Artículo de Mazelmind
Dentro de poco menos de un mes será de nuevo 11 de septiembre, la “Diada Nacional de Cataluña”. Desde 1980 se determinó que este día se celebre la fiesta “nacional”. Se conmemora la caída de Barcelona, después de permanecer sitiada más de un año, como colofón de la Guerra de Sucesión Española (que no de secesión), contienda internacional que derivó en guerra civil entre Borbones y Austracistas, para dirimir por las armas quién sería el nuevo rey de España.
En los dos bandos había españoles de todas las procedencias. El balance mortal alcanzó la cifra de 16 000 víctimas. A Rafael Casanova, “Consejero Principal” de Barcelona, y jefe militar y político, el asalto borbónico le pilló durmiendo y se presentó en la muralla con un estandarte de Santa Eulalia. Lo hirieron y fue socorrido. Cuando la ciudad cayó, tuvo tiempo de quemar buena parte de los archivos donde constaban sus atributos políticos y militares; hizo que lo diesen por muerto y se marchó a San Baudilio de Llobregat, cerca de Barcelona. Amnistiado en 1719 de cualquier responsabilidad, regresó a Barcelona y volvió a ejercer como abogado hasta 1737, año en qué se retiró Murió en 1743. A este personaje, calificado como héroe de la resistencia por el nacionalismo catalán, se le rinde homenaje cada 11 de septiembre obviando que era “Conseller en Cap” de la rendición de la ciudad. Por supuesto, Barcelona no era el paraíso antes del 1714, ni los héroes populares lo eran, y no hubo “Guerra de Secesión” como se empeñan en hacernos creer los que escriben el relato nacionalista.
Mi propósito hoy no es explicar datos históricos, que son conocidos y que sería una temeridad resumir en este corto espacio, sino hablar de la celebración de la “Diada” organizada por entidades nacionalistas. No es que no tenga importancia que se haya elegido como fiesta nacional la fecha del violento final de la guerra y la consiguiente represión ejercida contra los soldados capturados, así como que se manipule la historia con fines políticos, pero el tema es otro, igualmente grave.
Desde 2012 la ANC (la autodenominada Asamblea Nacional Catalana) y la entidad asociativa Ómnium Cultural, organizan demostraciones multitudinarias para las que hacen un importante despliegue de esfuerzo y material. Este año han decidido “ocupar” la Avenida Meridiana de Barcelona, una de las grandes avenidas de la ciudad.
La Meridiana es una avenida densamente poblada y, en gran medida, por gente de clase trabajadora, muchos de ellos llegados a la Ciudad Condal hace muchos años, desde otros puntos de España y con familias criadas en Barcelona.
La Meridiana es también la avenida donde se encuentra Hipercor, aquel centro comercial que un infausto 19 de junio de 1987 fue escenario de uno de los mayores atentados terroristas que ha vivido España a manos de ETA. Hipercor está ubicado en la parte de la Meridiana, que corresponde al distrito de Sant Andreu y en la misma avenida se encuentra el monumento que honra a las 21 personas que perdieron la vida y los 45 heridos. Por cierto, es el mismo sitio en el que cada año se celebra un acto conmemorativo en el cual, este año, no hemos visto aparecer ni al representantes del gobierno nacionalista ni a la flamante alcaldesa de Barcelona.
Y a propósito de la alcaldesa Colau, ahí no estaba, cuando se esperaba su presencia oficial, pero a la macro “manifa indepe” del 11S en la Meridiana dice que irá como representante institucional. Perdonen el paréntesis de éste exabrupto, pero me he acordado de aquello de “el muerto al hoyo y el vivo al bollo”.
Sigo con los organizadores de la “Via Libre” que ya se sabe que es “ democrática, festiva, familiar e inclusiva” (siempre y cuando lo sea en los términos del nacionalismo). Como ya dije, la organización de este acto de reafirmación nacionalista y de convocatoria secesionista está a cargo de Òmnium Cultural y la ANC. La anterior presidenta de Òmnium es conocida como una gran promotora de la cultura catalana en círculos nacionalistas y entre otras cosas, en 2011 tuvo a bien tachar de maltratadores a los padres que osaban pedir educación en castellano para sus hijos.
