Artículo de Carolina Rodríguez-Cariño
Quizás para estos días tendría que hablaros un poco de lo
que nos ocurre localmente en Cataluña, donde pareciera que cada hora tenemos
una noticia distinta. O en la España que me ha tocado vivir desde hace ya 10
años y 9 meses exactamente.
Tal vez, debería exponerles las razones del estado de
angustia constante en el que está mi gente en Venezuela, quien pasa por el
momento más dramático de toda su historia republicana. Hay tanto que contar y
tan pocas líneas para ello.
Pero quiero detenerme en las charlas con mi hijo, quien
cursa la ESO. Sus cursos de historia han sido complejos, por decir menos.
Cuenta con una profesora pro-separatista quien de manera descarada en clase,
expone “su opinión” acerca de los partidos en Cataluña. Sí, reconozco que esto
es grave, no, perdonad porque esa no sería la definición exacta, es “de juzgado
de guardia”. Y, estimado lector, ese lastimosamente es un hecho común en los
colegios e institutos en toda la región desde hace años, y es tan sólo un
ejemplo de todo cuanto se hace. Pero no quiero detenerme en ello en esta
ocasión, ni tampoco reseñar el cómo desde niño y más aún ahora en su
adolescencia, “pasa de las mentiras del separatismo”, está claro en la
verdadera historia que debe aprender.
En esta oportunidad deseo compartir con vosotros parte de la
última charla sostenida con mi hijo. Están desarrollando en Historia temas en los
que afortunadamente, y por razones geográficas/históricas, me puedo desenvolver
“adecuadamente”.
Uno de ellos es sobre la Independencia
de los Estados Unidos de América, que se inicia, como bien lo
sabéis, con la Separación Jurídica de las 13 Colonias Británicas, lo que ocurre
el 2 de julio, y posteriormente, según confirmaron algunos de los firmantes
quienes también fueron presidentes, Thomas
Jefferson, John Adams y Benjamin Franklin, la Declaración ocurre el 4 de
julio. Justamente en Monticello, casa del primero de ellos, en Virginia, está
una copia del Acta firmada el año 1776. El otro tema se centra en la Revolución
Francesa, ocurrida a finales del siglo XVIII, donde les mencionan causas,
consecuencias y protagonistas, he de confesar que uno de mis temas favoritos.
Para llegar luego a la Independencia de los países Latinoamericanos, donde les
hacen referencia de la importancia de Simón Bolívar.
Veréis, en mi tierra por razones de la “Revolución Bonita”,
ese régimen sanguinario y genocida, se ha creado una “nueva historia”, donde el
cambio de nombres y fechas pasa a tener relevancia para adoctrinar debidamente
a la población. Logros del “totalitarismo” en la Venezuela actual. Tal vez esto
parezca un hecho repetido, por qué no decirlo, pero aún más cercano, demasiado
para mi gusto, en Cataluña y la historia “particular” que les enseñan a los
críos. Aunque usar la “educación de los niños” sea más propio de regímenes
comunistas, el nacionalismo, su primo-hermano, usa esta vía para imponer su
pensamiento único.
Así que perdonad la falta de “links” en el texto, es complicado conseguir una fuente fidedigna
porque han sido secuestradas desde el poder, con lo cual recurro a mis fuentes
más preciadas, los libros de mi padre.
Me quiero detener en unos hechos ocurridos a inicios del
siglo XIX, allende los mares, y que fue parte de la charla de sobremesa del día
de hoy:
Años atrás se celebraba el Día de la Bandera en el mes de
marzo. La explicación de esta fecha concreta está en que el tricolor de mi
tierra fue izado por primera vez en el Buque Leander, bajo el mando del
Generalísimo Francisco de Miranda un 12 de marzo de 1806. Ciertamente, no fue
sino hasta el 03 de agosto que hace lo propio en tierra venezolana. Más sin
embargo, el hecho principal, el germen que da inicio a muchos otros sucesos,
que conllevaron a la Independencia de los Países Latinoamericanos estuvo
reflejado en ese acto realizado en aguas haitianas.
Es interesante conocer un detalle importante de esa historia
con el Leander: fue el Presidente de USA, Thomas Jefferson, quien le dio el
visto bueno al Leander, y apoyo para que un armador de Nueva York, de apellido
Ogden, construyera el barco, el cual viajó bajo la bandera de USA hasta aguas
Haitianas, donde cambia a la bandera, la que luego lleva Miranda hasta
Venezuela. Su tripulación la conformaban 300 norteamericanos. Sí, el mismo
Jefferson que menciono previamente.
El Gran Miranda, nombrado años más tarde Generalísimo, participó
en guerras como la de la Independencia de Estados Unidos y la Revolución
Francesa (como consta en el Arco de Triunfo en los Campos Elíseos). Luego fue
traicionado y llevado a prisión en La Carraca, en San Fernando (Cádiz) donde
muere a los 66 años.
Como ocurre con todos los países, la historia de Venezuela
está llena de millones de acontecimientos, grandes hombres con enormes hazañas
y también, por qué no decirlo, grandes errores. Miranda sin duda fue uno de
ellos, ojalá la historia algún día le dé el lugar que bien se merece.
