Artículo de Eduardo Maestre
Para el resto de España, los andaluces
somos un cementerio silencioso, un grupo de sordomudos incapaces de protestar
por más barbaridades que nos hagan. Los tópicos de vagos, incultos, analfabetos
y atrasados han pasado ya a un segundo plano tras las dos últimas elecciones
autonómicas en nuestra región, en las que, al final y pese a todo, ha vuelto a
ganar el partido socialista. Y si no ha ganado, sus jefes han sido investidos
como presidentes autonómicos. El resto de los españoles, espectadores de
telediario como nosotros, sólo ha visto lo que se ha visto: que, pese a los
ERE, a los miles de millones expoliados, a la corrupción diariamente aireada, a
las cotas más altas
de paro de Europa, a los peores índices académicos de
España y al atraso indudable de nuestra capacidad de producción, hemos vuelto a
entregar el Poder a quienes desde hace 36 años han conseguido hacernos todo este
mal: los socialistas.
El Partido Popular andaluz, por otra parte, es una
maldición callada, un silencioso perro del hortelano que ni se opone al crimen
organizado, ni deja que otros se opongan. Observándolos muy atentamente, uno
llega a la conclusión de que no son distintos de los socialistas: tratan con
ellos; conviven con ellos; se reparten con ellos los flecos del Poder. Ya, hasta utilizan
el mismo lenguaje sexista que inventó para nuestra exasperación el padrastro de
la Patria musulmana, Blas Infante: compañeros
y compañeras, trabajadores y trabajadoras, corruptos y corruptas, ladrones y ladronas.
Además de este tapón insalvable que es
el PP, los andaluces tenemos otro freno eficacísimo para evitar la rebelión, que son
los sindicatos mayoritarios UGT y CCOO. Más de 30 años de connivencia con el
PSOE-A arrojan un saldo de miles de millones robados directamente a los
trabajadores a los que pastorean y, lo que es peor, el genocidio de la
Dignidad. Porque, a base de pactar la repugnante paz social (como llaman los capos sindicalistas al silencio de los
corderos), no hay ya posibilidad alguna de que se reúna una masa crítica lo
suficientemente asqueada como para echar a la puta calle a estos ladrones con
acta de diputado que nos han esquilmado durante las últimas tres décadas.
En cuanto al Gobierno de España, da
igual que sea el PSOE o el PP quien pasee en coche oficial las carteras ministeriales: cuando
han sido los socialistas, Andalucía ha sido expoliada sin controles de ningún
género, y los responsables de este saqueo no han tenido que rendir cuentas a
nadie; cuando ha sido el PP, ídem de ídem. No es que haya habido mala relación
entre el Parlamento andaluz y las Cortes de Madrid: es que, directamente, no ha
habido ninguna relación.
Así como el trato entre los distintos
lehendakaris vascos y presidentes de la Generalidad catalana con el Gobierno de
España ha sido siempre hosco, bronco y en ocasiones desafiante (véase al
rebelde sin causa Arturo Mas), con las demás regiones españolas (Extremadura, Murcia,
Canarias, Asturias, Galicia, etc.) el Gobierno central siempre ha tenido unas relaciones, digamos,
normales. Pero con Andalucía es que no ha habido jamás! Ni siquiera en la larga
época de Felipe González, sevillano profundo, andaluz militante, hemos sentido que, de Despeñaperros para abajo, los andaluces jugáramos algún papel relevante en el
devenir de nuestra Nación! Nunca!
Curiosamente, ha tenido que ser una
trianera a la que aborrecemos profundamente los liberales, Susana Díaz, la que
ponga en el mapa por fin a los andaluces como facción con la que hay que
negociar sí o sí. Pero, claro: no por los motivos que deberían gobernar sus
actos, que no son otros que la recuperación de la Dignitas, la limpieza de la
propia casa, la puesta encima de la mesa de lo que significa gobernar al 20%
del total de los españoles, no! Antes al contrario, los espurios objetivos de nuestra Presidente
autonómica son dos: A) decapitar al vagoroso Pedro Sánchez para ocupar su lugar, y B) competir cuanto antes (si no para éstas, para las siguientes) en las elecciones generales al frente del PSOE nacional. Como ven, nada que no se haya hecho en Roma
desde mucho antes de que Bruto, Casio y otros nobles apuñalaran a Julio César en el Senado; nada nuevo;
nada que pueda dignificarnos a los andaluces. Todo lo contrario: nos hunde más aún en la imagen mafiosa y de desconfianza que damos, irremediablemente.
Hablemos claro: somos un pueblo enorme sin industria apenas,
sin comerciantes de peso, sin negocios importantes. Y los que funcionan, en su abrumadora mayoría están dirigidos desde
Madrid, Barcelona o Bilbao. Somos subalternos empresariales. Nuestros directivos obedecen órdenes de
los jefazos del norte español, o de fuera de España. Pocos jefes hay en
Andalucía que puedan tomar decisiones cruciales en su empresa. Nos toman por
correveidiles, que es lo que con nuestro espíritu acrítico demostramos ser.
Seguimos siendo el pueblo elegido. Pero ojo: el pueblo elegido por las productoras de televisión para presentar a los personajes abyectos en
las series españolas: las putas, los chorizos, los tontos de capirote, las
chachas y los indeseables hablan siempre, indefectiblemente, con un
inconfundible acento andaluz. Y, pese a ello, no hay ni ha habido jamás una protesta formal por
parte ni de los socialistas del Régimen ni del Defensor del Pueblo
Andaluz. Jamás! En el resto de España saben que no vamos a levantar la voz a causa de este constante insulto, y siguen utilizando el acento de mi tierra para presentar patanes de ficción. Se imaginan ustedes a las putas o a los asesinos de las series con un calro acento catalán? O Vasco? ...Vamos, hombre! En la vida lo permitirían los nacionalistas!
