Artículo de Antonio Barreda
Estoy
viendo en España el fenómeno de la manipulación de las masas
El
escenario político cada vez se parece más a la España y a la Europa de los años 30
La manipulación política de las masas
Desde hace años estoy viendo en España el
fenómeno de la manipulación de las masas a través de una propaganda política
que repite conceptos y estructuras de comunicación que llevaron al poder a los
peores personajes que ha conocido Europa. La crisis económica ha traído a
efecto las viejas ideologías actualizadas de izquierda y derecha. En los años
30 el fascismo supo manipular las masas en su beneficio. Uno de los primeros en
estudiar la manipulación de las masas fue Wilhelm Reich en su libro la
psicología del fascismo, publicado en 1933. Reich, sociólogo, psicoanalista y
comunista, uno de los primeros colaboradores de Sigmund Freud y coetáneo de la
llegada de los nazis al poder, explicaba que el apoyo masivo al nazismo habría
sido consecuencia de la represión sexual propia de un modelo de familia
autoritario muy extendido entre las clases medias y entre gran parte de los
trabajadores.
Para Reich, los partidos de izquierda habrían
fracasado ante Hitler porque no supieron trabajar las condiciones subjetivas de
los obreros alemanes, mientras que los nazis sí supieron conectar y movilizar
la estructura psíquica del proletariado y las clases medias mediante una
propaganda muy eficaz. La situación era desesperada en una Alemania asfixiada
por el pago de las reparaciones de guerra y una crisis del 29 que cabalgaba
desbocada por sus calles. Y fue una propaganda eficaz la que conectó con las
masas obreras y con una clase media que temía al capitalismo. Una de las citas
más célebres de Hitler es que las masas son afeminadas y estúpidas y solo la
emoción y el odio puede mantenerlas bajo control. Así, para Reich mientras la
izquierda intentaba conectar con las masas alemanas a través del lenguaje
obrero y de la realidad económica, los nazis supieron conectar con la
estructura psíquica del proletariado desplazando a toda la izquierda.
Por el otro lado, Stalin y los marxistas
soviéticos lograron grandes avances en la manipulación de las masas a través de
la propaganda y de los conceptos de Marx sobre la alienación de las masas. Y
todo ello como resultado del control total tanto del Estado como de todos los
resortes del poder. Su gran enemigo político Trostki fue el primero en
denunciar los movimientos de Stalin por hacerse con el poder y las purgas que
trajeron luego. Pero solo encontró el exilio y la muerte. La manipulación de
las masas a través del engaño colectivo del líder tuvo en Stalin al gran
maestro.
La llegada de su sucesor Khrushchev al poder y
su discurso secreto al XX congreso del PCUS donde denunciaba que las prácticas
totalitarias de Stalin son el mejor ejemplo de la maquinaria de control de las
masas. Khrushchev denunció en el discurso que “Stalin inventó el concepto de
«enemigo del pueblo». Este término hizo automáticamente innecesario que los
errores ideológicos de los hombres expresados en una controversia se
comprobasen; este término hizo posible que se usaran los más crueles métodos de
represión, violándose así todas las normas de la legalidad revolucionaria, cada
vez que alguien estaba en desacuerdo con Stalin o que se sospechara en él una
intención hostil o debido simplemente a que tenía una mala reputación. Este
concepto de «enemigo del pueblo», finalmente, eliminó todas las posibilidades
de que se desarrollaran luchas ideológicas o de que alguien pudiese dar a
conocer su punto de vista respecto a cualquier problema, aunque ellos fuesen
meramente de carácter práctico. En general y en realidad, la única prueba de
culpabilidad valedera era la confesión y ella se usaba contra todas las normas
de la legalidad, por cuanto se ha podido demostrar posteriormente que esas
confesiones se obtenían presionando por medios físicos al acusado. Esto condujo
a abiertas violaciones de la legalidad revolucionaria, y al hecho de que muchas
personas enteramente inocentes, que antes habían defendido la línea del
Partido, se transformaran en víctimas.”
La nueva estrategia de comunicación
Los grandes pensadores de la comunicación han
visto un instrumento de manipulación de las masas en los medios de
comunicación. Chomski elaboró 10 estrategias de manipulación a través de los
medios, como la estrategia de la distracción, crear problemas y después ofrecer
soluciones o mantener al público en la ignorancia y la mediocridad. Pero ha
sido la llegada de las nuevas tecnologías y las redes sociales las que
verdaderamente han ampliado el campo de acción de las estrategias de
comunicación sobre las masas. La movilización del 11-M a través de SMS en todas
las ciudades y la concentración frente a las sedes del PP el día de reflexión
fue capaz de derribar a un gobierno al día siguiente. El papel de los medios,
que iba muy por delante del gobierno, y los inmensos errores de comunicación
del propio gobierno lo llevaron a la oposición. Errores de comunicación
que aún no han sido capaces de corregir y que aún conserva y arrastra el PP de
hoy.
