domingo, 6 de marzo de 2016

¿Caben más tontos en España?


Artículo de Rafa G. García Cosío

Tras dos meses de ausencia, uno de vacaciones por Asia menor y otro de duro trabajo, esta semana ha llegado por fin el técnico a ponerme Internet. Pero con el júbilo correspondiente también llegó el triste recuerdo de que, si eres español, inteligente y te gusta la política, conectarse a la red wifi es también hacerlo a esa red de majaderías, sinsentidos y pérdidas de tiempo que son inevitables en la estresada actualidad española.

Lunes

Doy un repaso a mi Facebook y veo que una amiga comenta el post de una desconocida, por lo visto una joven andaluza residente en Londres, el 28 de febrero. El mensaje, que alcanza muchos Me Gusta, reza así: ''Hoy es día de Andalucía, mi tierra, que echo de menos y en donde me gustaría estar si la maldita crisis no me hubiera forzado a emigrar. Aguanto como puedo en Londres, y todo es más llevadero si llevo la bandera blanca y verde (sic) en el corazón''.

El mensajito tiene tela. España (y particularmente Andalucía) es probablemente el único territorio de Europa donde la emigración se considera públicamente como una tragedia. En una era de móviles, tablets, e-mails, Amazon y aviones cada vez más rápidos muchos españoles creen que lo único móvil es lo que gira alrededor de uno mismo, y que las personas tienen que estar todas contratadas fijas con el sueldo por supuesto de un alemán que ha pasado sus últimos 10 años rotando por el mundo.

Si ustedes le preguntan a un alemán si habla francés, hay dos posibilidades: que le diga que sí (y no son pocos los que lo hablan), o que le diga que no. Pero curiosamente, aquellos que dicen no hablarlo, lo hablan mejor que muchos otros extranjeros que dicen dominarlo. Me ocurrió anoche mismo con una amiga que sabía conjugar perfectamente los verbos acheter, aller, boir y avoir pese a haberme negado varias veces que hablara el idioma de Dumas. Eso se debe no sólo a un mejor nivel de las escuelas alemanas, sino al interés innato de los germanos por recorrer el mundo. Una actividad que parece aún tabú para muchos andaluces acostumbrados al calorcito, la cervecita y la playita.

Pero... ay, y si solo fuera ese rechazo a la movilidad lo que me chocó! Qué es Andalucía hoy sino el límite geográfico del cortijo territorio regido desde 1979 por el mismo partido, con el fundamento, no lo olvidemos, de que una administración regional sería más cercana al ciudadano, cuyos recursos administraría mejor que la vil mano centralista? Qué me cuentas entonces, muchacha? Que te vas de tu querida Andalucía -culpando soterradamente a la crisis de España- rumbo a uno de los países más liberales de Europa porque allí se está mejor?

Miércoles

No pude ver la primera sesión de investidura. Pero, a cambio, otra amiga de mis redes sociales que conocí en mi año Erasmus en 2010, de nivel educativo claramente bajo y familia de pobres recursos -blanco fácil para los trileros de la Junta de Andalucía, que nunca se han interesado en darle la vuelta a esa situación para seguir manteniendo el granero de votos-, una amiga que por cierto desaprovechó estúpidamente el privilegio que le brindaba la beca Erasmus para aprender alemán y salir de sus problemas laborales, me reprochó públicamente que un año más denunciara yo la celebración del día de Andalucía como cortina de humo ante las atrocidades presupuestarias que se cometen semanalmente en la región. Nada que comentar a esto. Se le aplica el caso de la persona antes mencionada.

Viernes

Me meto a ver el segundo debate de investidura en directo. Pedro Sánchez, el candidato a ser investido por el PSOE -el partido responsable de lo descrito anteriormente- habla de corrupción (en casa de los demás, claro) y se arriesga a decir una barbaridad que quizá para ustedes ha pasado desapercibida por lo inmunizados que se encuentran ante tantas gansadas y atropellos diarios. Dice Sánchez, casi al final de su discurso y sin citarlo exactamente, que ''muchos de ustedes van a votar que no aunque están de acuerdo en lo que propongo''. Toma castaña. El líder del PSOE revela, sin darse cuenta, el gran fraude de la democracia española: la denominada mayoría mecánica de los partidos según la cual en el parlamento se vota lo que dicta cada formación política, sin dar margen de acción a cada uno de los representantes. Es decir, descartando que un discurso de investidura pudiera hacer efecto alguno en el resultado de una votación.

Por cierto, han caído ustedes en la cuenta de que, dada la inutilidad de los 350 diputados o de la retórica de investidura, podríamos ahorrarnos mucho tiempo y dinero reduciendo los escaños al mínimo posible?

Al mínimo posible, pero asegurándonos la presencia de ese descendiente de andaluces llamado Rufián, nuevo líder de ERC en Madrid. Qué sería de las carcajadas del personal sin Rufrián. El apoteosis de su discurso llegó cuando criticó la Constitución Española por ''inamovible (sic) y sagrada'', como si el Estatuto de Cataluña no lo fuera. Debe de ser ese síndrome de Cucu-tra tan bien descrito aquí por Eduardo Maestre antes de ayer, según el cual lo mío es bueno, y lo de los demás, o aquello que pertenece al todo, debe ser cambiado por no formar parte de mi universo!

Por todo esto, me pregunto si caben más tontos en España. Al final va a ser que nos vamos tantos al extranjero para hacer hueco!



No hay comentarios:

Publicar un comentario