Artículo de Mara
Mago
Señora presidente de la Junta de Andalucía:
Con motivo de la celebración del 36 Aniversario del 28 de
Febrero, Día de Andalucía, le transmito mi felicitación menos sincera y, en mi
condición de ciudadana andaluza que contribuye con su esfuerzo particular a
sufragar su sueldo puntualmente, aprovecho la ocasión para dirigirle unas
palabras.
Sra. presidente, por una vez coincido con la líder podemita,
Teresa Rodríguez. “El cortijo apesta”.
Es insoportable el hedor que emana la taifa del Sur. Los miles de millones
extraviados por las cloacas del poder que usted y los suyos ejercen, no sólo
con mano de hierro, sino por sus órganos genitales, emanan efluvios
nauseabundos.
Es insoportable otro año más de escándalos en los que uno a
uno resultan implicados, involucrados, investigados y condenados cientos de
cargos del partido socialista o de las administraciones públicas que gobierna
su partido.
Es incontrolable la trama de corrupción que su familia
política ha extendido desde Huelva a Almería, pasando por Málaga y Granada,
desde Cádiz hasta Jaén, pasando por Sevilla y Córdoba.
Sra. presidente, es insufrible otro año más de recortes en
la comunidad que más restricciones en sus servicios públicos ha sufrido en la
última década. Es inaceptable otro año más de ineficacia en la gestión pública.
Desde hace 5 años ha dejado perder cientos de millones de euros que podrían
haber llegado en ayudas europeas para formar a parados, crear empleo y
actividad productiva.
Adeuda miles de millones a diputaciones, ayuntamientos,
universidades, empresas, asociaciones, familias de personas dependientes y de
niños con necesidades educativas especiales. Mantiene una Administración que
integra a 270 mil personas con los que tiene un débito medio en torno a los
10.000 euros por cabeza. En cuantía total cifrada por su propia consejera de
Hacienda hace un par de años, la deuda supera los 30.000 millones de euros. Esa
cantidad, -se lo recuerdo-, es el
presupuesto anual de la Junta de Andalucía.
Sin embargo, Usted no reconocerá nunca deudas, déficits ni
el lodazal en que han convertido este sur del sur de Europa. No admitirá las
oportunidades perdidas, las ventajas desaprovechadas, ni el sufrimiento
causado. Por supuesto, no asumirá de ninguna
manera que el 60 por ciento de paro juvenil es una espada de Damocles, una
condena, la estocada que cierra la
puerta a un futuro digno para la mayoría de los hijos del Pueblo andaluz. Ni mucho menos ha
pretendido nunca paliar este desaguisado de magnitud hiperbólica.
La
instrumentalización de Andalucía
Su meta, sra. presidente, ha estado siempre muy por encima
de estas minucias que, al fin y al cabo, son responsabilidad directa de otros,
a los que siendo sus padrinos políticos, apenas mencionó ayer en la fiesta
donde borró de un plumazo 20 años de historia del régimen socialista andaluz.
Usted trabaja desde el minuto uno de su tiempo político, en
exclusiva, para situarse lo antes
posible en Ferraz y, a partir de ese momento, transitar en loor de multitudes
el camino expedito hacia Moncloa. Que alcance o no su reto personal, ya se
verá. Y no tardará mucho. Que ese logro suyo, de culminarse, resulte una suerte
o una desgracia para el conjunto de los españoles, ya se comprobará. Tardará un poco más en
vislumbrarse.
Lo que clama al cielo es que Andalucía, una vez más, sea el instrumento, la moneda de cambio, el
conejillo de indias, el anzuelo, el comodín, la sirvienta, el bufón, la
pandereta de España.
Lo que provoca el bochorno más vergonzoso es que utilice los
símbolos sagrados de Andalucía, la
Historia, la Cultura, los personajes insignes, el presupuesto público de
Andalucía, las instituciones, la Administración, las infraestructuras, los
colegios y hospitales públicos andaluces,
el compromiso y el esfuerzo de las empresas y los trabajadores, con el
único fin de labrarse su porvenir.
28 F, lanzadera propagandística destino Madrid
Su campaña de autopropaganda electoral -"28 F, esta Tierra
es tuya"- trasluce una decisión irrevocable.
Ha emprendido su carrera imparable hacia Madrid. Andalucía, una vez más, lanzadera con destino
a la estación del poder central.
Como la pregonera inefable que es, vocifera por todos los rincones de España que "el modelo andaluz", transmutado en su persona, "es vigilante de la igualdad entre territorios, garante de la cohesión social, bandera de la lucha contra el paro y sostén del Estado del Bienestar".
