Artículo de Mara Mago
Cuando Rajoy caiga, -que caerá-, se lo tendrá muy, pero que
muy merecido. Antes, él ha dejado caer ¡a tantos! y ¡tantas esperanzas!
Cuando Rajoy caiga, más pronto que tarde, apenas le quedará
nadie cerca que lamente su caída, que será indigna, como su actitud en la mayor
parte de su muy decepcionante mandato. Inimaginable que el PSOE le conceda
similar honor que él otorgó a ZP.
Cuando Rajoy caiga, los suyos, sobre todo, resoplarán
aliviados del peso que se les ha quitado de encima. Por fin se habrán librado
de la losa pétrea que asfixia al partido con más respaldo popular en los
últimos 15 años, pero con menos poder real y efectivo. Y, sobre todo, con menos
perspicacia para ejercerlo. No saben que será el principio del fin.
Cuando Rajoy caiga todo estará preparado para un nuevo
asalto a Moncloa -si es que alguna vez
la perdieron- por parte de quienes, en la práctica, mangonean este país desde
hace 50 años, estén instalados físicamente dentro o fuera del poder. Da igual
su salida temporal. Siempre tienen peones dentro, estratégicamente situados en
todos los resortes.
Los adelantados que, viniendo del pastoreo extensivo en el
régimen anterior, transhumaron al actual y,
encaramándose a sus almenas, se hicieron con la fortaleza, convirtiéndola
en inexpugnable para cualquier otro aspirante a la corona del reino, han
amañado, otra vez el futuro, a su acomodo y beneficio.
La Democracia, la Libertad y la Justicia quedan preciosas en
los discursos. Pero no son reales. En España, al menos, son “cuentos de la
lechera” que nos narran los capataces
del cortijo para tenernos entretenidos, confiados y cuidando del rebaño,
siendo nosotros rebaño mismo.
Seguro que todos los que a este medio de información,
formación y opinión acuden conocen a alguno de esos aventajados superhombres -y
mujeres- que mueven los hilos y azuzan a los perros cada vez que tocan a
rebato.
Ahora han tocado la campana. La consigna está dada. Y todos
sus vasallos han sacado a relucir los timbales. La Judicatura, la Policía, la
Prensa, la Oposición, la Economía… Todos
prestos y al ataque.
Debe ser cierto que son muy favorables las encuestas para
Rajoy y el Partido Popular para que hayan tenido que crear un Consorcio
Internacional de Periodistas -ja, ja, ja, ja, perdonen que me ría-. Esto es,
salvando las distancias, como cuando los etarras montaron su propio tribunal
internacional para la bendición del proceso de paz -pagado con el dinero de
todos los contribuyentes, incluidas sus víctimas-. Ellos se lo guisan, ellos se
lo comen. Todos pagamos. Muy de izquierdas.
Con lo de Panamá, lo mismo, ellos cuentan lo que quieren,
cuándo quieren, cómo quieren y de quien quieren. Los paganinis, los de siempre.
Y, después, por si no es evidente a quien señala el dedo acusador, a quien hay
que quemar en la hoguera -que el vulgo es muy torpe-, ahí está El Oráculo,
editorial tras editorial, para indicar el camino.
Expectante espero el momento en que uno de los “panameños”
tenga etiqueta de izquierda. Lo de Almodóvar no cuenta. Es víctima colateral
disuasoria. Intrigadísima estoy por conocer, dado el caso, la reacción de
quienes mantienen al populacho al Rojo Vivo, ardiendo con los papeles de
Roures, digo, perdón, de Soria. Muy preocupada
por la implicación impudorosa y
coordinada, una vez más, de jueces, policías y periodistas en el fango de la
política de bajos fondos. Y pendiente, muy pendiente, de la incertidumbre que
aqueja al padre de la democracia mediática,
quien lleva una semana pontificando en su País sobre la necesidad de
regeneración en el PP, “sin Rajoy”.
La lluvia en Sevilla
es una maravilla
La feria de Sevilla suele ser cada año escenario para opacar
la tramoya que ocultan las candilejas. Uno de los actores principales en la
edición 2016 ha sido Pedro Sánchez. Sánchez de paseo por el ferial con
proscritos del socialismo andaluz reinante. Sánchez recibiendo otra patada en
la espinilla de Susana, al tiempo que lo besa con displicencia. Sánchez tomando
finos con Teresa en la caseta de los famelis.
