Raisa, La Habana (profesora). Fuente Yusnaby Pérez, Cuba @Yusnaby Twitter.com
Artículo de Carolina Rodríguez-Cariño
Lo que va ocurriendo este año en el Caribe no deja indiferente a nadie, y por supuesto menos aún a los cubanos quienes estos últimos días han visto desfilar en las calles de La Habana nada más y nada menos que a Mick Jagger. Algo que en otras épocas era impensable. Un artista fuera del contexto sociocomunista poco o nada tenía que buscar en la zona de los Castro. Previamente Rihana, como otros artistas, llegó a la capital caribeña para hacerse fotos en diversas calles, como si se tratara de un parque temático, que quizás lo es.
Por otro lado, posterior a la polémica visita Papal, no por sí misma
sino por la represión ocurrida durante ésta, tuvimos la imagen del dictador
Raúl Castro en la ONU, con un discurso donde reafirmaba su postura para con sus
políticas llevadas a cabo durante más de cincuenta años en Cuba. Las cosas poco han cambiado,
siguen los presos políticos, los desaparecidos, la gente que sale al mar, a
esas 70 millas
que les separan de USA. Pero justamente este verano ocurrió una acción sin
precedentes, USA reabrió su embajada en La Habana. No ha habido condiciones,
Raúl Castro ha repetido hasta la saciedad que su régimen es intocable, que Cuba
seguirá gobernada como hasta ahora. Sin embargo, el Nobel de la Paz, Obama,
busca el aplauso fácil, quedar en la historia como el presidente que reinició
las relaciones con Cuba. Y me pregunto, ¿a qué precio? En agosto de este año,
la bandera de 50 estrellas se izó de nuevo. Demasiados sentimientos
encontrados. Demasiadas muertes. Demasiada frustración. Demasiados Orlando
Zapata, Guillermo Fariñas, Las Damas de Blanco, Oswaldo Payá, Harold Cepero…
Demasiadas incógnitas y continúa el atronador silencio cómplice internacional.
Raúl Castro con Obama
Los acontecimientos se suceden a una velocidad que poco nos permite
distinguir realmente el cómo puede afectar nuestro entorno, pero todo va
cambiando. Entretanto, se viene a mi memoria algo que me ocurrió el verano
pasado, lo publiqué en mi Blog personal en su momento y deseo compartir con
vosotros:
Esta semana, en
medio del "bochorno" de este verano catalán, el correr de un tren a otro,
escuché una conversación entre cuatro amigas, una contaba mientras las otras
tres le miraban con el interés de la novedad e imbuidas en su completa
ignorancia de este mundo en el que vivimos. La historia iba de un viaje a Cuba,
pero a la Cuba actual, si, esa la de la tarjeta de racionamiento, donde un
profesional o trabajador cualquiera no tiene para llegar ni a mediados de mes y
tiene que "rebuscarse" la vida vendiendo cosas fuera de "su
casa", esa Cuba donde se impide a
niños mayores de siete años consumir leche, el gobierno lo prohíbe.
Escuchaba la
conversación, e iba entrando en mi pasado reciente, esas ocasiones en las que
ayudaba a hacer maletas, cuando buscaba en mi "closet" (armario)
ropa, que aunque le estuviera usando sabía que había quienes le necesitaban
más, en aquella mi otra patria adquirida.
Pero vamos a la
historia, porque podría resultar fantástica si no es por esas acotaciones que
la misma chica hacía a sus interlocutoras... Iba mencionando las diferentes
ciudades donde estuvieron, alcancé escuchar Santa Clara, Santiago, La Habana,
sin dejar la playa fetiche del turista, no del cubano claro, Varadero.
Mencionaba las comidas, el arroz con frijoles, que ellas llamaban moros con
cristianos, conocido como congrí en mi familia cubana.
Y cómo no, estaba el plátano, "que
lo comen de todas las maneras", la carne de pescado y pollo "que era
lo más común", aunque también podían comer de cerdo y de "vaca",
pero acotaba, ésta solo la puede comer el turista, no el cubano. Además decía, "es que no hay para todos... y la verdad es
que si no hay para todos no me suena tan mal que no la haya para nadie, creo
que es lo justo", otra preguntó de inmediato, "pero, ¿los del gobierno?", y
responde... "supongo que ellos sí",
lo decía tranquilamente ¡sin despeinarse!!!
En ese instante, por suerte para ellas, habíamos llegado al destino final, donde todos salíamos del tren, porque mi sangre caliente, mi Caribe, mi mestizaje ardía en forma exponencial, y mucho más que el calor de las 3 de la tarde, sentía que la rabia ante semejante conversación, tan aséptica, tan insólita, tan llena de ignorancia, de esa posición fácil de quien va a disfrutar felizmente de una isla que le es "ajena" a los propios, mientras se les ofrece en bandeja de plata a los extraños.
