Aznalcóllar no es
la excepción, es el ejemplo. Un ejemplo que refleja las prácticas habituales,
tanto en el viejo régimen de los cuatro golfos inmolados en el altar del Supremo
amigo, como en el nuevo tiempo de ‘’estapresidenta’’, que aprendió de y amparó
a sus padrinos políticos hasta antesdeayer. Las prácticas son las mismas antes
y ahora. Nada ha cambiado. No hay adjudicación de contrato, servicio,
subvención, concierto o empleo público en
Andalucía que no responda a los
intereses de la casta del partido gobernante desde hace casi 40 años. Susana
Díaz lo sabe. Gracias a ello ha llegado a presidir el gobierno de esta
Comunidad. De ello depende el mantenimiento ‘’ad eternis’’ del régimen advenido,
hEREdero del antiguo, y que presenta como características propias una mayor insolencia,
osadía y temeridad en la acción, revestida de más demagogia, cinismo y
petulancia en las formas.
Les recuerdo aseveraciones
grandilocuentes del nuevo estilo verbal instaurado en el Gobierno de Andalucía desde
finales de 2013….
-
¡Pongo la mano en el
fuego por Chaves y Griñán!
-
¡Voy a ser implacable
con la corrupción!
-
¡Quien la hace la
paga!
-
¡Recuperaremos hasta
el último euro!
- ¡Aznalcóllar es
una pelea entre empresas!
En poco más de un año, todas han sido contundentemente desmentidas
por Tribunales de Justicia de todas las instancias, además de por la Cámara de
Cuentas, la Policía, la Guardia Civil, la Unión Europea, la Intervención General de la Junta y del
Estado, medios de comunicación, sindicatos de funcionarios, empresarios,
abogados, víctimas y delincuentes, etc., etc., etc.
No cabe mayor
desautorización para el máximo responsable de una colectividad que sus
palabras, no sólo sean puestas en entredicho día tras día por la ciudadanía, si
no que sean desmentidas reiteradamente, con hechos y sentencias probatorias, por
todos los órganos que ostentan la mayor representatividad en cuanto a poder y
legitimidad en esa comunidad.
El más reciente episodio de este acontecer diario en el submundo
Andalucía ha derivado de la
polémica adjudicación de los derechos de
explotación de la mina de Aznalcóllar, en Huelva. Esta semana se ha conocido que la Unidad de
Delincuencia Económica y Fiscal de la Policía Nacional –UDEF- acusa a la Junta de ‘’amañar el concurso’’, ‘’vulnerando el
procedimiento legal’’, para ‘’aplicando
la discrecionalidad’’ poder elegir a un ‘’ganador predeterminado’’.
Después de un mes de
pesquisas, la Policía ha finalizado su investigación por presunto fraude y
prevaricación con 15 detenidos,
entre los que figuran altos cargos del
Ejecutivo, técnicos y dos de los
empresarios ganadores de la convocatoria,
que ejercieron como intermediarios y comisionistas finales. La juez que instruye este nuevo caso de
corrupción política en Andalucía ha censurado que el concurso ‘’careció del más mínimo rigor’’.
Pues bien, reafirmo, de
similar manera como ha acontecido en la adjudicación de la mina de Aznalcóllar
durante la nueva era ‘’Susánida’’, -o, sea, ‘’con absoluta falta de rigor’’-, los
amigos y testaferros del régimen
resultarán beneficiarios en toda distribución del presupuesto público
andaluz, mientras Ciudadanos, ese
partido que venía a renovar el panorama político español, mantenga su apoyo a
un sistema caduco y corrupto hasta la médula. Y ello ocurrirá porque hay
mucha gente que forma parte de este entramado mafioso y mucho beneficio a
repartir. De manera directa, y salvo singularidades, la distribución será, un
suponer, la siguiente:
1.- Una parte del beneficio
para el partido
2.- Otra parte del beneficio
para los arriba firmantes
3.- Otra parte del beneficio
para los comisionistas.
