Artículo de Rafa González
Las navidades alemanas de finales de los años 40 aún son
recordadas por muchas ancianas con mayor horror aún que los bombardeos de la
guerra. En aquella época, miles de chiquillas de la recién fundada República
Democrática de Alemania abrían sus paquetes de regalo con la desagradable
imagen de una muñeca esbelta, sonriente, rubia, pero sin ojos. Era un regalo
macabro, pero los padres no podían hacer nada. Aquella década, las muñecas de
la Alemania comunista estaban destinadas a llegar tuertas a las casas. La razón
era que los trabajadores de la entonces única fábrica de ojos de cristal de la
Alemania oriental, en la ciudad fronteriza de Lauscha, habían salido pitando al
pueblo cercano de Neustadt, en la Alemania occidental, donde iban a ganar cinco
veces más. El régimen comunista de la RDA acabaría respondiendo, por esta y
otras razones, con la construcción del famoso muro que separó la actual
Alemania en dos mitades. Y las muñecas volvieron a tener ojos.
El partido UPyD va a presentarse a las próximas elecciones
generales españolas con un candidato preparado, Andrés Herzog, que ha ganado
unas primarias, y que ha sabido comunicar las muchas campañas y denuncias contra
la corrupción presentadas durante los últimos años contra distintos partidos
políticos del país. Pero UPyD es un partido que se presenta tuerto, con cuencas
vacías, por una fuga considerable de votantes que, en los últimos meses, han
decidido pasarse a otras regiones del espectro ideológico. Por qué ha sucedido
esto?
En primer lugar, sin duda por la campaña de destrucción de
este proyecto surgido en 2008, llevada a cabo con la peor de las dinamitas, que
es el silencio del olvido: nunca tuvo el partido fundado por Rosa Díez una
especial presencia en los medios de comunicación, pero ha sido la promoción
exagerada de Podemos y Ciudadanos los dos últimos años en la televisión, el
medio aún favorito de los españoles para informarse, la que ha arrinconado a un
lugar oscuro a la organización magenta famosa por sus denuncias de casos hoy
omnipresentes en los juzgados.
En segundo lugar, a causa de la gente tóxica. El ejemplo más claro es el de Irene Lozano, que
viéndole las orejas al lobo de la desaparición del Parlamento ha anunciado esta
semana que será la número 4 del PSOE por Madrid para las elecciones. Lozano,
esa bayoneta del 'Querido Paco', ese caballo de Troya que confirma que España
es el único país fuera de África donde una candidata pierde las primarias a la
dirección de un partido antibipartidismo para pasarse, meses después y tras
perder, a uno de los dos principales partidos del país.
Pero, sin ninguna duda, la fuga de votantes de UPyD responde
a un motivo mucho más irracional, más español si lo prefieren, y que la gran
filósofa e historiadora francesa Chantal Delsol supo bien resumir de una
sociedad tan parecida a la nuestra como es la francesa. Me permito copiarles
aquí algunos extractos de un lúcido artículo suyo aparecido en el diario Le Monde en 2013:
''El papá Estado es en
Francia tan natural, tan oficial, tan canónico, que toda otra corriente
política debe mostrar un carácter de gran virtud si quiere ser reconocida. Si
el socialismo es ejercido por un presidente corrompido, ministros mentirosos,
golfos de todo género, diremos que es culpa de la política; pero si los mismos
hechos se dan en la derecha, diremos que es culpa del liberalismo, corrompido
por naturaleza.
En otras palabras: en
Francia, si usted es socialista, puede ser estúpido, codicioso o fainéant
(ni-ni), no traicionará a sus ideas; pero si quiere usted convencer desde la
derecha, ello le creará más exigencias.
Este hombre [Sarkozy]
no había aprendido jamás a decir buenos días, se comportaba como un adolescente
maleducado, los principios morales le parecían tan superfluos como la decencia
común que exige apagar el iPhone frente a un interlocutor. Nuestro viejo país,
no posee más que la distinción de aquellos nobles que lo dilapidaban todo menos
sus buenas maneras y vivían con austeridad fastuosa. Lo que [el pueblo francés]
detesta más en un gobernante es la vulgaridad. Prefiere a un gángster elegante
a un hombre honesto que le hace un corte de manga porque sí''.
Efectivamente, la razón más importante de este abandono se
debe a un supuesto rechazo -aparentemente irreparable- de los españoles a la
figura de Rosa Díez, curiosamente incluso después de irse. No en vano el partido
escogió el color rosa para su imagen. Y es que sin excepción, cuando para las
elecciones andaluzas de este año comentaba a mis amigos que votaría a UPyD
(partido por el que acabé apostando desde Alemania, tras desembolsar 40€ entre
consulado y notario para poder votar por correo), ellos, conocidos y
familiares, coincidían misteriosamente en señalar a la fundadora del partido
como un ser arrogante que les caía mal. No sé si me explico: los españoles se
ponían de repente exigentes con el carácter de una persona cuyo partido venía
claramente a romper moldes con una manera de entender el Estado, que no es otra
que la del abuso de las descontroladas autonomías. Esa exigencia alcanzaba
cotas astronómicas por la única razón de que los españoles, probablemente, han
sido incapaces de digerir la existencia por primera vez en la historia de un
partido que dedica sus días laborales a depositar denuncias, y no a reunirse en
asambleas inútiles, además a plantarle cara a ETA, al nacionalismo y a la
desigualdad que han creado los territorios.