Sánchez anunciando que visitará los patios de Córdoba en Mayo como presidente… Mucho
Sánchez.
La otra actora
principal, y disculpe que la mencione en segundo lugar, fue -¡cómo no!- la
reina del baile andaluz. Susana y su niño al cinto, intentando imitar a
Bescansa en su rol de mujer-madre en el Congreso. Aunque a la trianera, dadas
las populacheras maneras que la
adornan, le quedó el papel en versión
gitana pedigüeña venida arriba.
Ahí no quedó la cosa. Al día siguiente, Susana fue
inmortalizada en el ferial muy sonriente
junto a Luis Pineda, el presidente de Ausbanc atrapado en su propia avaricia. O
no. Ya veremos en qué queda esta trampa tendida a Manos Limpias, desde las más
altas instancias del Estado, en pago de los servicios prestados contra la
Corona.
Aprovechando los focos y la algarabía del ferial sevillano,
en Granada, la Policía se montó un
estreno de cine con el alcalde y, sin trailer previo, se visionó en todas las
televisiones y medios del país en las horas de mayor audiencia. ¡Éxito
asegurado!
Las cloacas están
revueltas
Las cloacas del Estado andan removidas. Sus hacedores están
empeñados en que el hedor se expanda y aprovechan que hay corriente en su
dirección preferida. Algo decisivo está ocurriendo entre bambalinas, mientras
nos entretienen con detenciones espectaculares y papeles de Panamá.
Por cierto, otra vez un caso de “Papeles Ficticios”. Como los
de Bárcenas. Que no se sabe -o, sí- de
dónde vienen, quién los filtra, cómo, quién los financia, cuál es el coste, a cambio de qué se paga, con qué
objetivo, qué dicen, por qué se publican en fases, quién maneja los tiempos. En
suma, habría que cuestionarse si realmente existen, porque lo del consorcio
internacional de información periodística es patraña intragable.
A estas alturas de descreimiento generalizado del personal,
intentar vendernos batallitas sobre intrépidos e incorruptibles periodistas
que, como sabuesos fieles a la verdad, obtienen información extraconfidencial,
comprometidísima y sin cuyo olfato, riesgo y buen oficio nunca se habría
obtenido… Bueno… Perdonen que sonría de nuevo.
Quienes asistimos con los ojos abiertos, los oídos alerta y
el corazón compungido a la canallada
diabólica del 11 M, el drama
intermitente del terrorismo etarra o la chirigota del 15 M, entre otras
estrategias recientes de acoso y derribo orquestadas desde el lado más turbio
del poder, contemplamos ahora esta estratagema del consorcio internacional del
periodismo puro con cierta sorna. Aunque sin menospreciar sus consecuencias.
Nunca debemos minusvalorar al enemigo. Su fuerza radica en que no se rinde
nunca.
No obstante, vuelvo al principio, Rajoy, como antes Aznar, y
antes todos los líderes que algo han sido en el partido de la Derecha española
en los últimos 40 años, será el máximo
responsable de haber lastrado, una vez
más, el futuro de un Partido Conservador, para nada Liberal, en este país de
instinto autodestructivo recurrente. Por traicionar a los suyos y sus valores, por desdeñar la confianza de
quienes sin ser de los suyos le dieron una oportunidad única, por no limpiar la
podredumbre que corroe el sistema desde la base, por dejarse filtrar los
Cuerpos Policiales, por dejarse controlar la Justicia, por dejarse fisgonear en
la Agencia Tributaria, por dejarse dirigir desde los medios intoxicadores de la
Oposición. Por no ser capaces, siquiera, de elaborar un relato histórico que
haga posible un futuro en paz, dejándose embaucar por la memoria histérica de
quienes quieren anclarnos en el pasado.
En suma, por no haber tenido el arrojo de cumplir el mandato otorgado por la
mayoría más absoluta concedida por el pueblo español al Partido Popular. En
suma, pareciera, que, en realidad, Rajoy ha sido puesto en la presidencia del
Gobierno para allanarle el camino a la socialdemocracia que retornará
triunfante, oficialmente, tras su rotunda caída.
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