Escribo estas líneas y no puedo dar
crédito a cómo contuve mi voz y no les hice callar a esa panda de idiotas que
van a "dar" dólares y euros a un régimen represor, asesino,
torturador, que tiene preso en medio de las aguas del Caribe a una población
que a pesar de todo, sigue alzando su voz de protesta. Donde los presos
políticos ya ni se cuentan, los desaparecidos pasan a ser un verbo en pasado: existieron, y permanecen en la
memoria de los suyos.
Retumba en mi mente aquello de esa
justicia que si no hay para todos... pues! Pero, vamos que si tienes una enfermedad, si
les corresponde una ración de carne, o leche, o huevos. ¿Seguro
estuvo en Cuba? La de verdad, la del día a día... porque que recuerde te mueres
de mengua, y de la enfermedad también, que carne no hay para la población, esté
o no enferma. ¿Seguro fue al Caribe?
Cuando llegué a casa, me recosté junto a
mi hijo quien adormitaba entre este calor mediterráneo, le abracé suavemente y
pensaba en su gente, en esa familia cercana y lejana que no tiene comida, ni
medicamentos, no tiene derecho a protestar ni libertades, sin respeto alguno
por sus DDHH. Recordé las miles de veces que hemos dicho que hasta que no caiga
ese régimen no iremos a Cuba, para no dar dinero a los Castro y su gente. Que
no contribuiremos con un centavo, nada para esos asesinos... sí,
somos herederos de "gusanos", y a mucha honra.
Cómo puede haber personas tan cretinas
que, mientras en sus casas les espera un buen plato de comida, o pueden escoger
entre qué carne llevar a la mesa, estén convencidas que está bien que otros
pasen sufrimientos con una dictadura eterna, ¡De más de CINCUENTA Y CINCO AÑOS!
Viene a mi mente los 15 años de dictadura
chavista en mi Venezuela natal, el pacto que hizo Hugo Chávez con Fidel Castro,
regalando el petróleo de los venezolanos. El pacto comercial donde todo lo que
se compra para mi tierra es "tramitado" a través de La Isla. La
usurpación de los cargos públicos por cubanos en Venezuela. Y qué decir de nuestros
médicos, excelentemente formados que les cuesta cumplir con el "año de
rural" o la residencia, obligatorio para ejercer y proseguir con los
cursos de especialidad, porque las plazas han sido ocupadas por "supuestos
médicos cubanos", quienes no tienen problemas en recetar aspirinas para
una gripe o un cáncer. No, la mayoría de ellos no son médicos sino activistas
que deben actuar como agentes de adoctrinamiento. Y vaya si lo han hecho,
llevan 15 años en ello.
Quizás muchos crean que es una leyenda
urbana que las votaciones en mi Venezuela actual son manejadas por un software desde
La Habana. Soy de las sabe que esto es una triste realidad y no una
"simple leyenda", eternizándose en el poder.
Recuerdo la conversación y a la vez las
colas por comida, medicamentos, champú, jabón, desodorante y demás insumos de
primera necesidad que los venezolanos han de hacer. Y no es por culpa solo de
la ineptitud del gobierno de Maduro, ésto es parte de esa terrible
herencia chavista que lleno de miseria al país, y ha echado fuera de su
propia tierra a muchos que nunca soñamos que algún día ocurriría. Sí, colas de
horas debiendo comprar sólo uno o dos productos por persona ¿una cartilla de
racionamiento? si, también la hay, ¿presos políticos? ¡Desde hace años! y un
genocidio en todos los sentidos.
No dejo de advertir a quienes me dicen que irán a Cuba, pero vamos, que de turistas, como si nada, mi cara, mi voz, mis gestos no pueden ocultar la indignación que me producen quienes actúan "asépticamente", si... ¡sin despeinarse!
Me ha emocionado tu relato, porque soy español y llevo a América en el corazón, pero Cuba me duele especialmente porque soy consciente del apoyo que siempre ha tenido el Régimen de Fidel Castro por parte de toda la izquierda española, la melancólica y la radical, sólo la derecha española hacia defendido siempre la verdad frente a la sarta de mentiras de la dictadura cubana, a pesar de ser una derecha arrasada por la propaganda de izquierdas. Me avergüenza la ignorancia del pueblo español. Y que decir de Obama, otro tonto útil.
ResponderEliminarquienes tenemos nexos directos con Cuba y también con Venezuela, como es mi caso, viviendo en España, siento un deber mostrar aunque sea con mis palabras la realidad de lo que viven los míos al otro lado del Atlántico.
Eliminarmil gracias por leerme