Artículo de Paco Romero
“Entre la trama y la urdimbre de sus planteamientos, vía ignorancia
evidente, se vislumbran sus verdaderas intenciones”
“¿Seguimos poniendo la otra mejilla?”
Instalados en plena Cuaresma, en medio de una bacanal irredenta
que traspasa ya sin sorpresas los límites temporales del carnaval y, lo que es
inaceptable, los morales de la ofensa gratuita, hemos sobrellevado estoicamente
cómo los dos partidos que sostienen a Juan Espadas en la alcaldía de Sevilla, hicieron
públicas sus ofensivas mociones contra la Iglesia y la Semana Santa, y que,
finalmente, presentaron al Pleno municipal.
Izquierda Unida y Participa-Sevilla, mientras se guarecían
en una falsa tutela del laicismo, citando genérica y estúpidamente en su
discurso a “cualquier confesión”, realizaban el acto de presentación a las puertas
del Palacio Arzobispal de Sevilla y con referencias exclusivas a la Conferencia
Episcopal. ¿Por qué no en el zaguán de una mezquita?
Las mociones, debatidas el viernes entre las soflamas de cientos
de ciudadanos que indignados -sí, indignados, ¿les suena?- se dieron cita a las
puertas del consistorio, convocados por las redes sociales -sí, por las redes
sociales, ¿les suena también?- incidían en cinco puntos básicos, cuatro de
ellos finalmente rechazados por el Pleno:
1º) “Ninguna autoridad pública participará, en calidad de
tal, en actos de naturaleza religiosa”.
2º) “Los representantes eclesiásticos de cualquier confesión
no serán invitados a los actos civiles ni se los considerará como autoridad
pública”.
3º) “Se promoverá un callejero laico y aconfesional”.
4º) “En períodos electorales y salvo que no haya
alternativa, sólo facilitará colegios o locales no confesionales y libres de
simbología religiosa”.
Entre la trama y la urdimbre de sus planteamientos, vía
ignorancia evidente, se vislumbran sus verdaderas intenciones, pues parece
claro que la “negación de invitación a actos civiles” y su “no consideración
como autoridad pública”, solo puede ceñirse a los de las iglesias cristianas,
únicas capacitadas, que se sepa, para nombrar “representantes eclesiásticos”.
Ya en el pleno, a resultas de la concentración y,
probablemente, del delito de discriminación previsto en el artículo 510 del
Código Penal, el portavoz municipal de IU, Daniel González, con su ya peculiar
pasito atrás, negó que la moción pretendiera “retirar la rotulación con la que
cuentan las calles dedicadas a las vírgenes, cristos o santos de la Iglesia
católica”, lo que invita a plantearnos al resto de los mortales cómo entender
la frase “se promoverá un callejero laico y aconfesional”.
Por otro lado, la prohibición de participación de cualquier
autoridad pública en actos de naturaleza religiosa junto a los ciudadanos, no
tiene su correlato con otros tipos de manifestaciones… llamémosles más mundanas.
La rotundidad con la que el propio PSOE, junto a PP y C’s,
rechazó las cuatro rancias iniciativas al más puro “estilo años treinta”, contrasta
con el inesperado guiño que acabó apoyando otra moción a favor de las personas
investigadas por la “procesión del coño insumiso” del primero de mayo de 2014
por el Arco de la Macarena (sin “querer ofender”, eso sí), en la que se
requiere: de la acusación, que retire la denuncia; de la Fiscalía, que retire
la acusación, y de la juez, que archive la causa, convirtiendo una ofensa a los
sentimientos religiosos en un ataque a la libertad de expresión.
Un ejemplo más de cómo defienden la independencia de poderes
estos patéticos filibusteros que viven de ofender gratuitamente los
sentimientos de quiénes no coinciden con sus ideologías, pensamientos o creencias.
¿Seguimos poniendo la otra mejilla?
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