domingo, 28 de agosto de 2016

Vosotros, los cobardes españoles


Artículo de Rafa G. García de Cosío

Todos deberíamos volver a leer el legendario artículo del escritor alemán Henryk M. Broder titulado Ihr feigen Deutschen! (Cobardes alemanes o Vosotros, los cobardes alemanes) y publicado en el diario Die Welt el 8 de mayo de 2011. Hace algo más de cinco años, este intelectual germano lanzaba una espeluznante crítica a sus paisanos tras las reacciones benevolentes de los medios de comunicación con Osama Bin Laden con motivo del asesinato del entonces considerado líder de Al Qaeda. 

Deberíamos leerlo, si no enmarcarlo, porque nos ayudaría a entender muchas de las cosas que han sucedido en los últimos meses en Europa, y en especial durante la cadena de atentados en Alemania en el mes de julio. Pero también deberíamos leerlo con especial atención en España porque nos ayudaría a analizar nuestra propia actitud ante terroristas como Arnaldo Otegi; aunque de ello hablaré más tarde. Me gustaría poder traducir y publicar aquí el artículo entero en español, pero lamentablemente carezco del tiempo necesario. Aún así, publicaré algunos extractos interesantes.

Broder comienza echando en cara a los alemanes sus interminables complejos con la historia nazi. El nacionalsocialismo, arguye, habría inoculado en la mentalidad teutona un pacifismo que en realidad no es tal, sino más bien una apacibilidad a modo de excusa para no complicarse mucho la vida. Broder reprochaba a sus compatriotas que se fueran a la cama ''citando a Carl von Ossietzky y levantándose pensando en Mahatma Gandhi''. Concientes de la penitencia con la que cargan desde 1945, el autor creía que los vagos alemanes se servían de su supuesto pacifismo para no actuar ni sufrir nuevas consecuencias.

Sin embargo, Broder sacaba a la luz la gran paradoja del pueblo alemán, un pueblo que en realidad se balancea entre dos extremos, pues lo mismo hoy condena (condenaba) el asesinato de un hombre desarmado como Osama Bin Laden -estaba viendo la tele cuando le pegaron un tiro en la frente- que mañana se organizaba en una Bürgerinitiative (Iniciativas ciudadanas famosas en Alemania por querer tomar la justicia por su propia cuenta amenazando a la misma policía) si un violador era liberado en un pueblecito sin garantías de vigilancia o seguimiento por parte de las autoridades, poniendo así en peligro la calidad de vida de los pueblerinos. Un pueblo que margina el recuerdo de los casi 1000 ciudadanos de la Alemania comunista muertos en su intento de cruzar el muro a la Alemania occidental, pero que al mismo tiempo se lleva las manos a la cabeza con una ola de indignación tras la muerte de un padre de familia -cerebro de los atentados del 11-S- oculto en Pakistán.


LA INTELLIGENTSIA ALEMANA

El autor Broder, nacido en Polonia de padres judíos que sobrevivieron a los campos de exterminio nazis, o sea, nada sospechoso de zumbado derechista, hacía un esfuerzo recopilatorio de declaraciones públicas de figuras mediáticas y políticas los días inmediatamente posteriores a la operación contra Bin Laden. Recordó las palabras del presentador de la cadena WDR Jörg Schönenborn, quien el día D se preguntó ''qué tipo de país celebra una ejecución de esta manera?'', tras anunciar que la felicidad de ese día ''no se debía a una vacuna descubierta contra el sida o una receta para la paz, sino a la muerte de un cabeza de familia''. 

Broder criticó también con dureza que la Comisión de Consejo de Paz del Parlamento alemán publicara una nota en la que condenaba las celebraciones por la muerte de Bin Laden al rebajar a sus protagonistas al nivel de los terroristas. A Schönenborn y a la comisión de Marras, el intelectual Henryk M. Broder recordó que los 16 estados de la República Federal de Alemania tienen una ley que permite el denominado ''finalen Rettungsschuss'' o disparo de rescate final, la acción por la que la policía puede abatir a un delincuente en casos de peligro inminente. Todos lo hemos visto este verano con el derribo del atacante afgano en el tren de Würzburg, o con el abatimiento del pistolero adolescente en Munich. Esta vez, en 2016, ningún intelectual alemán se ha atrevido a cuestionar las muertes de estos terroristas. Porque el terrorista no estaba en un desierto a 10.000 kilómetros, sino en este dörfliche Idyll, este idilio pueblerino que es Alemania, y por extensión toda Europa.


LA ESTUPIDEZ HISPANA

Entre burkinis, pactos PP-Ciudadanos y Olimpiadas, un tema de extrema importancia ha recorrido de puntillas las noticias de los medios de comunicación españoles; aunque, de haber ocupado las portadas, en tiempos de chiringuito y playa tampoco habría llegado muy lejos: la candidatura de Arnaldo Otegi a lendakari.

Este viernes, según la prensa española, ''un centenar de personalidades'', entre los que se encuentran el destacado terrorista norirlandés Gerry Adams o la exconsejera socialista vasca Gemma Zabaleta, han firmado un documento (para Euskal Herria y el mundo, reza el preámbulo) por el derecho de Arnaldo 'Mandela' Otegi de presentarse a las elecciones de País Vasco en septiembre. Y, perdónenme si es que mi autoexilio en Alemania me priva de informaciones de que ustedes disponen, pero no veo gran resistencia de la sociedad y la prensa o una clara determinación política por anatematizar al secuestrador y exlíder de la ilegalizada Batasuna Arnaldo Otegi. Es más, uno solo blanqueo de su figura con entrevistas como la del Follonero, perdón, don Jordi Évole, hace algunos meses. Somos capaces de movilizar a 20.000 béticos para protestar contra el descenso, o a 50.000 en la puerta del sol a izar banderas republicanas, pero no para pedir el respeto a las leyes contra aquellos que no hace mucho mataban indiscriminadamente.

Como hace cinco años criticaba Henryk M. Broder, en realidad el espíritu de Ermua (cerco a sedes de Batasuna y manifestaciones multitudinarias contra ETA) murió hace tiempo en España. La gente se ha acostumbrado a esta paz y la ha aceptado. Muchos en la izquierda por ese pacto tácito entre el progresismo nacional y los separatismos (cuyo primer objetivo, paradójicamente, es romper con la igualdad -divino tesoro izquierdista- entre los ciudadanos de los distintos territorios); y muchos en la derecha, como los alemanes, por un complejo quizá histórico de represión durante la dictadura franquista. En cualquier caso, esta paz por la que se deshabilita a Otegi ahora pero quizá no en unas prontas elecciones anticipadas (2017?) es parte del teatro político que poco a poco se acerca a la tragedia. Y es una paz que viene bien a muchos: a los políticos porque saben que no van a estar amenazados, y a los ciudadanos del idilio pueblerino, por tres cuartos de lo mismo. Ihr feigen Spanier!


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