Usted afirma que no tolerará agravios de unos, ni el odio y el rencor de los trileros. Se erige en símbolo de solidaridad y en paladín de los más desfavorecidos. Para demostrarlo, el viernes, a primera hora, viajó en su confortable coche oficial desde Sevilla a Córdoba, acompañada de su séquito, y se dio un baño de masas humildísimas en el colegio público de uno de los barrios más pobres de la capital.
Me han contado, sra. presidente, que su visita relámpago-estelar resultó muy bonita. Lástima que su nuevo alarde de ‘’peronismo rociero’’ –IU dixit- no lograra pasar por alto el relevante detalle de que el barrio arrastra su depresión desde los años 60 del siglo pasado. Y que el colegio cuenta con el triste récord de tener uno de los índices más altos de fracaso y absentismo escolar.
Restitución de los
derechos perdidos
Es muy fácil, señora presidente. Si usted quiere llevar el
máximo de boletos en el sorteo de la Lotería anunciado en Ferraz para el mes de
mayo, déjese de verborrea cansina y de simulacros empáticos que a nadie
convencen. Sus soflamas están ya muy trilladas. De sobra saben, al menos el 70
por ciento de los andaluces, que todo es
Mentira. Todo en usted es pose. Y sus promesas, tan falsas como ciertos los
peores datos en empleo, actividad
productiva, nivel educativo y pobreza, que confirman la fallida gestión de su
partido después de 36 años
ininterrumpidos de gobierno.
Sra. presidente, le propongo unas cuantas medidas que le
ayudarán a avanzar en este sprint final. Y, al tiempo, servirían para que nos
legue un buen recuerdo cuando abandone Andalucía definitivamente. Me siento
generosa hoy.
Empiece por restituir a su “GENTE” todos los derechos que les
ha quitado. Sí, usted. Ni sus antecesores, esos que errantes vagan entre
juzgados intentando zafarse del castigo que bien merecido tienen. Ni Rajoy, ese
pobre hombre cuya simple racionalidad le impide asimilar la poliédrica realidad que se le ha venido encima, no
obstante la debacle que consiguió evitar sacrificando su compromiso con la
clase media de este país.
El plan de ajuste presupuestario que el Gobierno andaluz
aprobó en 2012, con la excusa de la crisis económica y de la imposición del
gobierno central, ha supuesto el mayor atraco a los derechos laborales y a los
servicios públicos durante la etapa
democrática actual. Usted, y su gobierno progresista, se han ensañado con los
servidores públicos. Con los médicos, con los maestros, con enfermeras y cuidadoras de mayores y discapacitados; con
los profesionales que ayudan a impartir justicia a pesar del maremagnun
reinante en la que debiera ser la joya del sistema democrático y de derecho;
con los recaudadores de impuestos; con las técnicas que ayudan a buscar empleo,
a crear empresas o a disfrutar de la
cultura, el arte y el ocio.
El desmantelamiento del estado del bienestar siguió avanzando en 2013, 2014 y 2015 con
durísimos recortes en los servicios públicos básicos. El austericidio aplicado por el Gobierno que
usted preside ha dejado tambaleante ese estado del bienestar que a ustedes no
se les cae de la boca, pero que se les ha perdido por vericuetos insondables a
la hora de la ejecución de los últimos 4 ejercicios presupuestarios.
Su política de restricciones ha provocado el despido –o no
contrato- de más de 7.000 profesionales sanitarios y el cierre de alas enteras
en nuestros hospitales. Infrautilizan cientos de camas, externalizan servicios
y financian hospitales privados. Han ahorrado comprando medicinas baratas
fabricadas, sin control de calidad, en
países del cuarto mundo y evitando contratar o despidiendo a casi 5.000
docentes necesarios para cubrir vacantes. Obligan a cientos de escolares a
asistir a clases en barracas prefabricadas. Y han dejado de ofertar miles de
puestos de trabajo en la Administración general.
La oferta de empleo público, que debería suponer una oportunidad abierta a todos, ha quedado reducida a su mínima expresión y limitada a sus enchufados.
Frente a su política de recortes, cada día conocíamos nuevos
casos de malversación de fondos públicos
que han llegado a esta tierra en las últimas décadas para rescatarla de su
atraso histórico y de sus alarmantes cifras de paro y desindustrialización. Su
inconmensurable administración paralela de afines, familiares y amigos ha sido
una sangría persistente en las cuentas públicas.
