Artículo de Luis Marín Sicilia
“Desde el desprecio a los demás y esa hiperbólica vocación mesiánica, a
este Pablo Manuel Iglesias Turrión solo le falta que tenga la misma visión de
su amigo Maduro y pueda aparecérsele, en forma de pajarito, el mayor preboste
del régimen bolivariano”
"Su problema, señor Iglesias, es que ya le van
conociendo. En seis meses, desde el 20 de diciembre al 26 de junio, se le han
hecho viejos 1.200.000 jóvenes de esos que usted dice que le apoyan". La
contundencia del dato referido por Rajoy fue tan sonora como la realidad de un
personaje que confunde la sede de la soberanía popular con un plató televisivo
o una "performance" callejera.
Con su habitual prepotencia, el podemita puede considerar a sus señorías
"potenciales delincuentes" pero los dedos se le vuelven huéspedes y
no tolera que, con datos reales de hasta cuatro millones de dólares, alguien le
recuerde cómo ha percibido fondos considerables de regímenes totalitarios como
Venezuela o Irán… "Consejos vendo que para mí no tengo".Su vestimenta desaliñada, sus andares de pistolero, su discurso antisistema y sus insultos extemporáneos son expresiones claramente buscadas para poner de manifiesto su repulsa al sistema democrático representativo del que cobra y al que pertenece. Lo ideal para él y los suyos sería cobrar del sistema y, al mismo tiempo, alancearlo en la calle.
"Conmigo no vale el miedo. A Santiago Carrillo lo domesticaron, pero conmigo no podrán" vino a decir este "salvapatrias" tan equivocado de país como amante de la demagogia más primaria y pretendidamente hiriente, frente a la cual Mariano Rajoy supo aplicarle la mejor medicina: la ironía y la displicencia, para dejarlo en el más absoluto de los ridículos.
En el más rancio estilo bolivariano cuestionó la democracia representativa y, ante los legítimos representantes de la nación española, se regodeó: "Solo me debo al honor de mi patria y al de los ciudadanos de mi país". Lo que no aclaró es a cuál de los países en que, con los independentistas, pretende trocear esa España plurinacional, se refería. No hay nada mejor que defina a estos personajes, en su afán por dar la nota, que dejarlos pudrirse en la demagogia en que se han instalado, porque todos comprobarán su incapacidad para buscar soluciones constructivas.
Desde el desprecio a los demás y esa hiperbólica vocación mesiánica, a este Pablo Manuel Iglesias Turrión solo le falta que tenga la misma visión de su amigo Maduro y pueda aparecérsele, en forma de pajarito, el mayor preboste del régimen bolivariano: Hugo Chávez inspirándole como ejemplo la grandeza de ese sistema totalitario que, con su valiosa colaboración y asesoramiento, ha acabado arruinando a uno de los países más ricos del mundo.
Es imposible que una persona no tenga nada bueno. Piense un poco o creeremos que su cerebro son las vísceras.
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