Artículo de Paco Romero
“Como si ocultar que el ataque era contra nuestra embajada pudiera
reportar réditos electorales, como si esconder no uno sino dos muertos (esta
vez sin el socorrido recurso a la cal viva) fuera tarea fácil y buscada”
“Siento envidia de la unidad del pueblo francés frente a la
indignidad que aquí mostramos”
Ha bastado un instante de incertidumbre, siquiera una
cavilación, en los primeros instantes del último atentado de Kabul, para
evocarse un 13M a pequeña escala, para que vuelva a evidenciarse la bajeza
moral, la vileza, la ruindad de los que han hecho del engaño, de la demagogia,
del manejo de los tiempos y de la manipulación de la información, su modus
vivendi.
El comunicado emitido a resultas por Moncloa detallaba que
el subinspector de la Policía Nacional, Jorge García, había fallecido de
forma inmediata como consecuencia de la explosión del coche bomba que dio
inicio al ataque y que, antes incluso de que sus restos fueran encontrados, ya
había muerto su compañero Isidro Gabino, rescatado con vida en el asalto
pero que perdió la vida durante su traslado al hospital y de cuyo fallecimiento
se informó en primer lugar.
Ya el sábado, la convocatoria del Pacto Antiyihadista
encontró rápida y favorable respuesta en Rivera y Herzog; el PSOE
esta vez puso pegas, y con razón, por la inexplicable presencia del
representante de Podemos otra vez en calidad de observador.
Tras el acontecimiento, reitero, indefectiblemente, hemos
vuelto la mirada atrás: el trágico 11M tuvo su correlato un ignominioso 13M. El
11D, con ser aciago -por el número de víctimas y la reducida capacidad
organizativa, y salvo para los familiares directos- no ha tenido la gravedad
del que ya va camino de los 12 años, sin embargo sí que no han tardado en hacer
su aparición los mismos titiriteros y los miserables personajes que disculparon
a los asesinos al tiempo que acusaban de la masacre a sus legítimos
representantes.
De “vergonzoso intento de tapar la verdad” han llegado a
calificarse las primeras palabras de Mariano Rajoy en Orihuela, tras el
atentado del viernes, información que, como en el ínterin que fue del 11 al 14
de marzo de 2004, solo podía conocer por la comunicación directa con los
responsables de las fuerzas y cuerpos de seguridad que, en esos momentos,
conocían los hechos con cuenta gotas. E información que, naturalmente, fue
acreciendo a medida que se conocían nuevos acontecimientos.
Como si ocultar que el ataque era contra nuestra embajada
pudiera reportar réditos electorales, como si esconder no uno sino dos muertos
fuera tarea fácil y pretendida. En definitiva, una ignominia tras otra de los
que viven en la abyección y para los que ha tenido respuesta oportuna Rafael
García, hermano del subinspector de la Policía muerto en el atentado de
Kabul: “Jorge no murió por las balas o
por las explosiones, sino por defender los valores en los que creía: su
familia, su trabajo y una patria en libertad y justicia. Murió asesinado por
una barbarie contraria a todo en lo que él creía. A los que ya apuntan a sucumbir
a la tentación de utilizar este hecho como un arma arrojadiza con la que
obtener una ventaja en el proceso electoral, les ruego, que no manchen la
memoria de un hombre de honor con su deshonor, que lo aparten de sus luchas
cainitas impropias del pueblo que pretenden liderar. Siento envidia de la
unidad del pueblo francés frente a la indignidad que aquí mostramos”.
Muy acertado.
ResponderEliminarHa dado usted en el centro de la diana.
Gracias por su artículo.
Siento discrepar, pero poco o nada tiene que ver aquel fatídico 11 M, con este atentado ruin. Yo recuerdo aquel día desde primera hora de la mañana y andaba buscando información por todas las emisoras de radio, recuerdo que al principio se hablaba solo de cuatro muertos y en cuestión de horas fuimos tomando conciencia de la verdadera dimensión del crimen. Personalmente no me sentí engañado, mas bien daba por plausible cualquiera de la opciones que me contaban. A Eta acababan de detenerlos con una furgoneta cargada de explosivos y seguía activa como siempre. No era nada descartable que los atentados fuese cosa de ellos. Aun así también se barajaba el terrorismo islámico y finalmente así fue reconocido.
ResponderEliminarLo que mas me dolió de aquellos días al margen de los heridos y fallecidos, ademas de mi orgullo español, fue ver como muchos sacaron partido del tema jugando con las victimas y vendiendo aquello de que la culpa era del pp. Eslogan que parece ser útil todavía para quitarse las pulgas de encima.
Esta vez es distinto. Rajoy haciendo uso del pacto anti terrorismo al que se han sumado la mayoría de partidos, han decidido creo que sabiamente no permitir que el terror provoque en esta campaña lo que provocaron el 11M, que en mi opinión no fue si no un derrocamiento, y una posterior vergüenza cuando nuestros soldados salieron de las zonas donde estaban por un "no a la guerra" que solo sirvió a algunos para aposentar sus traseros en unos magníficos escaños desde los que arruinar tranquilamente a España y a los españoles con ella.
Sé, sabéis, y saben que nos han atentado en Kabul, pero eso es solo por que aquí no han podido. Y es gracias a nuestras fuerzas policiales y de inteligencia que no han bajado la guardia.
Yo me alegro mucho de que ningún facineroso saque provecho de este atentado. Y eso lo saben y están de acuerdo todos los partidos excepto podemos. Que en este caso no Puede salirse del tiesto sin quedar en evidencia.
DEP.
Estimados Juan y Manuel:
ResponderEliminarGracias por vuestros comentarios, desde la coincidencia y también desde la discrepancia. Al final son visiones de momentos históricos desde la perspectiva de la vivencia personal. Lo importante es que hechos como los relatados no vuelvan a suceder y se supren siempre desde la unidad democrática y con grandeza de miras.