Pero ahora me centraré en la ANC. Cuando la presidía Carme Forcadell, publicaron una “hoja de ruta” donde expresaban claramente sus intenciones; entre otras, ¡promover una declaración de independencia que incluyese el control de la seguridad, las instituciones, los puertos, aeropuertos y fronteras! ¡Es decir, un Golpe de Estado!
En su declaración fundacional, la ANC manifiesta: “dentro de la sociedad civil de Cataluña se ha generado un amplio movimiento de rechazo al actual proceso de destrucción económica y de genocidio cultural y una creciente consciencia de la necesidad de recuperar el Estado propio, lo cual se ha manifestado en forma de declaraciones, opiniones, manifestaciones, consultas sobre la independencia en centenares de municipios, acuerdos municipales de rechazo a la Constitución española y otras actuaciones. Que la opinión pública de Cataluña se manifiesta mayoritariamente insatisfecha con el grado de autonomía y capacidad de decisión de que gozan los catalanes, y así mismo hay muchos valencianos y baleares insatisfechos con la autonomía del respectivo país.”
En resumen, la ANC se autodefine como auto-elegido vocero de la mayoría de los catalanes aunque por supuesto sepamos que no lo es. Habla de recuperar un Estado que nunca ha existido, se manifiesta contraria a la Constitución y de paso incluye en sus planes pan catalanistas a Valencia y Baleares.
Entre otras cosas establecen que su objetivo es crear un país que esté dentro de la Unión Europea. Y les da igual que los dirigentes comunitarios e internacionales se hayan cansado de recordarles que una Cataluña secesionada de España, “independiente” no es posible, ni viable. Simplemente, es imposible.
Carme Forcadell dejó el mando oficial de la ANC cuando estuvo obligada a hacerlo, según los períodos limitativos establecidos por la organización. Después de un proceso electoral ganado por Liz Castro, el presidente designado fue Jordi Sánchez, ex asistente del Síndic de Greuges (Defensor del Pueblo de Cataluña) y miembro de la tristemente célebre “Crida per la Solidaritat”. Es curioso que Carme Forcadell haya dejado el mando cuando tocaba y se retirara sin más y también lo es que al poco tiempo pasase a formar parte de la lista unitaria del presidente Mas. Las conjeturas las dejo a cargo del lector.
Como he dicho, el nuevo presidente de la ANC era miembro de la “Crida”, una organización independentista que estaba, en realidad, a favor del terrorismo de Terra Lliure y de ETA; estaba financiada por la Generalitat y había producido titulares como: “La Crida anuncia acciones directas contra los almacenes que no se catalanicen” ( El País 8 sept 1984), “Tormenta política por el desvío a la Crida de fondos del Departamento de Trabajo de la Generalitat” (El País 15 mayo 1988) o “ETA quiere crear un gran movimiento independentista inspirado en la Crida. La organización terrorista pretende ampliar su influencia política” (el País 5 julio 1992).
Después del atentado de Hipercor, HB emitió un comunicado en el que lamentó la pérdida de vidas humanas y culpó a la dirección de la empresa afectada y a la policía de no haber reaccionado, a propósito, y con celeridad a la llamada que avisaba de la existencia de una bomba, con la finalidad de que explotara y poder usar el atentado como arma propagandística. La Crida y otras entidades coincidieron, básicamente, con el discurso de cobertura que planteó HB.
Y ahora sí, volvamos a la fiestecita “democrática” de la Meridiana. ¡Yo hablando de malos rollos y los buenos catalanes ya han alquilado más de mil autocares para lo que de verdad importa!
