Artículo de Rafa G. García Cosío
Se imaginan ustedes un periódico en Inglaterra
llamado The Truth? O en Francia alguno con el nombre de La Verité?
Pueden imaginarse un diario alemán llamado Die Wahrheit? No, no los hay,
que yo sepa. Y sin embargo, en España, tenemos uno llamado La Verdad, con
sede en Murcia. No es intención mía en este artículo hablar del marrón que se
está comiendo el presidente murciano estos días, pero sí de una gran obsesión
de los españoles: la de la verdad.
No es un tanto pretencioso llamar a tu periódico La
Verdad? Como si el resto de lo que leyeras fuera mentira? Somos los españoles
un pueblo en permanente indefinición de lo que entendemos por verdad. O, si lo
prefieren, invadido por los estereotipos. Por las ideas preconcebidas. Si
exceptuamos la Comunidad Valenciana, donde desde hace dos décadas el PP es el
partido más votado, el mapa político español de hoy se parece mucho al de
comienzos del siglo XIX: un norte conservador, un sur entre socialista y
anarquista, y un este entre regionalista y republicano.
Quién fue? Quiero recordar que fue Amando de
Miguel quien dijo que el español, cuando vota, vota a los suyos,
independientemente de lo que roben o hagan, porque son los suyos, y es
perdonable. Como un penalti fallado en una final. Pero esto tiene su base en
que la verdad es relativizada continuamente. El autor que más recuerda esto,
sin duda, es Hermann Tertsch, quien repite hasta la sociedad que la mentira lo
ha invadido todo en España. Es cierto. Ha ahogado hasta las voces que intentan
denunciar esa invasión.
Una barca se desliza sin rumbo por unos
rápidos a 20 kilómetros por hora, y a 100 metros caerá por una catarata de 250
metros de altitud. Esta sería una descripción metafórica de un hecho
cualquiera. Mentir sería decir que la barca no va a caer, sino que un ángel va
a rescatarla justo antes de precipitarse por la cascada. Pero hoy eso es muy
difícil. Ningún medio lo hace (sopena de ser multado). El método al que acuden
los medios de hoy en día es al del silencio o a las medias verdades, directamente.
Por ejemplo, ocultar que esa cascada no existía antes (algún político bombardeó
la montaña) o que el agua, en realidad, es lava, por lo que la barca podría
incluso desaparecer antes de llegar al filo de la catarata.
Los medios de hoy en día, aprovechándose de
una falta de análisis debida a la comodidad de las nuevas tecnologías y al
estrés diario, dirían que una barca se dirige al oeste al este, darían datos de
los pasajeros que en ella navegan, ofrecerían detalles sobre el tipo de
hipotecas de sus náufragos y sobre la maldad del constructor de dicha barca.
Pero ocultarían que a 100 metros hay una catarata. O dirían que hay una
catarata, pero no desvelarían el nombre del constructor de la barca, porque
éste paga por publicitarse en dichos medios.
Estos detalles son cosas que el espectador,
por regla general, no se para a meditar.
El 28 de marzo de 2011, el periódico alemán
izquierdista Frankfurter Rundschau llevó a la portada de su edición
impresa la noticia ''Stopp für Schulden'' (frenazo a las deudas), en la que se
relataba el resultado de la celebración de un referendum en el estado federal
de Hessen (capital Wiesbaden, ciudad más grande Frankfurt) según el cual hasta
un 68% de los ciudadanos de Frankfurt (384 de 461 distritos) se pronunciaron a
favor de poner techo al endeudamiento. Se dan cuenta de lo que significa esto?
Han leído ustedes esta noticia, o la han visto comentada en algún medio español
en los últimos cinco años? A que no? Pues no. En los últimos años,lo único a lo
que hemos asistido es a la machucadura de la noticia del techo de déficit
pactado supuestamente de manera ilegítima entre PSOE y PP en septiembre de
2011. Cómo hemos perdido tanto tiempo mirándonos el ombligo en España ante una
medida tan necesaria, cuando los racionales votantes alemanes (primer país en
acogida de inmigrantes y refugiados en Europa, no lo olvidemos nunca) votan a
favor de ello?
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