Artículo de Eduardo Maestre
El pasado 19 de marzo, Pablo Iglesias acudió a primera hora de la tarde a un centro de salud de Arganda del Rey, en Madrid, porque se sintió mal. Tenía un cólico nefrítico. Antes de las 10 de la noche le dieron el alta y tuiteó este texto: “Cuando te atienden en un hospital público, te sientes orgulloso de tu país. Ya de alta gracias a unos maravillosos profesionales sanitarios”. Sólo por el hecho de haber podido publicar este tuit, era evidente que se sentía mejor; porque un cólico nefrítico es una cosa muy mala: doy fe de ello!
Pero además de ser una experiencia muy dolorosa, un cólico nefrítico -que no es otra cosa que el esfuerzo salvaje que hace el cuerpo para expulsar un objeto extraño que se ha ido formando en los riñones y que en su diáspora a través del estrechísimo uréter va clavando sus aristas minerales, rasgando el tejido e hiriendo como un estilete al afectado, y que también se conoce como Dios mío, quiero morirme!- es, a juicio de algunos médicos y pacientes, una llamada de atención emocional, un mensaje cifrado; podríamos decir que es una carta certificada y urgente a nombre del que lo sufre.
El Doctor Hamer
No sé si ustedes han oído hablar del doctor Hamer, un célebre médico alemán -pese a estar inhabilitado para la práctica de la Medicina en su propio país. Durante una fiesta en un yate, un príncipe italiano en el exilio, Víctor Manuel de Saboya, disparó dos veces –aún no se sabe bien por qué- contra alguien que dormía en un barco cercano, hiriéndolo de gravedad. El herido, que a consecuencia del desgraciado incidente murió cuatro meses después en un hospital, era nada menos que el hijo de 19 años del doctor Hamer, quien, pese a denunciar de todos los modos posibles al aristócrata homicida, no consiguió nunca llevarlo a la cárcel. Las estrechas relaciones entre el príncipe, la clase política alemana y la Justicia fueron desviando el asunto hasta que el aristócrata quedó absuelto. La Justicia alemana, aunque no tanto como la española, deja también a veces mucho que desear!
Al doctor Hamer le apareció, cuatro meses después de la terrible muerte de su hijo, un cáncer de testículos. Y su mujer, quien era también una médico eminente, tras sufrir numerosos y repentinos cánceres acabó muriendo de un infarto agudo. Terrible historia de la que, sin embargo, el médico extrajo varias conclusiones: que el cáncer aparece tras un choque emocional o una serie de conflictos no resueltos por la persona. Y que cada conflicto lleva asociada una zona del cuerpo en la que aparece el cáncer. Pero Hamer fue más allá: no sólo las afecciones cancerígenas se deben a cuestiones de conflictos no resueltos, sino todas las enfermedades.
Por qué aparece un cólico, según Hamer?
Sería tan prolijo hablar aquí del asunto, y -debo reconocerlo- tan discutible y polémico, que me limitaré a exponer qué piensan sobre la aparición de un cólico nefrítico Hamer y la legión de médicos seguidores de esta nueva práctica médica en todo el mundo. Por descontado, una piedra se forma por la acumulación y sedimentación de distintos minerales que el riñón no logra disolver en la orina! Pero por qué no los disuelve en algunas ocasiones, y en otras sí?
Transcribo aquí las causas que, según lo que se conoce como Nueva Medicina Germánica, son las responsables de la aparición de una piedra en el riñón y que disparan, además, la orden de expulsión de la misma:
1) Desposesión material. Alejamiento de algo muy deseado.
2) Destrucción de la propia creación.
3) Demarcación de territorio: no encontrar el propio lugar dentro de él.
4) Conflicto con algo sucio; por ejemplo: sentirse manchado por la actitud inmoral de un compañero.
Según las tesis de Hamer, el conflicto que es capaz de hacer que aparezca una piedra en el riñón con su subsiguiente cólico suele estar asociado con alguna de estas situaciones: uno siente que le ha sido arrebatado algo muy querido, o que algo o alguien ha destruido su obra. Aunque también se asocia con la sensación de que de repente se mueve el suelo que pisa; es decir: que a uno le están segando la yerba bajo los pies. De igual modo, uno puede sentirse angustiado o avergonzado por la actitud inmoral o impresentable de alguien muy cercano a él y con el que se le asocia.
Todo esto es más complejo de lo que acabo de explicar: se pasa por varias fases hasta que se desencadena el proceso de curación; un proceso que, para Hamer, coincide con el desencadenamiento de la enfermedad. Un resfriado de los de aúpa, según la Nueva Medicina Germánica, sería la manifestación externa de la resolución de un conflicto, y no forzosamente de un conflicto menor! Y así hasta llegar al más agresivo de los carcinomas.