Los organizadores son obsesivamente amigos de los símbolos. El primero es la hora del evento. Como no podía ser de otra manera, empieza a las 17.14. A esta hora cada uno tiene que estar en su emplazamiento asignado. Me imagino que para entonces, la maquinaria de la televisión la radio y la prensa subvencionada y pagada por los impuestos de todos, estará lista para hacer todas las instantáneas y recoger los mejores ángulos, planos y zooms móviles, para que se crea que hay millones de personas manifestándose. Para eso cuentan con técnicos muy hábiles.
En principio, para acudir a la “Diada” la gente ha de apuntarse a la manifestación con antelación, para que le asignen “su tramo” y poder conseguir el efecto deseado. Y este año, la entidad “Ara és l’Hora” (Ahora es la hora) que reúne a ANC y a Òmnium para organizar el evento, le da una vuelta más de tuerca al separatismo.
Han dividido los tramos por “colectivos”, de manera que cada uno encuentre su sitio en la macromanifestación. Esto, como muchas de las cosas que hacen los organizadores está cargado de significado. Encontrar el lugar en el evento lleva a ubicarse en el imaginario del “nou país”, que cada uno haga lo suyo para el proyecto común. ¡Eso sí, juntos pero no revueltos! El personal es muy de etiquetas, clasista, de llevar a rajatabla un control como está mandado, ya sea marcando comercios “no adictos al independentismo “ recopilando” datos de ciudadanos para hacer listas de “desafectos al proceso de independencia”. No en vano han sido multados por violar la ley de protección de datos y ahora se vigilan sus violaciones. Gajes del oficio.
Y ahora presten mucha atención: cada tramo tiene su “etiqueta”, su denominación de pertenencia a un colectivo, no sea que despiste un bombero y se vaya al tramo del gremio de la educación o que se descuide un inmigrante y acabe en el tramo de los campesinos o de los sordos. Cada uno ha de elegir cuidadosamente su etiqueta personal. Luego, no valen cambios de última hora. ¡Faltaría más!
Los jóvenes van en el tramo 12, los campesinos en el 19, los bomberos en el 29, los catalanes en el mundo en el 53, el colectivo LGBTI en el 78, las feministas en el 82, los sordos en el 104, la educación en el 121, etc. No negaré que me produciría un conflicto tener que elegir colectivo. El asunto cortocircuita mis esquemas de “la construcción de la identidad”. Con lo que le cuesta a uno hacerse persona, si va a la manifestación nacional secesionista, se ha de poner una etiqueta única. Dejadlo, seguro que es cosa de mi deformación profesional, que me amarga la fiesta.
Yo echo en falta el tramo de los ciegos, no sé si esto se debe a que para incluirlos habría que citar a la ONCE y eso no deja de ser una españolada como otra cualquiera o simplemente, a que la toda la manifestación requiere de mucha ceguera selectiva y con todo respeto para los invidentes, la ceguera quedaría sobrerrepresentada.
Para ser tan plurales como predican y ya que van contando que este no es en absoluto un acto político, sino una celebración para todos, quizás también habría que incluir un tramo “botifler”, término utilizado por los nacionalistas para señalar de forma despectiva a los conciudadanos que se oponen a sus ideas.
Personalmente me he abocado a la tarea de pedir que se incluya en la fiesta a los señalados como quintacolumnistas y traidores al proyecto del “Nou País”. Si recibo respuesta iré a la exhibición. Si eso, ya os aviso. Si me abren el “tramo”, sólo lamentaré no poder ir en el mismo que Romeva, candidato número uno de la “Gran Lista Independentista” (“Junts pel Sí”), porque es muy resultón y para saber si le produce urticaria manifestarse al lado de una enemiga acérrima del BDS (boicoteadores antisemitas del estado de Israel) del que este personaje, es gran promotor.
Resumamos pues. Tenemos una manifa separatista separada en sí misma que se celebra el día de un ocaso violento de hace más de 300 años, en una avenida donde hubo una matanza hace unos pocos años, a manos de algunos amigos de los organizadores de la fiesta. Todo este espectáculo, vestidos de blanco, en plan familiar y con gran atención mediática ¿Qué más se puede pedir?
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