Artículo de Carolina Rodríguez-Cariño
Los sucesos se
mueven en diferentes direcciones a una velocidad vertiginosa, en esta España
preciosa, llena de gente que busca día sí y otro también conquistar sus sueños,
y donde paralelamente ocurren hechos de corrupción que nos asombran, no por
ellos, sino por la impunidad con que se suceden.
En “mi
Cataluña” en particular se dan como un periplo atropellado, algo que viene
pasando desde hace unos TREINTA Y CINCO
AÑOS, llenos de mentiras,
corrupción, "discriminación en positivo". Cada paso premeditado y
planificado. Tres generaciones adoctrinadas en este espacio de tiempo. Entre
tanto muchos de los ciudadanos son silenciados y amenazados.
Sus actores
siguen allí, veraneando a sus anchas, mientras, el ciudadano de a pie puede ser
llevado a la cárcel por 1000 euros robados de forma torpe en una entidad
bancaria. El mundo de lo absurdo.
Se llama a la
desobediencia, a no reconocer las leyes, a disolver la soberanía, que en teoría
reside en el pueblo español. Se realizan actos ostentosos, a la luz de todos,
con el dinero de todos. Se llama a la desobediencia desde hace años, al inicio
apenas audible, y ahora como una tromba sin importar qué, cómo y a quienes se
llevan por delante.
Usando el
poder descaradamente, como tentáculos han invadido cada uno de sus espacios,
como un cáncer se han diseminado en cada una de las áreas de esta sociedad. Se
amenaza a quienes defienden la legalidad, a quienes portan a España como
bandera.
Se llama a la
desobediencia, y creo recordar que según la Constitución “eso” puede ser un
delito, que ha sido público y confeso en diferentes ocasiones. Entonces me
pregunto, ¿quién debería actuar? y ¿quién asumiría el
coste político?
Muchos desde
Cataluña y otras partes de España repetimos casi a diario que esperamos se
aplique la ley, sí, porque la Democracia con mayúsculas no sería tal sin el
imperio de la ley.
En menos de un
mes será 11 de septiembre, como un bucle se repiten hechos de forma vergonzosa.
Se “celebra” una herida que ha sido enseñada como si a partir de allí Cataluña
hubiese cambiado de ser una región, que como tal no existía, para ser una
falsa-colonia por 300 años. El dinero de todos se ha “invertido” en una causa
llena de impunidad, mientras los problemas siguen y crecen exponencialmente.
Tenemos en el
recuerdo reciente las palabras que desde el Gobierno Central llegaron a todos
quienes vivimos en esta tierra, “el 9N no
se celebrará ningún referéndum”.
Recuerdo con
profunda tristeza cómo ese día las redes sociales se llenaban de mensajes
escritos por españoles de diferentes áreas donde mostraban su vergüenza, ante
unos hechos que se daban en una región de su patria. El 9 de Noviembre de 2014
se llevó a efecto, al menos para una parte de la población, un referéndum contra
España, contra las leyes establecidas, desafiantemente se plantaba el
Presidente de la Generalidad ante las cámaras haciéndose responsable de cuanto
ocurría. Sí, sabemos que era a todas luces ilegal. Pero el desafío ocurrió, y
también se empleó un dinero público para ello.
Las ciudades
se llenaron de invitaciones a votar, las fachadas de edificios emblemáticos se
cubrieron con “sábanas” amarillas. Ese color inundaba estaciones de metro,
paradas de autobuses, hasta los postes de luz.
Cada uno de
nosotros, quienes vivimos en Cataluña, recibimos sendas invitaciones con las
instrucciones para ir al mencionado referéndum. Fueron enviadas a nuestros domicilios con nuestro nombre y
apellidos violando la Ley de
Protección de Datos (Ley Orgánica
15/1999). El documento tiene más de 8 colores y con folios de alta calidad. A
pesar de las denuncias realizadas por varios ciudadanos, nada se hizo en su
favor.
Se repite el desafío. El 27 de septiembre se habrá de
celebrar unas elecciones, que por escrito y legalmente son para elegir al
Parlamento de Cataluña. Pero desde la Generalidad y sus diferentes entes
creados para ello (ANC, Omnium, y ahora ACM, apoyada por el apéndice del PSOE,
el PSC), se llama a unas elecciones de carácter plebiscitario y constituyente.
En ello se ha venido trabajando y promocionando, repito, con el dinero de todos.
Hace un año
escribí: “nos preparamos para fechas
importantes, el 12 de octubre, cuando salimos trajeados con la Rojigualda, en
algo más que una acción en pro de España, es un acto de valentía en el centro
neurálgico de Barcelona, Plaza Cataluña...cada vez somos más quienes a pesar
del miedo, actuamos, sabemos que estamos solos en esto, y lo asumimos…Que no se
dude un momento, los ciudadanos desde aquí, en Cataluña seguimos actuando.”
Y eso haremos el 27 S, seguiremos
apegados a la Constitución y las Leyes, sólo esperamos que desde los entes
gubernamentales, quienes deben velar por su cumplimiento también lo hagan, con
todas sus consecuencias.
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