sábado, 8 de octubre de 2016

El populismo es la continuación de la socialdemocracia por otros medios


Artículo de José Antonio Peña


Avanza la estrategia de Unidos Podemos (UP), que acaba de dar un importante paso después de haber engullido hace unos meses al Partido Comunista, y con él a Izquierda Unida. Por ahora ha hundido al PSOE, ya veremos si no para siempre, partido que en el mejor de los escenarios será un alma errante por un buen período de tiempo. Entre personalismos, egos y terror a la  pérdida de poder en las filas psocialistas, UP ha sabido atizar el hemisferio bolchevique de Ferraz (donde también conviven nostalgias ideológicas con ambiciones personales) y le ha ido poniendo cada vez más difícil al ala psocialista denominada crítica su abstención frente a la socialdemocracia de derechas, íntima amiga de viaje del PSOE por las lides estatales, y sólo formalmente su enemiga. De hecho, si finalmente el grupo parlamentario psocialista, o parte de él, acaba absteniéndose en la investidura de Mariano, UP se encargará de recordárselo diariamente, hasta la extenuación, y eso, durante cuatro largos años, al PSOE se le hará eterno. 

Además, si el sorpasso que UP perpetró el 1 de octubre en Ferraz, lo traslada finalmente al terreno electoral en las próximas Generales (se celebren en diciembre o más adelante), la socialdemocracia de derechas tendrá ya frente a sí, cara a cara, al monstruo que ella misma y su hermana la socialdemocracia de izquierdas han ido gestando a base de apesebrar a la sociedad y cercenar su libertad y creatividad. Al PP podrían asesorarlo perfectamente al respecto sus homólogos griegos, los socialdemócratas de derechas de Nueva Democracia, que, con un PASOK destruido, fueron derrotados por SYRIZA tras serios avisos de los comunistas en elecciones generales previas.

La socialdemocracia de izquierdas y derechas, que partidos como C’s pretenden apuntalar mientras que el P-LIB en solitario pretende superar, ha de asumir de una vez por todas que su agenda está agotada y que tiene que comenzar a levantar las persianas de la libertad en todas sus esferas. Ha abonado durante décadas el terreno para el populismo, y ahora que ha laminado los recursos no puede enfrentarse a él, simple y llanamente porque -parafraseando a Clausewitz- el populismo es la continuación de la socialdemocracia por otros medios. El populismo es hijo de la socialdemocracia (aunque el populismo pueda tener también otros padres), y no precisamente un hijo bastardo, sino un hijo legítimo, poco entusiasta de las libertades y mucho de la mano dura.

Lo que hay que cambiar justamente son esos medios; resulta por lo tanto imperioso comenzar el desmontaje del hiperestado, disminuir drásticamente la presión fiscal sobre los particulares y las empresas, permitir a los ciudadanos tanto la capitalización individual de las pensiones para garantizar su jubilación como la libertad de elección entre servicios universales privados o públicos, o suprimir obstáculos a la iniciativa empresarial y a la entrada de capitales.

En España las libertades llevan ya demasiado tiempo siendo atacadas, y puede estar muy cerca la estocada. De la socialdemocracia dependerá. Ella será la principal responsable.


(“El Herald Post”, octubre de 2016)


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