Miren, yo he conocido a Rosa Díez hace años. Allá por 2008,
ella eligió a mi entonces amigo cordobés Ramón Cuevas, que aún no había
terminado Periodismo en Sevilla, como su secretario personal en Madrid. Cuando
algún fin de semana me quedaba a dormir en su casa, en una pequeña buhardilla
de la calle Atocha, Rosa Díez solía llamarle al móvil desde su habitación del
Hotel Palace para acordarle una hora en el peluquero. Yo tenía la sensación
entonces, y siempre la tuve, de que era una persona (como política que era) en
exceso preocupada por su imagen, y durante muchos debates en el Congreso
percibía que pecaba de algo de oportunismo al descargar toda su furia sobre el
presidente de turno, para ganar adeptos en uno y otro bando. Esta estrategia
puede resultar pícara, pero no conozco a ningún partido político, y menos en
España, sin su propia picaresca. El caso es que esa estrategia le salió bien,
hasta que a una mano negra en los medios de comunicación españoles le pareció
que iba muy lanzada y se encargó de crear ese clima de opinión tan hostil hacia
la política vasca. Y hacia su partido.
parece que no lo he sabido subir
ResponderEliminarLo intento de nuevo - decía que había puesto una apostilla a tu artículo y que parecía que no había sabido colgarlo: ahora parece ya que sí. Únicamente quería añadir que Rosa Díez y su partido tuvieron la gran oportunidad de pactar un acuerdo con Ciudadanos cuando este último estaba prácticamente limitado a Cataluña - y el acuerdo habría sido en condiciones ventajosas para UPyD, que lo rechazó de plano en fondo y forma, y quizá ahí perdió su gran baza. Y puede ser políticamente de consecuencias fatales, como mucho me temo es el caso ahora, el desaprovechar eso que los de habla inglesa llaman " the right moment, the right place" aserto que por cierto nos remite a la noción griega de "kairós" que es el momento, la ocasión oportuna, el "nun ist es so weit" : decían pues los griegos que la ocasión pasaba tan rápida que había que asirla por la coleta, por el pelo del cogote, de ahí que representaran el "kairós" , la ocasión, el momento oportuno, como un hombre calvo con coleta. De ahí el dicho nuestro,el de que " la ocasión la pintan calva."
ResponderEliminarCordialmente
Precisando lo del calvo con coleta, propiamente los griegos representaban ese concepto de kairós como una persona con un mechón de cabello, en el cogote o en la testa, pero que en todo caso era el único brote de cabello que lo adornaba.. Importa precisarlo porque no vaya a ser que nuestro político que pasea la melena recogida en cola de rocín se crea que su tiempo, su kairós ha llegado.
EliminarGracias Carles. Veamos: coincido en el análisis de que ese rechazo al pacto de Ciudadanos fue la tumba de UPyD, pero NO precisamente porque UPyD hubiera tomado una mala decisión, sino más bien porque Ciudadanos venía aupada por los medios, en plan apisonadora, y prácticamente preguntaba 'conmigo o contra mí'. Se me ocurre el símil del rescate a un secuestro: murió el rehén por no aceptar el pacto sus rescatadores. Fue la muerte resultado de no haber aceptado el pacto? Seguro. Pero hubiera sido bueno el pacto? Depende. Es un símil un tanto hardcore, pero espero que me hayas entendido.
EliminarHabía claras diferencias, y las sigue habiendo, entre UPyD y Ciudadanos. Que yo sepa, UPyD presenta denuncias y Ciudadanos no. UPyD habla de la independencia judicial y Ciudadanos no. No conozco nada de Ciudadanos relativo a ETA, a las autonomías, etc. Creo que UPyD hizo bien, pero cayó por cometer el pecado de tener principios. Un abrazo.
Sí, si yo debería haber empezado diciendo que suscribo tu reflexión, quizá me he saltado algunos escalones en el razonamiento, como el que el sistema de partidos en España, ese sistema proporcional corregido o ponderado - o adecuado a las oligarquías regionales con sede en Bilbao y Barcelona, vaya- no permite dos partidos en una misma baldosa. Y quizá UPyD debería haber visto esto, que C's ( empezando por ese apóstrofe tan ridículamente pretencioso, pero que funciona) le comía la tostada. A ver, al César lo que es suyo: a C's no se le puede negar haberse hecho un hueco, hace diez años, en un ambiente que, de manera sorda y sórdida, te arrincona si no compartes sus consignas, el nacionalista. C's eran y son los apestados den Cataluña. Precisamente C's nace contra la asfixia nacionalista, y sobrevive a ella.
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