Artículo de Paco Romero
“A nadie debería escapar que la ciudadanía ha exigido alianzas. Si
alguien se aparta del rumbo marcado por los soberanos dejará claro que su único
afán es la inestabilidad”
Que las elecciones del pasado día 20 han traído un nuevo
escenario político a España, no escapa a nadie; que, con la legítima excepción
de los abstencionistas, la decisión del pueblo soberano quedó expresada en las
urnas, tampoco. Cosa bien distinta es la interpretación, el análisis que cada
cual hace del resultado electoral. Y en esas estamos.
Desde el partido ganador, como ha venido siendo tradición,
se alega el triunfo como principal baza para conformar gobierno. Ciudadanos,
como cuarta fuerza política en su primera aparición en la Carrera de San Jerónimo,
sostiene los mismos postulados. Esta opción encarna al 31 % de los votantes,
idéntico porcentaje al que obtienen los medallas de plata y bronce, PSOE y
Podemos -si bien con planteamientos y posturas alejadas, antagónicas,
irreconciliables, tanto en campaña electoral como después de las elecciones-, que
difícilmente pueden adquirir un compromiso serio, fiable y cumplible.
O eso al menos parecía hasta que Sánchez relegó su “si no gano las elecciones,
para mí será un fracaso”.
Ambos bloques conforman solo dos patas de una mesa que
precisa de una tercera para que, siquiera inestablemente, pueda permanecer un
tiempo prudencial en equilibrio. El primero ve con buenos ojos un gran pacto de
legislatura “a la alemana” (PP-PSOE con la inclusión de Ciudadanos), a base de
cesiones mutuas y acuerdos en lo principal, lo que consolidaría el escenario para
los próximos cuatro años y con él la recuperación económica y el empleo. Sin
embargo, esta opción, que pudiera concebirse como el asentamiento definitivo de
la democracia, desde ayer, ya puede descartarse. En la España del XXI, otra vez
frentista, más próxima a la idea de vencer que a la de convencer, sigue sin entenderse ese ruin “cordón
sanitario” que sigue tejiéndose, anteponiendo de nuevo los intereses particulares
a los generales de España e, incluso, a los europeos e internacionales que continúan
mirando nuestras decisiones con el lógico desasosiego.
Está claro que los españoles han votado cambio. Si no fuera
así, hoy los 186 escaños populares de la pasada legislatura no se hubieran
reducido a 123, ni los 110 del PSOE a 89, ni hubiesen irrumpido con fuerza 109
representantes de nuevos partidos. Cosa bien distinta es desentrañar qué cambio
es el propuesto por los electores: ¿de partidos, de políticas, de pactos…?
Parece evidente que de lo primero no: el anunciado fin del
bipartidismo (60,5 % de escaños) habrá que dejarlo para mejor ocasión y todo
apunta a que las nuevas políticas llegarán de la mano de los ineludibles
acuerdos, o no llegarán nunca.
A nadie debería escapar que la ciudadanía ha exigido
alianzas: “¡pacten, interaccionen, negocien, acuerden políticas de consolidación,
de consenso en materia de independencia judicial, de libertad y mejora de la Educación,
de medidas anticrisis y sociales; mejoren propuestas, aparten diferencias, salven
la situación de inestabilidad, piensen en los ciudadanos, olvídense de
intereses particulares, practiquen el arte de la Gran Política, la que resuelve
los problemas de los ciudadanos, releguen la demagogia que solo sirve para
acrecentarlos…!”. Si alguien se aparta del rumbo marcado por los soberanos
dejará claro que su único afán es la inestabilidad.
Ciudadanos ha sido el primero en captar el mensaje. Ayer se
reunían los barones en Ferraz. Como fondo la política de pactos y en las
esquinas opuestas del ring: a un lado, la grandeza de miras, el orgullo de
partido centenario, las mentes preclaras y el enorgullecimiento de la
socialdemocracia europea; y al otro el desesperado intento por enterrar
definitivamente el partido del linotipista, las mentes ignotas y las serias advertencias,
si no amenazas, de los socios europeos. El resultado - todo, indefectiblemente,
puede pasar- parecía incierto para quienes deliraban con un entendimiento.
Paco, tocayo y casi paisano para que me reconozcas, siempre disfruto con tus artículos, pero es que en éste lo has clavado. No se puede expresar con mayor claridad y facilidad el problema y su solución. Pero con la estulticia hemos chocado, porque todo vale para este gañán de Pdr. Snchz, que pactaría hasta con el alcalde de Villaconejos de Arriba con tal de llegar a la Moncloa y poder presumir (como su colega ZP), de haber sido presidente, cuando ni siquiera valía para el baloncesto, que era un paquete. Dios mío, que hemos hecho para merecer ésto? Por cierto, una pequeña reflexión.....Hemos pensado en como habría sido la cosa si el Riverita no se hubiera vendido a la Susánida? Seguro que entre PP y Ciudadanos habrían llegado a los 180 escaños y nada de ésto habría sucedido. !!!Que gran importancia tienen a veces los pequeños detalles!!! Mi enhorabuena por tu gran artículo.
ResponderEliminarEncantado, Francisco.
EliminarEfectivamente, la necedad está a la orden del día y con mucha gente dispuesta a enaltecerla. Está claro que la suma de votantes PP + Ciudadanos a una sola candidatura hubiera supuesto una mayoría absoluta casi tan aplastante como la que hasta ahora había. Pero la democracia ha descubierto nuevos caminos y en esa encrucijada histórica estamos. Solo esperar la grandeza de los que deciden y que sepan interpretar correctamente el resultado de las urnas. Un saludo y muchas gracias.
Paco, tocayo y casi paisano para que me reconozcas, siempre disfruto con tus artículos, pero es que en éste lo has clavado. No se puede expresar con mayor claridad y facilidad el problema y su solución. Pero con la estulticia hemos chocado, porque todo vale para este gañán de Pdr. Snchz, que pactaría hasta con el alcalde de Villaconejos de Arriba con tal de llegar a la Moncloa y poder presumir (como su colega ZP), de haber sido presidente, cuando ni siquiera valía para el baloncesto, que era un paquete. Dios mío, que hemos hecho para merecer ésto? Por cierto, una pequeña reflexión.....Hemos pensado en como habría sido la cosa si el Riverita no se hubiera vendido a la Susánida? Seguro que entre PP y Ciudadanos habrían llegado a los 180 escaños y nada de ésto habría sucedido. !!!Que gran importancia tienen a veces los pequeños detalles!!! Mi enhorabuena por tu gran artículo.
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