Artículo de Mazelmind
Como lo oye.
En vista de sus respuestas, del “ vuelva usted
el jueves” que le han dado los que le mandan ahora, de su forma de actuar, de
las ojeras que lleva el hombre y la desesperación que transmite, alguien tendrá
que defenderlo, decir algo bueno de él, encontrar un atenuante para este sujeto
que lleva tres años amargándonos la vida a muchos.
Dos aspectos de su discurso de estos últimos
días puedo destacar que me llaman poderosamente la atención. Yo no soy más
observadora ni más lista que nadie, así que como muchos, he sido testigo del
discurso de corte social hecho a medida del programa de las CUP que hizo Artur
Mas. Asistimos en vivo a la puesta en escena en de un hombre desesperado que pide
a los radicales de la CUP que le “permitan que discrepe amablemente”.
El candidato de Junts pel Si a presidir la
Generalitat, un democristiano de toda la vida, liberal de tomo y lomo, con un
largo historial de pactos con el PP para la gobernabilidad y aprobación de
presupuestos, con una amplia cartera de seguidores de esos que se llaman a sí
mismos “gente de orden” se pone a los pies de la CUP y termina una sesión
sugiriendo que los diputados independentistas se reúnan “en asamblea” para
hablar de sus cositas.
Recuerdo a una mujer independentista de postín
que alguna vez me confesó que era militante convergente. Hablaba con repelús de
los okupas del barrio y de quienes se dedicaban a abrir centros sociales
donde llevaban a cabo actividades que a ella le parecían poco adecuadas. Esto a
la par claro, que despepitaba de la “España de pandereta” que ella y otros como
ella mantenían con sus impuestos.
¿Qué estarán pensando las señoras convergentes
de Sarrià? ¿Qué será del pedigrí ahora que el elegido por el gran jefe queda a
la altura del betún montando un numerito digno de la sala de espera de
Bienestar Social? Para otro día dejo la fe de “los del pedigrí” que resiste
visitas de la Guardia Civil, la UDEF y otras evidencias.
El otro asunto destacable es la insistencia en
el “no estoy en contra de España, sólo del Estado español”.
Es conocida la costumbre de los dirigentes de
todo nivel en Cataluña de pervertir el lenguaje de manera que siempre
haya una explicación que haga parecer menos malo lo que es malísimo. Y sí entro
en juicios de valor, repito, malísimo. Que para florituras y para llamar
perfume a lo que apesta ya están otros.
Mire usted por dónde a mí eso de no estar contra
España sino contra el Estado español me suena exactamente igual que el discurso
del nuevo antisemitismo. La ultraizquierda se escuda en el antisionismo y dice
“no soy antisemita, solamente antiisraelí”. Yo y unos cuantos más llevamos
tiempo insistiendo en que eso no es posible. El movimiento BDS, Boicot
Desinversiones y Sanciones es el ejemplo de que la exclusión de grupos y
personas israelíes y la premisa que califica al sionismo de movimiento
imperialista no es más que puro odio antijudío disfrazado de buenismo
propalestino.
Es verdad que muchos de los promotores del BDS
en España no se enteran “de la misa la mitad”, que quizás no conocen las
raíces profundamente antisemitas de las que parten y que solamente
están ahí porque “mola” odiar a esos que son los odiados y boicoteados de moda.
La pose manda ser antisionista. Les han dicho que no son antisemitas y lo
repiten. No les concedo demasiados atributos, al menos no a las masas del
movimiento.
¿Y esto qué tiene que ver con Artur Mas? Pues
mucho, mire usted.
No se puede hablar de él como alguien que
solamente va tras la masa y no se entera de dónde salen las cosas que hace ni
muchísimo menos. Puede caerle a uno mejor o peor pero, inculto, no se le puede
llamar. Dice que él no odia a España. Yo hasta le creo. Es más, ni siquiera
creo que odie al Estado español al que está desafiando. Tampoco entiendo cómo
ha llegado a dejarse arrastrar por gente mucho menos inteligente que él.
Quizás esta gente no ha ido a la escuela
trilingüe pero tiene mucho menos que esconder. A la vista está ya que el legado
político pujoliano pesa y mucho. Esta huída hacia adelante quizás tenga poco
que ver con su pedigrí y mucho con otras cosas. Luego ha tenido la malísima
fortuna de caer en manos de personas que son auténticos odiadores profesionales
dispuestos a cualquier cosa.
Los CUPeros lo mismo odian al Estado Español que
al “sionismo expansionista”, lo mismo proclaman una república que no hay en el
parlamento catalán, que piden credenciales de antisionista a un judío que hace
música o vetan un festival de música sefardí igual que llaman fachas a los
asistentes a un mitin de un partido político liberal. Puestos a odiar tienen
pocas manías.
Etiqueta de la camiseta de la diputada de la
CUP, Ana Gabriel en el Pleno del 10 de noviembre
Claro que los camaradas de la CUP
prefieren a Romeva que es mucho más digno que Artur Mas en el plano de los
principios, los amores y sobre todo de los odios manifiestos.
No sé si él querrá ser o no President ni si el
resto de los diputados lo votarían. De ser así, se nos quedaría una Govern
odiador de España y antisemita “para chuparse los dedos”.
Y no me gusta don Arturo, no me gusta nada pero
odiador, no es, sólo se ha transformado en destructor.
Se ha dado a la tarea de rodearse primero de
gente como Rahola, Martin Sala, Basté y todo el aparato propagandístico de Godó
y TV3 y ahora ha caído en manos de odiadores más furiosos y sin pedigrí que le
están amargando la vida.
Esto no ha ha hecho más que empezar...
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