Artículo de Paco Romero
“Se ha pasado del 'lo ha dicho la tele' al 'lo he visto en Internet',
como si en esos lugares, antes y ahora, estuviera resumido todo el saber, la
verdad absoluta, desde Séneca a nuestros días”
Se dice que las verdades a medias son mentiras completas:
declaraciones engañosas que incluyen algún elemento de verdad. Si las mismas se
producen en los entresijos de la red de redes, apaga y vámonos.
Para los no iniciados, como es mi caso, un titular semejante
hallado en cualquier red social invita a desecharla y pasar a la siguiente
referencia, sin embargo llamó mi atención lo prolijo de la información: tamaña
meticulosidad invitaba a pensar que no se trataba, precisamente, de los
habituales trolls que pululan por las redes… y es que, fuera quien fuera el
autor del estudio, “se lo había trabajado”.
Conviene saber de antemano que, en el lenguaje de Internet,
un "bot", o "robot web", es un tipo de programa malicioso
que permite a un atacante tomar el control de un equipo infectado, mientras que
un troll -wikipedia
mediante- “describe a una persona que publica mensajes provocadores,
irrelevantes en una comunidad en línea, como puede ser un foro de discusión,
sala de chat, comentarios de blog, o similar, con la principal intención de
molestar o provocar una respuesta emocional negativa en los usuarios y
lectores”.
El objetivo del blog Bots de Twiter no es otro que conseguir
que las redes de perfiles falsos denunciadas se vean obligadas a borrar
las cuentas o bien que sean suspendidas por @TwitterSpain, quien se
queja amargamente de que “lo deseable
sería que cuando se denuncian redes de cuentas dedicadas al spam
político los responsables de la red social actuasen suspendiendo las
cuentas falsas, y sancionando a los responsables”, algo de lo que continúa pasando
@TwitterSpain.
Valga este concienzudo estudio sobre las malas prácticas
para vislumbrar el inframundo de las redes sociales, esa “enciclopedia de
bolsillo” que creemos llevar en nuestras manos, a la que otorgamos toda la
fuerza de la verdad y que, mal usada o peor entendida, es un arma letal
aniquiladora de conciencias, un comecoco en manos de intereses muchas
veces indeseables.
Y como mal menor felicitémonos porque los causantes de este
desaguisado no hayan recibido un euro de las administraciones públicas a cuenta
de servicios simulados como parece el caso que el juez Eloy Velasco viene
investigando en Madrid a remolque de la operación Púnica: según la UCO las
facturas, abonadas con dinero público para adquirir supuestos informes de
asesoramiento sobre redes sociales, pagarían en realidad campañas en la Red
hechas por anticipado para el PP. Los trabajos habrían consistido en mejorar, a
través de Internet, la imagen de los candidatos populares con noticias
positivas en una serie de diarios digitales de escasa implantación que luego se
amplificaban en las redes sociales.
Adictos a las redes, exprimida nuestra libertad, para
defender de forma incontestable cualquier aserto, se ha pasado del “lo ha dicho
la tele” al “lo he visto en Internet”, como si en esos lugares, antes y ahora,
estuviera resumido todo el saber, la verdad absoluta, desde Séneca a nuestros
días.
En nuestras manos, mejor, en nuestra materia gris, sigue
estando defendernos del atropello. Ejercitémosla.
Cada vez se nota más la distancia entre twitter y la realidad. Podemos lo experimentó: teniendo el control de los "trending topics" perdió un millón de votos. Las redes sociales no representan la realidad necesariamente.
ResponderEliminarUn saludo e interesante artículo.