Artículo de Antonio Barreda
“Los
primus inter pares del PSOE ya llevan tiempo afectados por el síndrome de la
nobleza levantisca”
“El
mensaje del susanato es el mensaje de la nada, del populismo trianero,
de la imagen de una dolorosa que habita en San Telmo”
Es el rumor desde hace meses. El susanato se va a Madrid a ajustar
cuentas a Pedro Sánchez y a sus muchachos. Ya no espera más para asestar el
golpe definitivo al sanchismo en el PSOE y mandarlo a los libros de historia.
Los peones los tiene colocados desde hace meses preparando el terreno, afilando
la guillotina y decorando el cesto donde pondrán la cabeza de Pedro. Los primus
inter pares del PSOE ya llevan tiempo afectados por el síndrome de la nobleza
levantisca.
Los errores de Pedro se traducen en pérdida de poder del PSOE en su
vertiente regional. Susana no le perdona que perdiera brillo su estrella tras
las últimas elecciones generales donde el PP le ganó. Ella que llevaba tiempo
practicando la palabra perdedor para decírselo a Moreno Bonilla en los
parlamentos, en la calle y en la prensa. Pero Pedro frustró de un golpe sus
planes. Primero con su pacto antinatura con C’s y luego cuando imploró el voto
de un Iglesias subido en la tarima de los césares esperando el sorpasso.
Cansada del juego de perder siempre las generales y con Podemos echándoles
el aliento en la nuca, se conjuró este peligro en Andalucía no gracias a ella,
sino porque el mensaje de los de Pablo no termina de calar aquí, porque aún no
se han dado cuenta que hay un régimen con un poder ilimitado de casi 40 años a
través del Boja, de los presupuestos y de las Consejerías. Los esfuerzos de
Teresa y su grupo no sumarán más diputados y concejales mientras no se den
cuenta que en Andalucía su enemigo no es el PP, es el PSOE de aquí, el de toda
la vida. Mientras no rompan los hilos de la tupida tela tejida en Andalucía la araña
siempre los terminará devorando a todos.
Con eso juega ella aquí, sabedora de que las huestes de Pedro huelen a
muerto desde las segundas generales. Y llevan cabalgando descabezados desde que
hizo trampas para autoelegirse de candidato y asegurarse unos meses de nómina más
antes de irse al paro. La sombra del susanato es larga, tan larga que se
quitó de en medio a dos expresidentes, al todopoderoso Chaves y al triste de
Griñán. Ahora le toca el turno a Pedro que pasará a la historia como el
breve tras el paso del ciclón de Triana a la política nacional. Nunca antes
alguien sin haber hecho nada llegó tan lejos en el PSOE.
El mensaje del susanato es el mensaje de la nada, del populismo
trianero, de la imagen de una dolorosa que habita en San Telmo. La esposa del
tieso, que desprecia a los trabajadores mileurista en Andalucía, tiene ya las
llaves de Ferraz y no está dispuesta a esperar el desahucio para ocupar la
secretaría general. Y tiene preparado hasta al consorte para ocupar la capital
con todo Triana en las venas. El Ave está ya en Santa Justa esperando a la
corte de Susana para llenar Ferraz de tiempos andaluces y tiempos de socialismo
del sur.
El susanato tiene una cualidad, la espera –que no es ese pueblo de
Cádiz– sino una forma de dejar caer a un secretario general. Las cuentas de
muchos fallaron cuando el delfín Madina probó el néctar de la derrota y
encumbraron a un Pedro que va por libre, que no rinde cuentas ante nadie y que
defenestró a un secretario de Madrid sin inmutarse como aviso a los demás. Le
da igual que los otros pierdan mientras él gane, le da igual que los otros se
vayan mientras él gane, le da igual no tener comunidades ni ayuntamientos
mientras él gane.
Los barones lo tienen claro. Este viene a liquidar los cien años de
socialismo con tal de salvarse él solo, con tal de ser el primogénito, con tal
de ser el segundo del parlamento. Y mientras él gobierne en Ferraz que cada
palo aguante su vela, que cada noble aguante su escudo y defienda su castillo
como pueda que él lo va a dejar solo, que él lo va a abandonar siempre a su
suerte. En Galicia tomaron ya nota cuando metió mano en las listas y provocó un
cisma. Entonces los nobles decidieron deponer a Pedro y nombrar heredero.
Recordaron el pacto de los toros de Guisando cuando miraron al Sur, cuando
Susana se ofreció a liderar la revuelta, a salvarlos del sanchismo a todos.
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