Artículo de Luis Escribano
A principios del
siglo XX se publicaba la obra de uno de los escritores de la Generación del 98,
que consistía en un compendio de requisitos o condiciones que, según el autor,
un buen político debía reunir. Se trataba del libro “El político”, de José Martínez Ruiz (Azorín), publicado en 1908.
Para el citado
escritor, entre las condiciones para ser un “hombre de Estado” se encontraban
el tener “la virtud de la eubolia”.
¡Qué palabreja! ¡Eubolia! Pero, ¿existe esa palabra? Si consultamos el
diccionario de la Real Academia de la Lengua, encontramos la entrada “eubolia”
con el siguiente significado: “Virtud que
ayuda a hablar convenientemente, y es una de las que pertenecen a la prudencia”.
Escribió Azorín
en la citada obra que “la virtud de la
eubolia consiste en ser discreto de lengua, en ser cauto, en ser reservado, en
no decir sino lo que conviene decir… No
se desparrame en palabras el político; no sea fácil a las conversaciones y
conferencias con publicistas y gaceteros…”.
Sin embargo, si
nos atenemos a nuestro tiempo y a la Comunidad de Andalucía, observamos que no
es esta precisamente la virtud más prolífica entre sus gobernantes socialistas.
No hay más que observar a algún periodista poniendo la “alcachofa” delante del
rostro de alguno de ellos para darle rienda suelta a sus bocas con todo tipo de
majaderías, sandeces, simplezas, mentiras y, ya puestos, con unos cuantos improperios
a sus oponentes políticos. Las gracietas de estos trileros del lenguaje están
al orden del día, y para documentarse no hay más que leer cualquier periódico
con las declaraciones públicas que realizan cada día, a cual más zafia.
“Hay personas que nacen sin eubolia y hay
personas que pierden la eubolia en el camino”, escribía José Claudio Escribano (¡caramba, vaya
casualidad!) en 2004 en el diario argentino “La Nación”, afirmación que
traslado desde el otro continente para aplicarla a los dirigentes del PSOE
andaluz. No obstante, dudo que la perdieran, porque para eso hay que poseerla
previamente.
Pero si
cualquiera de ustedes puede alucinar con el vocabulario y la sintaxis de estos
fenómenos de la naturaleza, o con la ligereza de sus lenguas, no pueden ustedes
imaginar el delirio que produce leer los resúmenes publicados en la web de la
Junta de Andalucía “explicando” los acuerdos del Consejo de Gobierno. ¡Joselito
el Gallo no ha dado un solo pase en su vida con tanta maestría! Me refiero a la
maestría en la farsa y la manipulación, claro está.
Presten atención
a esta parte del resumen del acuerdo del Consejo de Gobierno celebrado el
martes pasado sobre la “concertación” de servicios sanitarios del Servicio
Andaluz de Salud: “Los conciertos
autorizados sustituirán a los vigentes desde 2011 y entrarán en vigor el
próximo mes de noviembre. Tres de ellos se realizarán mediante licitación
competitiva, con un precio máximo fijado, que permite mantener la calidad
reduciendo costes.” Antes de iniciar su análisis, se me escapan
inevitablemente unos cuantos dichos populares: ¡Chupa del frasco, Carrasco!
¡Toma castaña! ¡Chúpate esa, boquita de fresa!
Manipulación
burda, pero eficaz para el pueblo llano. “Concertar” es contratar a empresas
privadas, es decir, es “privatizar”
servicios sanitarios, eso que tanto critican los socialistas andaluces de sus
contrarios políticos. Y lo mejor de todo, presten atención, es la reducción de
costes manteniendo la calidad. ¿Se atrevería algún experto a explicarnos a
todos con mucho detalle como puede mantenerse la calidad reduciendo los costes
en servicios que ya estaban concertados desde 2011? Si se trata de reducir aún
más las retribuciones del personal que prestan los servicios en las empresas
privadas o de comprar productos más baratos, la reducción de la calidad queda
asegurada. Hay que ser muy desvergonzado para venderlo de esa manera.
¿Pero quién
redacta estos resúmenes? Hay que tener muchas tragaderas para escribir “proclamas
y propaganda” a estos gobernantes que prefieren reducir costes en la Sanidad
para aumentar la “financiación” del partido al que están afiliados o que los
nombraron, porque es obvio que los cambios efectuados en la nueva estructura de
la Junta de Andalucía conlleva un claro aumento del gasto en cargos públicos
para afiliados al PSOE-A, que se suman a los ya existentes en todos los
chiringuitos de la administración paralela. Pero también para pagar las dietas
de los señores diputados aunque no trabajen en el mes de agosto, y los 76.548
euros que pierde Canal Sur al día (según noticia de Antonio Salvador en el
diario El Mundo), y las pérdidas que tienen las empresas públicas en las que
participa la Junta; y un largo etcétera que haría interminable este artículo.
Si el rey Midas tenía
el poder de convertir en oro todo lo que tocaba, el PSOE andaluz usa el poder
que tiene en la Junta para convertir todo en podredumbre, miseria y hedor.
Cualquier órgano que es rozado por este partido se corrompe en cuestión de
minutos. No hay rincón en su Administración que no sea susceptible de ser
considerablemente mejorado, empezando por la organización y gestión de recursos
humanos, que es un auténtico cáncer, la gangrena que convierte la gestión en
caos. Les daré un dato significativo: desde el año 2007, en el que se aprobó el
Estatuto Básico de los Empleados Públicos por las Cortes Generales, han
transcurrido ¡ocho años! sin que la Junta haya tramitado el correspondiente proyecto
de Ley de Función Pública para adecuar la Ley vigente aprobada por el
Parlamento hace 30 años (en 1985).
Los partidos
políticos de la oposición tuvieron en su mano la oportunidad histórica de
regenerar la política en Andalucía en esta X Legislatura con un gobierno
provisional hasta la convocatoria de nuevas elecciones, incluido el de IU,
cuyos alcaldes se quejan ahora de que la Junta no paga, como si no supieran
nada de lo que ocurría cuando formaron parte del Gobierno. Pero “el gato Joan”,
dibujado con ingenio por el conde de Villamediana en estas páginas de El
Demócrata Liberal, en la viñeta “13 Rue de San Telmo”, eligió que Andalucía se
sometiera al castigo de su décima plaga.
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