Uno puede creer a pies juntillas en esto o incluirlo dentro del divertido universo de lo esotérico. Mi opinión personal, y tras ser protagonista unas veces -y observador externo otras muchas más- de enfermedades, afecciones y padecimientos, es que parece haber alguna relación simbólica entre determinados males físicos y la situación de conflicto en la que el afectado lleva viviendo prolongadamente. No me cabe duda. Ahora bien: de ahí a establecer la tabla de relaciones que establece Hamer entre detalles ínfimos y asuntos personales… En eso no estoy de acuerdo; hay conclusiones que me resultan rebuscadas, traídas por los pelos, llevadas al extremo. Si alguno de ustedes se molesta en buscar en internet y se ilustra acerca del asunto, comprenderá a qué extremos me refiero.
El cólico nefrítico de Pablo Iglesias
Dicho lo cual, y volviendo al cólico nefrítico que sufrió repentinamente Pablo Iglesias el 19 de marzo pasado, deben reconocer ustedes que la realidad que envuelve al autoritario líder de Podemos desde hace unos meses coincide, cuatro de cuatro, con la lista de conflictos que describen Hamer y los suyos! Veamos:
1) Alejamiento de algo muy deseado.
Antes de las elecciones generales del 20 de diciembre, las encuestas daban a Podemos unas cifras de éxito impensables en España para un partido de extrema izquierda hacía tan sólo dos años! Consumir mucho opio acaba llevando, indefectiblemente, en creer que el entorno es lo que uno ha visto a través de la neblina del humo de su pipa, y Pablo Iglesias, en su fuero interno, en su intimidad más resguardada de los platós y los micrófonos, ha fumado el opio de la vanidad, y por ello albergaba la secreta convicción de alcanzar un número de escaños no inferior al 30 ó al 33% de la Cámara. La realidad, siendo muy sorprendente para los que no comprendemos que alguien pueda confiar su voto a un leninista y comunista confeso, fue muy otra: Podemos consiguió sólo 42 escaños, y de no haberse sumado a los separatistas valencianos, catalanes y gallegos, jamás habría llegado a los 69 con los que, para según qué cosas, puede contar.
Con estas cifras y ante el panorama socialdemócrata que domina el Congreso, Iglesias poco pudo hacer, salvo dar unas ruedas de prensa intensas y plagadas de titulares asombrosos. Con las semanas y los meses, al bolivariano financiado por el Estado criminal de Irán se le ha ido alejando la posibilidad de ser Presidente o Vicepresidente, amén de constatar que los Ministerios más importantes para meter en cintura a los que él ve como súbditos se le escaparon también. Sus sueños húmedos, así como sus ínfulas autoritarias se alejaron de él, batiendo las alas del adiós.
2. Destrucción de la propia creación.
Pero no acaba ahí la cosa, sino que lo que a mi juicio es la creación personal de un inquieto e inteligente aristócrata universitario como Iglesias comenzó a resquebrajarse por los pies de barro que la sostenían. La primera fractura, sonora y escandalosa, fue el bofetón administrativo que se llevaron sus socios de las mareas, los compromisos y los adacolaus, que se habían creído la falacia que el complutense les contó: eso de que, una vez entraran en el Congreso, cada taifa podemita contaría con grupo parlamentario propio! Dios de mi vida, la murga que dieron! Por descontado, los perros viejos del Congreso no tragaron! Pero ya quedó de forma patente y clara para estos perroflautas venidos a más que Pablo no era de fiar; los reyezuelos regionales (la Colau, La Oltra, etc.) se dejaron ver en los medios nacionales para dar una sola orden, clara y tajante, a sus delegados en las Cortes: que quede claro que Iglesias sólo manda en sus 42 escaños!
A partir de ahí, cada decisión de negociar con Pedro Sánchez, de repudiar a Ciudadanos, de asociarse con Garzón o de hacer una misa negra para adorar a Cthulhu ha tenido que ser consensuada con cada cabecilla tribal de este a modo de partido predemocrático que los medios llaman y el pueblo conoce como Podemos. Y, pese a su todavía incontestable capacidad de fulminar con su rayo estalinista –como un Júpiter soviético- a quien él considere que le está tocando las narices (léase Sergio Pascual: el número 3 del tinglado podemita), lo cierto es que su propia creación, cincelada en cada aparición diaria en La Sexta, en cada diatriba de Cuatro TV, en cada polémica zanjada con los periodistas que él llama despectivamente de la caverna ante unos telespectadores poco avisados ha sido mutada, transformada, metamorfoseada en algo bien distinto de aquello que él esculpió con sus manos de princesa húngara durante años. Estos desagradecidos que tienen un escaño hoy gracias a él, y que en la puñetera vida habrían siquiera soñado con acceder a las Cortes españolas, se le han subido a las barbas y campan por sus respetos por los pasillos del Congreso! Su creación, tal y como él la concibió, ha sido destruida!
