la
militancia, pasando por toda la nobleza y terminando en el parlamento.
Las
tropas de Susana envolvían a su reina, desde Virginia a Prada, desde Conejo a
Mario -no aquel grandioso de Sila- sino el de Moguer, el de Huelva. Susana
venía a callar a la militancia, a dejarla sin voz. La gota ácrata que eligió a
Borrell y a Pedro debía ser cortada. Y se emplearon en dar el golpe antes de
que Brumario llegue. Antes de que las urnas desplomen sus votos por los
acantilados de la impaciencia. En Andalucía ya le vio las orejas al lobo. En
España sentía el aliento de los jefes de Teresa. Hay que liquidar el sanchismo
se dijeron en San Telmo y los manijeros de palacio empezaron a contar los
votos, a buscar aliados, a derribar a Pedro.
Y
cruzaron despeñapedros en los coches oficiales para llenar de
desterrados al PSOE federal. Ya no habría más palabra que la del susanato
en Ferraz. No habría más pensamiento. No habría libertad más allá de la imagen
del yunque y la pluma que viene en todo carnet socialista. Solo hay ahora una
voz, una voz del sur que canta por Triana.
Pero
el susanato no contaba con su herencia, con su trayecto de casi 40 años
en Andalucía. Y llegaron los vientos de los ERE, de la Formación, de los casos
desde el edificio Presidente. Aquí nadie perdona ni olvida. El Parlamento
andaluz tiene la Comisión de Formación aun en carne viva. Los juzgados llenos
de imputados. Un exconsejero y un exdirector general fueron a prisión. Y la
balanza de la justicia espera impaciente pesarlos a todos.
El
peso de la herencia es como las piedras de lastre que se mueven en el fondo del
barco y lo escoran cada vez más a la famosa dictadura de la izquierda una vez
fuera de los mares del sur. Nadie compra allí el discurso, un discurso que va
contra la militancia, que va contra la voz de los caídos la semana pasada. Y que va contra esa cansada mayoría silenciosa
que se desplaza cada cuatro años hacia las urnas. Pero tienen un plan y en ese
plan no entra nadie que no tenga cargo ni coche oficial.
La
militancia empieza a alzarse con voz silenciosa en las redes y en la calle. No
quieren las cadenas ni los eslabones que les trae el susanato. No
quieren que les dejen mudos, ni que hablen en su nombre sin contar con ellos.
La militancia está ahora esperando ausente que les toque el turno de palabra,
que se les pregunte. Pero los nobles no creen en la asamblea, ni creen en el
pensamiento de las masas. Solo hay un pensamiento único que sale ahora de San
Telmo y que se expande solo por la mesa redonda donde hoy está el PSOE.
El susanato
no convence más allá de despeñapedros, y no convence porque aquí solo
hay un régimen de casi 40 años que ha escondido la libertad y el parlamento.
Que nunca ha querido que haya comisiones de investigación, que el pueblo sepa y que el pueblo piense. Que ha construido una inmensa
administración paralela de la que nunca da ni nombres, ni números. Para que
nunca nadie sepa. Pero todos sabemos lo que hay detrás de todo eso, lo que se
esconde dentro.
Y
los nombres de los elegidos para estar en la paralela salen como gotas de agua
en una tormenta. La prensa adicta siempre mira hacia el norte, no quiere nunca
saber nada de lo que ha pasado en el Sur, nada se mueve, nada sacan. El
silencio de los medios recuerda a la Europa de los años 30. Y en estos largos
años el pueblo fue la excusa para llenar de cargos la Junta, para llenar de
nóminas la paralela. Todos los nombres en nombre del pueblo. Y el susanato
heredó el sistema perfecto. El sistema que le asegura siempre más de 40 escaños
en el Parlamento.
Andalucía la Comunidad Autónoma más parecida a un régimen bananero. No eligen Presidente/a, eligen comisarios políticos para perpetuar el régimen socialista y seguir manteniendo el "chollo de los listos".
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