Artículo de Luis Marín Sicilia
“Nada ha sido más perverso en la historia de la humanidad que la
generación de expectativas que, de manera contumaz, al experimentarlas, han
conducido al fracaso”
“Puesto que uno de los elementos valorados en campaña ha sido el tema de
la corrupción, conviene recordar que fueron las revoluciones liberales las que
acabaron con todo tipo de abusos”
“Una vez garantizados los principios básicos, esta es la verdadera
elección: paternalismo tutelar o libertad individual”
Hay quien dice que los líderes emergentes, Iglesias y
Rivera, son simplemente dos jóvenes ambiciosos que han querido saltarse el
escalafón de ascensos tácitamente impuesto en los partidos de la vieja casta. O
sea, en el fondo, dicen, Podemos y Ciudadanos son expresiones de la lucha
generacional, después de cuarenta años (los mismos, curiosamente, que duró el
franquismo) del régimen surgido de la Transición.
Bueno es que la maquinaria de la historia movilice también la acción política, porque, como decía Ortega, “cada generación tiene su perspectiva de la vida” y está legitimada, por tanto, para abordar su problemática que, casi siempre, es distinta de la generación anterior. Pero es bueno también, o debiera serlo, que los nuevos valoraran las muchas cosas positivas que les legan los viejos, incluso que, aún con los matices pertinentes, tuvieran en cuenta algunas razones o principios que la experiencia enseña como fundamentales para la convivencia en paz y en progreso.
Entiendo que algunas reglas o principios morales debieran inspirar a las nuevas
generaciones, militen en los partidos emergentes o lo hagan en las formaciones
clásicas, para evitar frustraciones y fracasos, habida cuenta del ímpetu
juvenil que, por desgracia, es a veces elemento negativo si no se encauza debidamente.
Porque nada ha sido más perverso en la historia de la humanidad que la
generación de expectativas que, de manera contumaz, al experimentarlas, han
conducido al fracaso. Algunos de los valores que debieran inspirar la acción
política podrían sintetizarse en los siguientes principios:
1) La política adquiere mayor dignidad cuando quienes la sirven están libres de
tacha moral.
2) Abrazar la política como modo de subsistencia es negativo para la sociedad y
signo evidente de la degradación y del fracaso del sistema.
3) Cuanto mayor es la preparación de quienes la sirven, mayor grado de
excelencia adquiere la política.
4) La democracia, por sí misma, no siempre produce las
mejores acciones, sobre todo si no están inspiradas en el respeto a las demás
ideas. Querer imponer los propios principios es nocivo para la convivencia.
5) Los impuestos deben servir, gestionándolos con eficacia y
rigor, para la debida atención de los servicios públicos y del Estado de
bienestar. El dinero del contribuyente no puede servir para mantener una
gigantesca agencia de colocación de escuderos, amigos y paniaguados de la clase
política.
6) La función pública es independiente de los poderes
públicos y deben desempeñarla profesionales seleccionados con criterios
objetivos.
7) Debe garantizarse la total independencia del poder
judicial y de los órganos de control político.
8) La política no es un espectáculo en el que el deseo
sustituya a la razón. Repetir eslóganes no es defender ideas, ni participar en
tertulias es debatir programas. Y cambiar de opinión y de referentes
ideológicos, haciendo guiños sentimentales para vender el paraíso en este
mundo, es engañar conscientemente al ciudadano.
9) Los políticos no crean puestos de trabajo; su misión es
que el Estado establezca y haga cumplir unas reglas del juego que faciliten la
creación y crecimiento de las empresas como elemento básico de la generación de
empleo.
10) Los grandes temas de Estado, la seguridad, la política territorial,
la educación, la sanidad y las pensiones, deben abordarse por un consenso lo
más amplio posible.
La campaña electoral que está dando a su fin nos ha mostrado muchos fuegos de
artificio, escasa profundidad de las propuestas, cuya financiación sería en
muchos casos disparatada, y un obsesivo afán por buscar los puntos débiles del
adversario más que la argumentación sólida de los propios planteamientos.
Aparte del socorrido mantra de que las mejoras disparatadas se harán subiendo los impuestos a los ricos (que para estos lumbreras son siempre los que ganan más que ellos), resulta descorazonador el empeño de algunos en simplificar su programa en las tres "D": Derogar, Deshacer y Destruir todo lo hecho por el PP, profundo pensamiento que nos hace pensar sobre los riesgos e inquietudes que debe clarificar el voto del día 20: las tres "I", o sea despejar la Incertidumbre sobre la capacidad de los elegidos; la Inexperiencia de gestión en muchos de los electos, y la Inestabilidad de un gobierno con escaso apoyo popular.
En todo caso, haciendo mérito a la filosofía de El Demócrata Liberal, y puesto que uno de los elementos valorados en campaña ha sido el tema de la corrupción, conviene recordar que fueron las revoluciones liberales las que acabaron con todo tipo de abusos. El poder, dijo Lord Actom, tiende a corromperse, y el poder absoluto se corrompe absolutamente. Siguiendo al mismo historiador inglés, los demócratas liberales afirmamos que "la libertad no es un medio para lograr un fin político; es en sí misma el fin político más alto".
En una tierra andaluza, donde muchas libertades reales están ahogadas por un abusivo régimen clientelar, y lejos de la obsesión izquierdista de imponer modelos fijados desde arriba, se trata de establecer un marco que permita a los individuos realizarse desde sus diferentes finalidades, objetivos y preferencias, partiendo en su origen de los mismos derechos que deben garantizar los poderes públicos.
Lejos de un Estado omnipresente, plagado de escuderos y servidores que solo tienen por fin su propia subsistencia, desde un espíritu liberal se propugna una sociedad basada en individuos libres que deciden su destino. Una vez garantizados los principios básicos, esta es la verdadera elección: paternalismo tutelar o libertad individual. El resto es literatura, porque ser demócrata, vivir en democracia, es saber convivir en libertad.
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