Artículo de José Antonio Peña
Avanza la estrategia de Unidos Podemos (UP), que acaba de dar un
importante paso después de haber engullido hace unos meses al Partido
Comunista, y con él a Izquierda Unida. Por ahora ha hundido al PSOE, ya veremos
si no para siempre, partido que en el mejor de los escenarios será un alma
errante por un buen período de tiempo. Entre personalismos, egos y terror a
la pérdida de poder en las filas psocialistas, UP ha sabido atizar el
hemisferio bolchevique de Ferraz (donde también conviven nostalgias ideológicas
con ambiciones personales) y le ha ido poniendo cada vez más difícil al ala
psocialista denominada crítica su abstención frente a la
socialdemocracia de derechas, íntima amiga de viaje del PSOE por las lides
estatales, y sólo formalmente su enemiga. De hecho, si
finalmente el grupo parlamentario psocialista, o parte de él, acaba
absteniéndose en la investidura de Mariano, UP se encargará de recordárselo
diariamente, hasta la extenuación, y eso, durante cuatro largos años, al PSOE
se le hará eterno.
Además, si el sorpasso que UP perpetró el 1 de octubre
en Ferraz, lo traslada finalmente al terreno electoral en las próximas
Generales (se celebren en diciembre o más adelante), la
socialdemocracia de derechas tendrá ya frente a sí, cara a cara, al monstruo
que ella misma y su hermana la socialdemocracia de izquierdas han ido gestando
a base de apesebrar a la sociedad y cercenar su libertad y creatividad. Al
PP podrían asesorarlo perfectamente al respecto sus homólogos griegos, los
socialdemócratas de derechas de Nueva Democracia, que, con un PASOK destruido,
fueron derrotados por SYRIZA tras serios avisos de los comunistas en elecciones
generales previas.
La socialdemocracia de izquierdas y derechas, que partidos como C’s
pretenden apuntalar mientras que el P-LIB en solitario pretende superar, ha de asumir de
una vez por todas que su agenda está agotada y que tiene que comenzar a
levantar las persianas de la libertad en todas sus esferas. Ha abonado durante
décadas el terreno para el populismo, y ahora que ha laminado los recursos no
puede enfrentarse a él, simple y llanamente porque -parafraseando a
Clausewitz- el populismo es la continuación de la socialdemocracia por
otros medios. El populismo es hijo de la socialdemocracia (aunque el
populismo pueda tener también otros padres), y no precisamente un hijo
bastardo, sino un hijo legítimo, poco entusiasta de las libertades y mucho de
la mano dura.
Lo que hay que cambiar justamente son esos medios; resulta por lo tanto
imperioso comenzar el desmontaje del hiperestado, disminuir drásticamente la
presión fiscal sobre los particulares y las empresas, permitir a los ciudadanos
tanto la capitalización individual de las pensiones para garantizar su
jubilación como la libertad de elección entre servicios universales privados o públicos,
o suprimir obstáculos a la iniciativa empresarial y a la entrada de capitales.
En España las libertades llevan ya demasiado tiempo siendo atacadas, y
puede estar muy cerca la estocada. De la socialdemocracia dependerá. Ella será
la principal responsable.
(“El Herald Post”, octubre de 2016)
No hay comentarios:
Publicar un comentario