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domingo, 28 de junio de 2015

Mastines de twitter


Tengo dos mastines que adoro. Viven sueltos en el campo y nunca nadie los ha podido controlar, pese a lo nobles y cariñosos que son. Cuando digo controlar me refiero a ponerles un simple collar antipulgas o a darles un lavado. A ningún perro suele gustarle el agua, quizá por lo desagradable y antinatural de un líquido que su instinto les dice es solo para beber. Pero los míos, gruñido mediante, llevan sin lavarse desde 2007, el año en que nacieron. Por suerte, sí les educamos a tiempo para que no entraran en casa. Los echo mucho de menos porque vivo en Alemania.

El otro día iba por la calle en bici y un perrito chiquitito (siempre los más cascarrabias) me ladró. Es común en Alemania que los perros estén más estresados que en el resto de Europa, porque sus dueños los tienen siempre on a short lead, o sea con una correa corta, bien controladitos, y los pasean con órdenes y horarios cuadriculados. Y entonces me acordé de mis perros. Pensé que, si hubiera estado yo paseando con mis mastines, ese can enano no se habría atrevido a desafiarme. Quizá mis mastines de seis dedos en cada pata le habrían dado un hocicazo hasta embarcarlo en un tejado. Pero luego reflexioné: mis perros no están aquí y además no saben nada de mí, tienen una memoria muy selectiva y solo viven el presente. No saben que estoy fuera. Probablemente no saben que existo. Por eso los perros se ponen tan tristes cuando el dueño se va de casa, aunque sea a comprar el pan: piensan que nunca volverá.

El mejor amigo del hombre es al mismo tiempo el más tontorrón y el más cabezota. Todo lo contrario al ser humano, que es listo y siempre sabe lo que más le conviene. Pero a veces, el ser humano puede parecerse mucho a un mastín en lo que a tozudez se refiere. A mí me basta con bucear por twitter un par de minutos para certificar que la estupidez campa por sus respetos y que España no tiene remedio. Los tuits que reflejan el sentido común (que es el menos común de los sentidos) nunca tienen tantos 'favoritos' o 'retuits' como aquellos que se adhieren a lo que comúnmente denominamos 'izquierda', que en el siglo XXI podríamos resumir como aquella ideología que propugna trabajar menos cobrando más -independientemente de que China e India nos atropellen. Todo esto tiene cierto sentido y ya lo resumió Guy Sorman en su fantástico artículo 'La red:un continente de izquierdas': los tuits asociados a la derecha tendrían más repercusión si la derecha pasara más tiempo en Twitter y no... trabajando.

Sobre todo siento una cierta desesperación con aquellos que, inconscientemente y haciendo uso de su libertad de expresión, hacen bromas de gran éxito o disculpan a los que la cercenan con total descaro -a veces, simplemente, atacan a los únicos que defienden dicha libertad. A uno podrá no gustarle George Bush o Aznar, pero son dos políticos que han salido elegidos gracias a las elecciones democráticas. Qué ocurre con Cuba? Con Corea del Norte? Por qué esa frivolidad? Alguien podría imaginarse en el mundo de hoy una cuenta de Hitler en Twitter que se regocijara con lenguaje gañán de lo que pasa en la Alemania nazi? En Europa, los mastines de Twitter se retuercen histéricos ante la inminencia de un manguerazo de verdades, llámese Hermann Tertsch, Santiago González o Federico Jiménez Losantos. Da igual que las verdades que estos lanzan no tengan ni la menor intención de destruirlos, antes bien de protegerlos ante sus propias ilusiones; y da igual que las advertencias de los que podemos juzgar con análisis contrastables las demos con buena fé y por su bien: como buenos mastines, son contumaces por mucho que se convenzan de que su ideología es la única que defiende a los pobres. 

Es muy, pero que muy duro buscar la verdad en España y asumir los sacrificios necesarios para defenderla. El pensamiento fácil lo inunda todo y el autoengaño nos lo tragamos como un tinto de verano.



http://www.eldemocrataliberal.com/search/label/Rafa%20G.%20Garc%C3%ADa%20de%20Cos%C3%ADo

4 comentarios:

  1. Ánimo, la España de verdad la hacemos los españoles que nos hemos ido fuera. Está todo tan viciado allí, que los que se quedan solo son capaces de hacer folklore. Hablo de envidias, de sobreentendidos y de rémoras del pasado. No es una opinión mía, es de Henry Kamen, que nos conoce y, sin embargo, nos quiere bien.
    Me gusta lo que escribes y me parece muy sano.
    Verás, algo que no puedes contar aquí sin que te miren con escepticismo: tengo dos hijos. Uno, arquitecto, trabaja en una empresa holandesa. Ocho horas diarias, sueldo más que bueno. Reconocido en la empresa. El otro, ingeniero industrial, trabaja en una panificadora sevillana. 60 horas semanales. Menospreciado por los jefes. Trato medieval: sancionar en vez de readaptar los planes de productividad. Eso es España. Y estamos ahí, en el primer tercio del mundo

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    1. Así es Forevin, gracias por tu comentario. Lo que cuentas lo firmo al 100%, porque he tenido la oportunidad de trabajar tanto en Espana como en Alemania, y aquí te sientes más valorado. La diferencia (de todo) es tan brutal que, por mucho que lo intento en mis artículos, se me escapan las teclas para poder describirla. Un saludo.

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  2. He vivido mucho aunque parezca que he vivido poco y mal. Eso si. aunque mis palabras o explicaciones no sean tenidas en cuenta si se, que serán contempladas. Solo hace falta tiempo.
    Lo digo, por que esta izquierda que parece nueva, siembra la ilusión de que todos tenemos derechos, no recuerdan nunca las obligaciones, y siempre tienen un culpable para nuestra desgracia que nunca son ellos.
    Estas "nuevas izquierdas de la izquierda" no han hablado aun con los sindicatos, ni los sindicatos han hablado de ellos. Estos aprovechan el remolino para pasar desapercibidos.
    Mas o menos como prostitutas cuando ven a dos chulos disputándose el territorio. A las pobres les de igual quien sea el jefe. Lo importante es que las dejen trabajar. Y si apuestan por uno o por otro no se juegan una idea, se juegan el futuro y en ese sentido los sindicatos ha sabido muy bien apartarse del problema con la intención de mantenerse, Joder!!! como cualquier bicho viviente. Hace mucho que no se pronuncian.
    Pero no como un mastín, mas bien como una cucaracha.
    Si algo veo desmembrado en España, no son solo las ideas. que lo están, no solo los principios, que lo están. también veo que hasta la mínima capacidad de decidir se ha mermado a la mas mínima expresión.
    O estas conmigo o contra mi.
    Y eso ya se ha visto con IU y podemos, por muchas disculpas que pidan, pero también lo vemos con el psoe, Sanchez haciendo un frente contra el PP y doña susana, mas lista, vivaz, y ademas mujer, defendiendo que el PP no son sus enemigos, solo su contrincante.
    Quienes vienen a comérselos y se los comerán. son los politólogos salidos de sus leyes de educación.
    Algo les falló. Y es que no contaron con que sus mamandurrios no se sintieran superiores a ellos.
    Ya pasó con los maestros sumarais. Pero eso es otro cuento que podéis buscar en Internet.

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    1. Tienes toda la razón, Manuel, gracias. Efectivamente, el ''conmigo o contra mi'' lleva a que, cualquier crítica a Podemos, haga a uno identificarse con el PPSOE. No les caben otras posibilidades en su cerebro, están entoxicados.

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