Artículo de Sergio Calle Llorens
Una
comunión sin misa es como un espeto sin sardinas. Igual que un bautizo laico en
domingo es como un sujetador sin domingas. No tienen sentido alguno. Empero, en la parte
oriental de mi región malagueña ocurren
ambos acontecimientos. Por un lado, el
Borge -pueblo comunista donde los haya- y ahora el Rincón de la Victoria, en el que tras pagar 82€ de nada se pueden
celebrar comuniones no religiosas. La primera, pero seguro que no la última,
que se ha apuntado a que su hija tenga una “Comunión laica” es una veterinaria de
la Cala del Moral -muy buena por
cierto- que afirma que su hija tiene derecho a poder vestirse de Princesa. Y
que la medida, aprobada en forma de ordenanza municipal por Podemos, IU y PSOE, no va contra el
sentimiento religioso de nadie. Por lo tanto, la señora espera que el
consistorio elija algún punto emblemático como “La Cueva del Tesoro,” o alguna de las múltiples playas del
municipio para tan feliz acontecimiento. Como no podía ser de otra manera, he de dar una respuesta contundente al
despropósito.
Quiero que sepan que tengo dos hijos y ninguno ha sido
bautizado porque ni su madre, ni un servidor, creemos demasiado en
instituciones creadas por hombres o mujeres. No obstante, tanto ella como yo
hemos intentando inculcarles un sentimiento religioso que es, como saben,
inherente al ser humano. Además, pensábamos que era fundamental que conocieran
la base fundamental sobre la que se fundamenta la vieja Europa: el cristianismo. Con todo ello, espero que no confundan
estas líneas con una respuesta típica de un rabioso cristiano.
Verán: la veterinaria tiene todo el derecho del mundo a
hacerle una fiesta de Princesas a su niña. Por mí, como si la viste del Real Jaén en la cabalgata de Reyes.
Hay gente con muy mal gusto y he de respetar sus decisiones. Lo que ocurre es que la comunión, al menos la
católica, está concebida como un pacto entre Dios y los niños que quieren recibir el mensaje de Jesucristo. Mis hijos, insisto, no han
tenido esa celebración y no han sufrido ningún tipo de trauma que vaya a marcar
sus vidas por no haber hecho la comunión con sus compañeros. Por otra parte, la
criatura de la veterinaria dice que quiere hacer la comunión por la fiesta y,
digo yo, que tal vez también por los regalos. Si llevamos esta extraña forma de pensar hasta el infinito, yo podría,
aunque estoy exento talmúdicamente hablando, hacerme la circuncisión para ganar
tanto dinero como los judíos de Amberes,
o hacerme mormón con la esperanza de gozar a una mujer diferente cada
madrugada. Eso sí, de forma laica.
A juzgar por los
acontecimientos que año tras año van pasando por delante de nuestros ya un poco
aburridos y cansados ojos, nuestra nación no acaba de salir de la idiocia.
Seamos claros: la única razón por la que los de siempre abogan por bautizos y
comuniones laicas, además de la estupidez manifiesta, se basa en una
identificación plena del catolicismo
con lo que ellos llaman el país y, como pasa con la bandera -a la que
consideran franquista- o con el himno -ídem de lo mismo-, el caso de Dolores Díez Posse viene a demostrarnos la razón por la
que España, como vemos, avanza pero
no prospera. Y es que siempre hay lugar para un cretino más. Espacio para un
nuevo papanatas dispuesto a demostrar que el Homo Hispanicus no viene del mono
sino de la gallina.
En cualquier caso, no vaya a creer el inocente lector que acabará aquí la cosa, pues vamos a tener a gran escala: navidades, procesiones y hasta bodas en catedrales completamente laicas. Incluso ya hay quien apunta a que hay que abolir el patriarcado y, con ello, la forma en la que los hombres tenemos sexo con las mujeres. Vaya que está cerca en el calendario la jornada en la que los machos no podremos ni tocar el usufructo a nuestras amantes. Como contra la estupidez los Dioses luchan en vano, solo podemos aspirar a conservar lo que tenemos para que, en el año nuevo, la vida sea la que siempre hemos tenido. Y todo esto explica, queridos amigos, la causa por la que a un ayuntamiento malagueño en la ruina se le ha ocurrido una nueva forma de dar un sablazo a los contribuyentes. Nuestra única salida es protestar hasta el infinito. Denunciemos, por tanto, la impostura de estos gurruminos y les aseguro que la próxima vez que el miedo a lo políticamente correcto llame a nuestra puerta, no encontrará absolutamente a nadie.
Escuché esta mañana que hay un idiota en el poder para que sus votantes estén bien representados.
ResponderEliminarMe consta que esta mujer se siente muy representado con el esperpento de gobierno municipal del municipio en cuestión. Lo que no me constaba, al menos hasta ahora, lo mal que le ha sentado la reacción de aquellos que no entendemos cómo se puede alcanzar ese grado de papanatismo. Saludos
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