Hoy hay evoluciones actualizadas del debate
derecha izquierda del pensamiento político como en la Europa de los años 30. La
derecha se ha ido transformado en neoliberal o neocon para sus detractores, y
lo peor es que no ha hecho absolutamente nada ni para mitigar este mensaje ni
para paliar sus consecuencias. Una derecha en España que reivindicaba el centro
como valor y que ha dado a día de hoy la espalda a esa referencia. Por otro
lado, la socialdemocracia, que creció con fuerza en la Europa de mitad de siglo
XX, tampoco ha sido capaz de articular una solución política a una crisis
económica que la pilló por sorpresa en el gobierno y que convirtió a Rodríguez
Zapatero en el peor presidente de la democracia española. Nunca nadie destruyó
tanto en el modelo económico ni en empleo en tan poco tiempo. Y cedieron el
testigo de un modelo agotado por falta de liderazgo y de ideas. Rubalcaba fue
una transición hacia lo desconocido, con un Pedro Sánchez perdido entre el
dilema de la silla y el sueldo o el paro y la defenestración.
El punto de inflexión en la izquierda llegó con
un PSOE agotado, sin liderazgo fuerte, y con la calle perdida. La llegada al
poder de un PP con una mayoría absoluta lo dejaba tocado. Acorralado en la
calle, muy tocado en su referente como gobierno y con una falta de iniciativa
parlamentaria galopante, intentó movilizar a las masas, con mensajes muy bien
construidos para que calaran en el subconsciente de las clases medias como los
conceptos de recortes en todas sus extensiones: sanidad, educación, destrucción
del estado de bienestar, de los medios de transportes… Y el viejo uso de los
sindicatos apéndices para crear un estado de movilización permanente. Nacen así
la marea blanca de la sanidad o la marea verde de la educación. Pero no contaron
con que estos movimientos no estaban ya controlados ni por su militancia, ni
por sus simpatizantes, ni siquiera por sus votantes, sino que estaban siendo
controlados por algo nuevo que se estaba gestando.
Los nuevos movimientos políticos
Previamente, todos y cada uno de los errores de
la democracia española hizo crecer un movimiento de masas nuevo antes de las
municipales de 2011, el de los indignados que tomaron las principales plazas
del país. El propio PSOE intentó desde el primer minuto capitalizar este
movimiento y fue rechazado por él. Entre ellos encontré, curiosamente, a hijos
de cargos del partido en el gobierno y sindicales que se manifestaban contra
sus padres, mientras ellos mismos habían crecido en la opulencia y en las bondades
del régimen. Y el régimen siempre los había mimado y los había acunado en cunas
de oro.
Tras las elecciones municipales se fueron
diluyendo estos movimientos pero quedaba una gota de sangre que debía
convertirlos o en una asamblea popular o en un partido político. La opción
política fue muy estudiada por los líderes de los que hoy es Podemos, con una
estrategia de comunicación muy avanzada y de control de masas. Empezaron por
aparecer en medios de poca repercusión mediática para logar dar el salto a los
grandes medios televisivos y de prensa. Fueron los primeros en usar las
plataformas de redes sociales de forma masiva para difundir el mensaje y sus
ideas. Y han conseguido aglutinar a su alrededor a todas las mareas que se
gestaron en las calles como la educativa o la de la sanidad. Además, han ido
evolucionando y adaptando el mensaje desde un comunismo primitivo hasta una
posición más socialdemócrata. Eso les trajo problemas con uno de sus
principales componentes: los anticapitalistas que habían evolucionado desde el
Movimiento Comunista y la antigua LCR. Y esos problemas aún no han sido
resueltos, sobre todo en Andalucía donde, además, no dominan la calle contra
las políticas de la Junta. A
esto se le une la falta importante de cohesión territorial en algunas
comunidades como Galicia, Cataluña o Valencia que puede hacer saltar todo ese
proyecto por los aires muy pronto.
A la vez crecía otro movimiento nuevo en
Cataluña conocido como Ciudadanos que dio el salto a la política nacional en
las elecciones generales de 2015 tras las municipales y autonómicas de
Andalucía, y que se comió a UPyD. Un movimiento que se sabe de dónde viene,
pero que no se sabe a dónde va. Su gran logro es que supieron conectar
mediática y políticamente a través de un discurso nuevo con una masa importante
de votantes que ya no se identificaban con el tradicional centro-derecha que
representaba el PP, y que, además, venía a dar un modelo conciliador entre los
dos principales partidos en el poder desde la llegada de la democracia. Aunque
es indiscutible que le persigue y le perseguirá la sensación de sustentar a
Susana Díaz en Andalucía con un cheque en blanco y sin mucho ruido frente a una
dureza de condiciones al gobierno de Cristina Cifuentes.
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