La semana pasada recibí una carta de un lector del diario.
Una epístola larga y concienzuda en la que se me acusaba, entre otras cosas, de
ser frac-masón y odiar profundamente a Andalucía. Señalaba además, y muy bien
por cierto, que me gustaban demasiado las señoras. Comentario que ilustraba con
algunas fotos de mi blog; rebelde del sur. Incluso llegaba a afirmar que solo
concibo las relaciones como “un coito continuo”. Así que he decidido usar esta
columna de opinión para dar respuesta al señor.
Comenzaré por la última de sus acusaciones. Verá tiene usted
toda la razón del mundo. Soy un gran admirador de las mujeres. Lo mío, por
decirlo de una forma franca, no tiene defensa alguna. Algunos prefieren la
carne de macho peninsular y, de ahí que hagan votos por convertirse en honrados
come almohadas. No seré yo quien ponga el grito en el cielo por ello. Cada uno
tiene sus querencias y yo, por mi parte, estoy orgulloso de ser heterosexual. En
cuanto a mi
concepto de relaciones, comentarle que el objetivo del sexo es el
orgasmo ya que, le recuerdo, follar sin correrse sería como si tras el pregón
de la feria de Málaga no hubiera fuegos artificiales. Creo que hasta un
espectador de Canal Sur podría llegar a entenderlo. Igualmente, soy de la
opinión de que no hay nada más heroico que luchar por el orgasmo de una dama.
En cuanto a Andalucía pues qué quiere que le diga; que un
imbécil tengas las mismas oportunidades que yo, estoy de acuerdo, pero que
tenga la misma influencia en las votaciones, se me antoja un hecho inaceptable.
Especialmente cuando esos votantes no están dispuestos a participar en la
construcción de una sociedad mejor. Tenga en cuenta que tengo una fe
inquebrantable en la ilimitada estupidez del género socialista andaluz que, por
si no lo recuerda, lleva más de tres décadas gobernando la taifa del sur.
Curiosamente es la versión oficial que ha
impuesto en Andalucía un grupo de patanes elegidos para hacer el inútil. Si nos
atenemos, no a opiniones, sino a los resultados devenidos de la autonomía, es
evidente que la expresión Junta de Andalucía debería ser una frase tipificada
en el código penal. Por tanto, tiene
usted todo el derecho a sentirse orgulloso de ser andaluz como yo, faltaría
más, a no abrazar esa condición. Ahondando en el tema, le diré que yo soy el
resultado de un paisaje y de una cultura ciertamente mediterránea. A estas
orillas jamás habíamos oído nada relacionado con eso que muchos llaman
Andalucía. Sí, sé que a muchos les puede chocar esta afirmación pero es que
lejos de la propaganda de la RTVA, hay ciudadanos que no nos levanta ni El
Rocío, ni las ferias ganaderas. Y en aprovechando este momento, le diré que
nunca he sido frac-masón sino frac-marino. Con eso está dicho todo.
Como ve, querido amigo, usted y yo no somos tan diferentes.
Por mi parte, no me siento andaluz y admiro a la mujer. Por la suya, abraza al
cretino de Blas Infante con su islamismo trasnochado y disfruta de su amor
zoofílico por los buitres socialistas. Una relación patológica en su caso que
debería llevarle a una reflexión profunda.
En cualquier caso, no creo que sirviera de mucho pues no hay peor
enfermo que aquel que no se quiere curar.
Pedirle a un sureño, y con más de medio siglo a cuestas, el desarrollo
de eficaces anticuerpos frente a los brotes epidémicos de la estupidez
andalucista, es como solicitar del Altísimo una beca. En verdad,
puedo aceptar que los andaluces que apoyan al régimen sean cutres,
incívicos y cainitas pero, encima, tener que aguantar a alguien como su señoría
que ha descendido al infierno del puritanismo, se me antoja demasiado castigo.
De ahí que decidiera responder a su carta.
Me hubiera sido más fácil sacar a la luz el pasado franquista de su
señor padre pero, no me gusta hacer escarnio público de la astilla caída. Y es
que en eso sí que somos diferentes. Le conmino encarecidamente a cruzar aceros
con otro porque podría salir trasquilado. Recuerde esto siempre; yo voy de
frente y usted marchaba orgulloso en el Frente de Juventudes.
Para finalizar me gustaría recordarle que su odio, como el
de toda la chusma que vota a la secta del capullo, es siempre una forma de
reputación. Una reputación mucho más gloriosa que una necrológica en el diario
más prestigioso. También quiero
aprovechar estas líneas para invitarle a Málaga, la ciudad que no para ni un
día al año, donde podrá disfrutar de la luz que se filtra en la bahía con esos
turquesas y azules en la declinación ideal de la tarde. Tal vez contemplando esa maravillosa alfombra
marina donde se refleja mi ciudad, aprenda ese principio de Arquímedes que nos
aplican sus socialistas a diario; “dennos un punto de apoyo en sus poblaciones
costeras y nosotros moveremos las cajas de caudales”.
Siga con salud.
Ha estado usted sembrado.
ResponderEliminarGracias Don Antonio; creo que la respuesta de cuando la inteligencia ha perdido la paciencia y sale un hijo irónico. Un saludo.
EliminarDicho en tres palabras de chusma sociata adicta a Canal Sur: "ES-TU-PEN-DO"
ResponderEliminarMe encanta la total ausencia de corrección política en tu escrito. Por un momento me sentí más allá de varias cordilleras al norte.
¡Dita sea!
Gracias Curro porque para corrección política ya están otros plumillas de diferentes medios. Un saludo.
EliminarDicho en tres palabras de chusma sociata adicta a Canal Sur: "ES-TU-PEN-DO"
ResponderEliminarMe encanta la total ausencia de corrección política en tu escrito. Por un momento me sentí más allá de varias cordilleras al norte.
¡Dita sea!