Artículo de Paco Romero
“Podemos va a solicitar en el Parlamento Andaluz 'más educación física
escolar para combatir la obesidad', cuando hace nada luchaba por un plan de
apertura estival de los comedores escolares para acabar con la desnutrición
infantil”
La política es el arte de vender imposibles a todos (y a todas), tanto a los que se creen
muy listos como a los que aparentan su imbecilidad, valga la redundancia.
Los vendedores de crecepelo poseían el sabio y dudoso
honor de visitar el poblado cada dos lustros para embaucar a los desmemoriados
incautos con las bondades de su mejunje; algunos políticos, ni eso: se trata de
caraduras profesionales que te venden por la mañana el inocuo brebaje curatodo
para antes del anochecer endilgarte la pócima de moda en forma de cianuro
para el café.
El último cónclave socialista del pasado sábado ha tenido la
extrema virtud de aprobar tres mociones, tres, tan elocuentes como dispares
entre sí: 1ª) votar no a Rajoy y al PP, 2ª) desechar una alternativa con los
podemitas, y 3ª) evitar a toda costa una
repetición de las elecciones.
Como anhelo de títeres inconsistentes y frívolos está bien
pero la simple lógica y el sentido común apuntan a que no pueden darse las tres
pretensiones a la vez.
Parece claro, pues, que por algún lado tendrá que romperse
la cada vez más frágil y deshilachada cuerda, objeto del tira y afloja.
Mientras el progre Kichi se ha hecho acompañar de
musulmanes -que no de musulmanas- alrededor de manjares en el fin del Ramadán.
Sí, el mismo alcalde que criticaba, seguro que no sin razón, la política de enchufismo
del anterior consistorio para, con ocasión de los “Cursos de Verano de la
Universidad de Cádiz”, atestar de ponentes podemitas los seis cursos
municipales programados.
Llama igualmente la atención que, justo mañana, Podemos vaya
a solicitar en el Parlamento Andaluz “más educación física escolar para
combatir la obesidad”, cuando hace nada luchaba por un plan de apertura estival
de los comedores escolares con el fin de acabar con la desnutrición infantil.
O esto era una infamia -que lo era- o en el plan se han excedido sobremanera.
Para colmo, el último “Bienvenido Mr. Marshall” a lo
sevillano -en cinemascope y a todo color- que se ha marcado el inquilino
progre de la Casa Blanca, contrasta con la fascinación mostrada por un tal Pablo
Manuel Iglesias puesto de hinojos ante el máximo factótum de la superpotencia
mundial, hasta el punto de entrevistarse con él durante tres interminables
minutos en la Base de Torrejón -¡manda huevos!-, el mismo paraje en el que,
junto a los suyos, se manifiesta los días impares asido, en primera línea, a la
emblemática pancarta “OTAN NO, BASES FUERA”.
Al plato y a las tajadas, en misa y repicando, nadando y
guardando la ropa... Imposibilidades todas que el Refranero Castellano atesora a
mayor gloria de nuestros representantes políticos, orgullosos de andar por
la vida pública embaucando a destajo a esa pobre hente que tan bien
mamado tiene que teta y sopa no caben en la boca.
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