No más deuda. Sí a la
eficiencia
No seré yo quién tire una lanza en defensa de quienes usted
responsabiliza de todas las desgracias de Andalucía, pero sí voy a exigirle,
como ciudadana andaluza, que asuma la responsabilidad que le corresponde como
presidenta actual de un gobierno que lleva más de tres décadas rigiendo los
destinos de esta tierra. Deje de tirar balones fuera y de activar el ventilador
cada vez que las cosas le vienen mal dadas. Tome las riendas y dispóngase, de
verdad, a trabajar por el bien común.
Es muy fácil, Sra. presidente. Sólo tiene que emplear el
dinero de los contribuyentes con eficiencia, mejorando las condiciones de vida
de todos los ciudadanos con equidad. No sólo de unos pocos, los suyos, los que
la votan. Como cualquier buen gestor, su gobierno está obligado a diseñar,
planificar y llevar a cabo, con los
recursos de que dispone, todas las
acciones que repercutan en beneficio de la sociedad a la que sirve, o debería
servir, en función de sus necesidades reales y objetivas. Antes de abandonar el
nido, deje encomendada a su consejera de
Hacienda una tarea muy importante. Debe poner números reales a lo que predica.
Andalucía no puede mantenerse mucho más sobre unas cuentas que son el cuento de
la lechera.
Endeudar más a los andaluces de hoy y, sobre todo, a los andaluces de mañana no es de buena
gobernanza.
Acabar con el
despilfarro
No, señora Díaz, antes de reclamar al Estado la condonación
de parte del Fondo de Liquidez Autonómica y un sistema de financiación más
justo, -que impuso Zapatero, por
cierto-, empiece por recaudar los miles
de millones de los EREs fraudulentos, de los cursos de formación no impartidos,
y de las ayudas a empresas fantasmas o de los fondos Jeremi no ejecutados.
Señora Díaz, para pagar una Educación y una Sanidad públicas
de calidad podría empezar por reducir a su mínima expresión las millonarias
productividades que paga a los directivos de ambos sectores, en recompensa por
su buen trabajo en el desmantelamiento del sistema público.
Podría continuar, señora Díaz, por echar el cierre a tanta agencia, ente instrumental y chiringuito paralelo. Esas empresas de gestión privada donde colocan a los suyos sin transparencia, méritos ni publicidad, pero que financian con dinero público en desleal competencia con los emprendedores sin ayudas. Esos que empieza a recibir limosnas cuando aprenden a ver, oír y callar y, sobre todo, cuando colaboran con quien colabora.
Señora Díaz, usted lo
sabe, pero yo se lo voy a decir. Sólo con las dietas que ha percibido
cualquiera de los parlamentarios andaluces o cualquiera de los miembros de su
gobierno durante los meses de vacaciones podría usted pagar la atención
temprana a los niños con necesidades educativas especiales.
Señora presidente, usted lo sabe. Pero se lo voy a recordar.
Con los 20 millones que invierte cada año en sufragar pólizas de seguros para
los altos cargos, sus vehículos y embarcaciones, podría pagar las ayudas a las personas
dependientes que tienen paralizadas desde 2010.
Despedida y cierre
Usted ha dicho varias veces que desea una Andalucía mejor
para su hijo. Bonito y comprensible deseo. Sea usted sinceramente empática y
comprenda que 8 millones de andaluces -y andaluzas- deseamos lo mismo para
nuestros hijos. Hágase usted merecedora del alto honor que sus votantes, y la
pandilla ciudadana de Juan Marín, le
concedieron el pasado mes de junio. Dé las órdenes oportunas para que los
recursos se distribuyan con la máxima ecuanimidad.
Es fácil, sra. Díaz. Tenemos la suerte de haber nacido en
una de las más bellas zonas del planeta Tierra, una de las más seguras y, sin
duda, una de las más ricas en recursos naturales. Sea usted, por una vez,
humilde y preste a este gran Pueblo su
último servicio. Tal vez, será el único.
Contribuya a poner en su sitio a tanto mangante suelto. Caiga quien caiga,
exija la devolución de la pasta y córteles el paso para siempre a cualquier
fuente de dinero público.
Es gracia que espero recibir en su despedida y que le
solicito con motivo de este 36 Aniversario del 28 F apelando al espíritu andaluz, si es
que alguna vez significó algo para Usted.
Remitente, Mara Mago.
Estupendo artículo, y tristemente refleja la realidad de nuestra tierra...., hasta cuándo tendremos los andaluces que soportar a esta clase política?, por desgracia, tenemos lo que hemos votado.
ResponderEliminarSoberbio artículo, mi más sincera enhorabuena.
ResponderEliminarUn cordial saludo desde Huelva.