Lo poco que se mueve por aquí en cuanto a economía está
férreamente controlado por las decenas de miles de subvenciones que el Régimen
reparte. Incluso la prensa está fuertemente subvencionada. No hay salida: los
periodistas, en su mayoría, están paniaguados por la Junta. No hay nada que
hacer: sin Oposición, sin masa crítica, sin empresarios y sin prensa libre,
técnicamente no hay ciudadanos; ya, casi
no hay ni pueblo andaluz!
A mi juicio, ya es demasiado tarde para una
revolución. Además, qué narices de revolución se puede plantear contra un
Gobierno regional? Se imaginan ustedes tomar el Parlamento andaluz por la
fuerza? Para qué? Para llenarlo de sobras de bocadillos de chopped envueltos en papel aluminio? Qué se proclamaría, desde el estrado? La independencia andaluza? Nadie quiere eso aquí! Que nos ayudaran desde Bruselas a limpiar nuestro propio patio? Bah! Irían a la cárcel todos los héroes locos que lo intentaran!
Porque tomar un Gobierno autonómico al asalto es tan libertador como tomar la
Oficina Central de Correos de Guadalajara. Ni siquiera pasaría de anécdota triste. Como mucho, acabaría siendo un graciosísimo guión berlanguiano.
No. La única posibilidad que tenemos
para liberarnos de la ignominia y la infamia que nos gobierna desde San Telmo
es una constante, empecinada y machacona labor diaria de reeducación de los andaluces: es la única vía con garantías de crear ciudadanos. Publicar cada día en este diario
digital, El Demócrata Liberal, y
propagarlo a los cuatro vientos. A diario. Contar a la gente lo que realmente
nos están haciendo. Explicar a los que nada saben las consecuencias de sufrir
desde la muerte de Franco otra dictadura tan perniciosa como la del Caudillo. O peor, porque contra aquélla podía uno levantarse y ser fusilado o encarcelado,
soluciones ambas que honraban al disidente; pero en ésta, ponerse en pie y
destacarse como una voz crítica supone, automáticamente, el acoso laboral en tu
trabajo, el descrédito público por parte de los voceros untados, y, en el mejor
de los casos, el ostracismo. Nada de honor. Nada de honra. Silencio. Silencio
absoluto.
Así la cosa, por mi parte y por la de
mis compañeros de El Demócrata Liberal esta revolución ilustrada sólo acaba de empezar. Seis meses de artículos,
viñetas, vídeos, reportajes, investigaciones y soflamas son poco tiempo para
hundir un Régimen. Evidentemente, no podemos hacerlo solos; contamos, afortunadamente, con la
inteligencia de nuestros lectores, que cada día son más, y su capacidad de
maniobra en las redes sociales. Ya no estamos como estábamos antes! Por mucho que aún emita Canal Sur sus programas llenos de mugre, ya se acabó
el tiempo en que las noticias sobre la corrupción estaban mediatizadas o directamente se silenciaban por los periodistas untados. Internet es la herramienta de la Libertad; tomar la Bastilla, hoy,
significa hacer que arda Twitter. La red no es sólo de los podemitas. Qué va! La
red es hoy de todos; también de la gente responsable, de las personas con
sentido de lo que debería ser la Justicia.
Muy bien: vamos a por los siguientes seis meses. A
ver qué pasa! La red mafiosa y criminal de la Junta de Andalucía (sí: criminal.
No lo digo yo: lo dice el Derecho Internacional!) se extendió poco a poco,
cuando aún internet sólo era un sueño en un garaje. La información exhaustiva de
la que disponemos (y de la que
dispondremos!) va a seguir incrementándose y difundiéndose. A mucha más velocidad de lo que se extendió la red criminal. Y llegará un
momento –y esto es inevitable- en que en Andalucía exista una masa crítica de
ciudadanos tan importante o más que la de los siervos del Régimen. Y
entonces, amigo lector, machacado ciudadano, expoliado paisano andaluz, dejará de oírse para siempre este espantoso, este infame, este atronador silencio!
Eduardo, esta genial presentación, y muchas otras de las expresadas por tí y por muchos otros en EDL en estos últimos 6 meses deberían ser dados a conocer YA a la opinión pública nacional. Algo hay que hacer YA. Se me ocurre que sería un buen intento el publicar dichos artículos en diversos periódicos de tirada nacional. Se que costaría mucho dinero, pero quizá en periódicos "afines" que tengan una pizca de decencia podríamos conseguir precios asequibles y que, unidos a un pequeño sacrificio por cada uno de nosotros, nos proporcionaría un comienzo de todo lo que, con toda la razón que mencionas en este escrito genial de hoy, necesario para echar a andar más allá de Despeñaperros. Si así lo hiciéramos, mi colaboración por mi parte queda asegurada con una cantidad de, al menos, 4 cifras. No me sobra el dinero, pero la situación a la que hemos llegado merece hacer un esfuerzo al alcance de lo que cada uno pueda aportar. Y si no lo considerais viable, contad en cualquier caso con mi disposición a colaborar en cualquier otra alternativa que se os ocurra.
ResponderEliminarBravo, pero como a Franco, me temo que al PSOE Andaluz lo liquidará la naturaleza, cuando pase al menos una generación. Sólo las generaciones futuras os harán justicia. Somos una oposición cívica a un régimen superviviente que domina el arte de la mentira y de la adulación que neutraliza una y otra vez cualquier intento de oposición política.
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