Durante el mes de abril pasado se deberían haber celebrado
los 205 años de la Independencia de Venezuela. Podrían decir, y no les falta
razón que ello no ocurrió hasta que se ganó la última batalla en territorio
venezolano, la Batalla Naval del Lago de Maracaibo, el 24 de julio de 1823. Pero
es interesante cómo lo ocurrido el 19 de abril de 1810, un jueves santo, se
inicia la Independencia de Venezuela, y con ella la de toda una Latino América
que estuvo marcada por hombres y mujeres, entre ellos Miranda, Bolívar, San
Martín, Artigas... entre muchos otros personajes.
Para la época, Vicente Emparan era el Gobernador y Capitán
General de Venezuela. Se presenta una revuelta causada entre nobles, en
particular, blancos criollos, hijos de españoles nacidos en "las Indias
occidentales", y miembros del cabildo, quienes desconocen la autoridad de
Napoleón Bonaparte en España y quien deja al mando a su hermano José, en contra
de Fernando VII. Así Emparan solicita la opinión sobre su mando ante una
especie de asamblea ocurrida frente a su balcón en la entonces plaza mayor de
Caracas, la historia cuenta que detrás de Emparan se encontraba el Presbítero
José Cortés de Madariaga quien hace "señas" para que quienes allí
estaban respondieran negativamente ante la pregunta si le querían como
gobernador, ante la respuesta negativa, Emparan mencionó "Si no me queréis, pues yo tampoco quiero
mando".
Muchos desconocemos quién fue Vicente Emparan, quizás uno de
los hombres más cultos que pudo gobernar tierras venezolanas en condición de
Colonia Española. Pensando retrospectivamente, no sé qué hubiese pasado de
haber quedado Emparan en el poder, y a su vez, en España José Bonaparte, a la
luz de los acontecimientos posteriores, con el absolutismo impuesto por
Fernando VII, cuando retoma el poder y desconoce la Constitución de Cádiz, La Pepa.
Lo que vino después está escrito en los libros de historia.
Quizás le llevamos como un ADN a ambos lados del Atlántico. Tal vez, ese ir y
venir entre democracias, dictaduras, autocracias, repúblicas (unas de verdad y
otras sólo nominales) y reinados, ha ido determinando que cada uno en su
posición particular haya avanzado de una u otra manera. Creo que arrastramos
algo más que guerras y escasos acuerdos. Pienso que nuestro problema, en mucho
común, está en la forma en que nos hemos comportado como sociedad, y más aún
como pueblos.
Si evaluamos la historia de USA, Canadá o Australia, podemos
palpar cómo los inmigrantes se establecían con sus familias a fin de iniciar un
futuro como sociedad, asumían esa nueva tierra como propia, donde debían
desarrollarse para crecer como país. Es cierto, hubo una casi eliminación de
los aborígenes americanos en esas tierras, hecho que no ocurrió en las Colonias
Americanas bajo el Imperio Español o el Portugués, a pesar que muchos se
empeñen en repetir la mentira acerca del “genocidio ocurrido en la conquista” (y
me permitiréis un comentario, durante la historia de la humanidad, todos los
pueblos han sido objeto de guerras en pro de conquistas, donde ha habido
conquistados y conquistadores, la de América no tuvo mayores diferencias a
aquellas).
Es importante ver cómo los conquistadores, y luego colonos
provenientes de la Península viajaban en la mayoría de los casos sin su familia. Esperaban la gloria de
sus actos, buscaban el reconocimiento de la Corona, y también, por qué no,
enriquecer sus arcas, cosa que no ocurrió
con gran parte de ellos.
¿Pero qué tiene que ver esto con nuestra historia? Mucho más
de lo que creemos. El comportamiento de “inmigrantes eternos”, donde buscamos
el enriquecimiento momentáneo, en lugar de la productividad de nuestras
tierras, la que no solo está en la riqueza de las mismas y la que podamos
generar, sino en la educación y cultura de nuestros ciudadanos, lo que puede
marcar la diferencia al asumir nuestra ciudadanía, el amor por nuestra patria,
la defensa de sus valores, y también, la lucha diaria por su desarrollo, en lo
personal y en su conjunto.
Vuelvo atrás en nuestra historia común, a ese día que nos
marcó a ambos lados del Atlántico, el 19 de abril de 1810, no sé si todos los
venezolanos le recordamos, estoy segura que muchos de los españoles le desconocen,
conocer los personajes que intervinieron en esa fecha particular. Al tenor de
los acontecimientos posteriores, creo que no hemos aprendido de nuestros
errores, no hemos sabido encontrar nuestros aciertos para usarlos como punto de
referencia, de inflexión. No hemos reconocido, aun en pleno siglo XXI, las
virtudes de un mestizaje que aparte de colores diversos y la riqueza de tener
una lengua común, la segunda más importante del mundo en la actualidad, puede
ayudarnos y mucho a guiar nuestros pasos para un desarrollo sostenible, ese que
se basa en la educación como base de nuestra sociedad, y sin duda, en esa
educación tener presente nuestra historia, porque como bien lo dijo Winston
Churchill, “cuanto más lejos mires hacia
atrás, más lejos hacia adelante verás”.
Enhorabuena por el artículo.
ResponderEliminarAdemás me ha encantado que al fin un/a español/a no condene a su propio país por lo que hizo hace 500 años con la ética simplona actual.
Insisto, enhorabuena.
Muchísimas gracias por el comentario. Tuve la fortuna de tener un padre historiador, quien fue mi mejor maestro. Aprendí que no podemos ni debemos juzgar fuera de contexto, incluso siendo mestiza como lo soy, un trozo venezolana y otro española.
EliminarUn abrazo grande