4.- Otra parte del beneficio
para la empresa, organización o persona receptora
5.- Otra parte del beneficio
para los que pagarían el pato, llegado el caso.
6.- Otra parte del beneficio
para hacedores de opinión pública, justicia y seguridad.
Debido a este exceso de
beneficiarios en el reparto final de todo pastel elaborado con fondos públicos,
el presupuesto de todo gran proyecto acaba
duplicado, cuadriplicado o sextuplicado. O, como ha ocurrido en la última legislatura, directamente financiado
por entidades bancarias a las que durante décadas pagaremos intereses fuera de
todo control. La famosa fórmula
público-privada puesta de moda por el primer gobierno de Susana Díaz.
El maná incesante de los
fondos europeos desbocó sin límite la avaricia de los gobernantes sureños y de los
buitres financieros que los manipulan. Pero, después de siete años de crisis, tanta mamandurria ha consumido el erario
público a ritmo vertiginoso, hasta el
punto de agotar el manantial y provocar un agujero que, oficialmente
reconocido, asciende a un año de
ejecución presupuestaria. Es decir, el
gobierno andaluz no podría invertir ni un euro durante todo un año si
decidiera o se viera obligado a subsanar su déficit financiero –más de 20.000 millones de euros- y con sus
acreedores –hasta 10.000 millones, aproximadamente-. Una deuda, por cierto,
que nos obliga a pagar en torno a 10 millones de euros en intereses diarios
durante este 2015. Este agujero sería infinito si la Unión Europea decidiera
alguna vez exigir la devolución de los miles de millones que ha enviado a esta
parte del continente para subsanar su mal endémico, el paro, y que han sido malversados o desviados a
objetivos muy alejados del interés general.
Andalucía no tiene futuro
Por esta razón y otras miles de similar naturaleza, todas
relacionadas con el mítico refrán ‘’la avaricia rompe el saco’’, Andalucía no tiene futuro. Salvo que
empecemos a considerar que el futuro de Andalucía sólo pertenece a los hijos
predilectos del régimen. El gobierno de Susana Díaz, como antes el de José
Antonio Griñán, como antes el de Manuel Chaves, no tiene más objetivo que alimentar
a los SUYOS para que éstos, en masa abducida, mantengan los privilegios de los nuevos señores
feudales del reino. Los SUYOS son
las familias de los 500.000 trabajadores eventuales agrarios, especialmente de
los 130.000 que creen cobrar las migajas del subsidio básico gracias al
socialismo redentor de obreros. Los SUYOS son las 30.000 familias de los enchufados en la
Administración paralela, -entre ellos y especialmente los 2.000 trabajadores de
Canal Sur, grupo PRISA y demás medios locales sustentados con el presupuesto
que sufragan todos los andaluces-. Los
SUYOS son las familias de los 20.000 funcionarios y laborales incrustados en la
Junta de Andalucía, en las administraciones
locales y en las universidades de la mano del partido, el sindicato y organizaciones
afines. Los SUYOS son las 10.000 familias seleccionadas en los EREs y cursos de
formación fraudulentos. Los SUYOS son, aproximadamente, los 9.000 liberados
sindicales y representantes empresariales que pululan por el universo laboral recibiendo graciosamente subvenciones
y ayudas a cambio de captar clientes para la mayor empresa de la Comunidad. Los
SUYOS suman en torno a millón y medio de andaluces, según los votos obtenidos
en las elecciones de marzo.
Pero …. ¿y
los OTROS? ¿Qué será del futuro de los 7 millones de hijos e hijas de
Andalucía que no cuentan para el nuevo gobierno de Susana Díaz?
Dos correcciones:
ResponderEliminar- Aznalcóllar está en Sevilla, no en Huelva.
- Los funcionarios de carrera, sobre todo los que entramos por oposiciones libres, no somos "suyos". Por favor, no mezcles churras con merinas.