3. No encuentra su lugar en su propio territorio.
Como consecuencia de lo anterior, Pablo Iglesias no halla comodidad en su propio territorio; se siente desplazado de la zona de confort en la que acostumbraba a moverse, también conocida como ordeno y mando. La enorme estadista catalana Ada Colau, defensora a ultranza de las libertades ciudadanas, nueva Médici del pequeño y mediano empresario catalán y profunda admiradora del Ejército español ha tildado a Iglesias recientemente de arrogante, desvinculándose ideológica y orgánicamente tanto de él como de Podemos. Pero no es la única que lo tacha de autoritario.
En el mismo seno de Podemos, hace dos semanas han dimitido en bloque nueve destacados miembros de la Asamblea de Madrid por no estar de acuerdo con la deriva autoritaria de Iglesias. La respuesta de éste ha sido fulminante: cesó al mencionado Sergio Pascual, una especie de extintor de incendios que iba y venía por toda España intentando apagar los fuegos que por sus cualidades organolépticas en todas partes genera este grupo podemita (como ya digo, predemocrático). Lo ha cesado, entre otras razones, por no haber gestionado con la inteligencia emocional suficiente –según el criterio de Iglesias- la crisis madrileña.
El problema es que el tal Pascual era la mano derecha de Íñigo Errejón. Pascual era (y es) un tipo que salía en la Semana Santa de Sevilla; que no veía mal abstenerse, tras las elecciones autonómicas andaluzas, para favorecer la investidura de Susana Díaz, y que se alineaba en la corriente podemita que añora devolver más poder de decisión a los círculos asamblearios. Estuvo muy implicado en la Marea Naranja, el levantamiento de los funcionarios andaluces en 2011 contra la conocida como Ley del Enchufismo, añagaza socialista con la que el PSOE andaluz consiguió colocar a casi 30.000 cuñados a los que paga cada mes y mantiene como granero de votos en la Administración Paralela, que además es el cauce a través del cual se autofinancia el partido con dinero público.
Esta destitución fulminante ha generado tal malestar entre las hordas de a pie de los seguidores de Podemos, que las mismas asambleas que llevaron en andas a Pablo en su juego de tronos han empezado a plantearse a quién realmente han estado riéndole las gracias. Y lo más grave: el clamoroso silencio de Errejón; lo que nos lleva al último punto.
4. Conflicto con un compañero.
Hamer habla de avergonzarse por verse mezclado, aunque sea involuntariamente, en algún asunto sucio que afecte a algún amigo o estrecho colaborador. Pero también habla de conflicto con algún compañero. Iglesias sufre ambas situaciones: su inspirador amigo Juan Carlos Monedero, la otra cara de la moneda mediática que llevó a Podemos a liderar el movimiento de los asqueados por “la casta”, hubo de desvincularse urgentemente del apparatchik podemita debido a que lo trincaron defraudando a Hacienda con el asunto de los 400.000 euros recibidos por el Gobierno chavista, un asunto tan feo fiscalmente y políticamente tan impresentable que Monedero tuvo que bajarse del carro para no arrastrar al abismo a Iglesias y a los suyos.
Pero si ese abandono fue duro y vergonzoso para Pablo, el silencio atronador de Íñigo Errejón tras la defenestración de su amigo Sergio Pascual, silencio de vértigo mantenido durante días y días, ha acabado por hacer salir de su escondite la piedra llena de aristas que Iglesias, líder psicosomático, ha ido tallando con cada revés personal. Y ojo: no hablo de reveses provenientes de sus adversarios políticos! Iglesias está curtido en mil batallas dialécticas; maneja la sintaxis y los tiempos discursivos como el mejor; no teme el cuerpo a cuerpo contra los dinosaurios del PP, del PSOE, de la vieja guardia comunista de IU o incluso de ese admirador de la giovinezza mussoliniana, Albert Rivera: ésas son balas que silban al pasar, pero que no le impactan; cuchillos cuyas hojas de atrezzo no pueden hacer mella alguna en su fibroso cuerpo bolivariano!
Sin embargo, las puñaladas que sí se hunden en la encorvada espalda del joven aristócrata universitario; las hojas que sí hieren el lomo leninista de este totalitario cursi son las que han clavado en su chepa sus correligionarios, sus compañeros, sus amigos del campus. Este rechazo de las bases; este abandono del núcleo populista madrileño; este silencio sangrante y aterrador de su amigo del alma Errejón sí ha surtido un efecto inmediato en la psique somatizadora del hoy contestado líder de Podemos. Y como resultado, el día 19 de marzo, cuatro días después de fulminar a Pascual, y tras más de 72 horas sufriendo el acusador silencio en las redes y en los medios de su barbilampiño alter ego, Pablo Iglesias hubo de acudir al centro de salud de Desembarco del Rey (Perdón: Arganda del Rey! …En qué estaría yo pensando?) aquejado de un intenso dolor en su espalda y en su abdomen.
El grupo más débil
Restablecido en un par de días, Iglesias ha vuelto a las reuniones, a las cábalas, a las negociaciones con sus correligionarios y con sus adversarios. Como si nada hubiera ocurrido. Pero sí ha ocurrido! Recuerden ustedes, amigos lectores, que Iglesias pasó una mala época -que le duró más de un mes- en la que muchos echaron de menos su omnipresencia habitual por los centros de propaganda podemitas (La Sexta y Cuatro TV, fundamentalmente); esta época coincidió con la estampida de Monedero tras los escándalos y con una bajada significativa de Podemos en las encuestas. A Pablo se le veía cansado, agotado mentalmente; en sus pocas apariciones públicas denotaba una mala cara preocupante.
Es decir: Iglesias refleja y somatiza los envites que la lucha por el Poder lleva aparejados de modo inevitable; hasta el punto de quebrantar su salud. Si esto le ocurre siendo tan joven, me pregunto si aguantaría una hipotética debacle electoral, caso de ir a nuevas elecciones el 26 de junio, y caso de obtener menos escaños de los que ahora a duras penas puede controlar!
Insisto en la idea que ya publiqué en otro artículo: Podemos es el grupo parlamentario (me resisto a llamarlo partido) más débil, inestable e inconsistente que jamás ha formado parte del espectro político de nuestro paródico Congreso de los Diputados. Controlarlo es como intentar meter veinte gatos vivos en un saco. Han llegado ahí porque no reconocen autoridad alguna; su fuerza electoral se ha basado precisamente en abominar del mismo sistema democrático que les ha plantado en sus escaños. Son una paradoja política, una miscelánea compuesta por grandes cucharadas de pensamiento totalitario, enormes dosis de baja autoestima, un profundo sentimiento reaccionario, un atroz miedo a la libertad de expresión de los demás y una sideral incapacidad de gestión. Todo ello envuelto por una capa de electrones cuya carga hace que se rechacen entre ellos mismos!
Sólo nos cabe rezar a las Musas!
Quién, en su sano juicio, se plantearía pactar con Podemos? Qué político con más de dos dedos de frente se atrevería a cargar con la piedra que, ya, como está la cosa, sale cada dos semanas del riñón de Pablo? Porque, no les quepa a ustedes duda, aquél que llegue a ser investido Presidente merced a un acuerdo de Gobierno con Podemos, tendrá que sufrir cada poco tiempo el cólico de Pablo, y deberá cargar para los restos con la piedra de Pablo, una piedra oscura y llena de aristas punzantes; un cuerpo extraño que despide un perfume nauseabundo y que no es otra cosa que la peste del txakolí en las herrikotabernas, el hedor de la negativa a firmar el pacto antiyihadista, el olor del sudor de los perroflautas que hasta hace poco rodeaban el Congreso, la exudación de los últimos humores por la lapidación de las adúlteras y el ahorcamiento de los homosexuales en Irán, el tufo a pies de Nicolás Maduro y su espanto bananero de hambre y de ignominia chavista, los modos expeditivos y arrogantes, los tics compulsivos por controlar la información…
Ruego a las musas de la Inteligencia, si es que queda alguna en España que no haya sido violada y asesinada en las cunetas de la Política, que nos guarde a los españoles de que aparezca un cretino capaz de atreverse a pactar con los titirietarras, con los mamporreros del golpismo pueblerino, con los comunistas de Podemos; porque si éstos llegasen alguna vez a gobernar nuestro país, todos, del Presidente abajo, sufriríamos un indefinible malestar atrabiliario, una tiniebla sin luz al final del túnel y un estrangulamiento social tan intenso como el de un cólico infinito: el cólico de Pablo.
Bravo !!
ResponderEliminarAy,Eduardo, que clarividente eres. Pero esa clarividencia tuya puesta negro sobre blanco me causa tal desazón que,de momento,no se conforma en piedra pero si en arenilla anuncio de males peores.Aun así, seguiré leyendote con entusiasmo y me tomaré unas tisanas o algo así.
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