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jueves, 4 de junio de 2015

Los búnkeres del PP y PSOE



Desde las elecciones del pasado 24 de mayo, llevamos escuchando múltiples motivos sobre los fracasos y éxitos de unos partidos y otros. Mariano Rajoy y Pedro Sánchez, por parte de los tradicionales, y Pablo Iglesias y Albert Rivera, por parte de los recién llegados, han hecho alarde de sus capacidades analíticas para explicar lo que es tan evidente como la luz del día y la oscuridad de la noche.

No voy a detenerme con los novatos en estas lides, que dejo para otra ocasión. Hoy centraré mi análisis en los dos partidos que se han repartido durante años la mayor parte del botín, dejando malherida a España. Me refiero, efectivamente, a PSOE y PP.

Entre los peregrinos motivos alegados por unos y otros, destacaré uno que considero fundamental: la pérdida de proximidad con los ciudadanos.

La conexión directa con la sociedad dejó de existir para estos dos grandes partidos cuando sus políticos se atrincheraron en sus búnkeres, esas sedes con muros cuarteleros que parecen encerrar tesoros soñados por sus eternos buscadores. Para el ciudadano de a pie, las sedes de estos dos arcaicos partidos políticos parecen clubs selectos donde sólo los agraciados pueden entrar y codearse con sus cúpulas.

La sensibilidad mostrada por los políticos de estos partidos con los ciudadanos es como la de las fieras con sus presas. Sólo el hecho de la existencia de los cuantiosos privilegios que ellos acuerdan para sí mismos revela la importancia que otorgan a los problemas de los ciudadanos. Ensimismados en sus pedestales de diamante –Cortes Generales, Parlamentos Autonómicos, Ministerios, Consejerías, Ayuntamientos,  Diputaciones, Empresas y Agencias Públicas, Sedes de los Partidos, etc.-, se han dedicado a mirarnos con desprecio mientras se enriquecían a costa de empobrecernos. ¡Y aún siguen escenificando su perplejidad mediante análisis que se suponen justificarán la brutal pérdida de votos! Es el cinismo en su máxima expresión.

Han estado tan centrados en sus negocios particulares que los problemas de los ciudadanos les han debido resultar hasta molestos para lograr sus objetivos personales: fondos en paraísos fiscales con testaferros, jubilaciones de lujo, preparar pasarelas a grandes empresas y fundaciones, invertir en bienes muebles e inmuebles, etcétera. Y poco valor tiene excusarse diciendo que “¡jamás me he enriquecido yo o mi familia trabajando en un cargo público!”, cuando han permitido en sus partidos unos niveles descomunales de corrupción nunca conocidos en la España contemporánea. En términos políticos y sociales, tan corrupto es el autor como el partícipe, el alentador o el que ha estado mirando y mira para otro lado sin denunciarlo.

Por cierto, hablando de corrupción y justificaciones, espero que algún día dejen de considerar imbéciles a los ciudadanos, dado que el no enriquecimiento personal o familiar no es la prueba definitiva de honradez cuando el uso de testaferros está generalizado en los casos de corrupción económica.

¿Qué temen para no hablar cara a cara con los ciudadanos, para salir de sus búnkeres inaccesibles para los electores? ¿Acaso temen quedar en evidencia ante ellos por su falta de formación o preparación, de no saber qué responderles o cómo explicarles la realidad de la situación que plantean, como pudiera ser la corrupción en el seno de su partido? ¿Por qué se esconden en tertulias televisivas o radiofónicas exclusivamente, y no bajan al barro, al contacto directo con el ciudadano?

Pedagogía social necesitan a raudales, y muchos de los políticos que ocupan cargos públicos tienen que arremangarse y dar ese paso fundamental, que es lo que realmente se necesita para acercar la política a los ciudadanos. ¿De verdad creen que esto se consigue con reuniones ocasionales con organizaciones empresariales, sindicatos mayoritarios, banqueros, colegios profesionales, asociaciones afines, etc.?

Con listas cerradas o semiabiertas en las elecciones, cuya elaboración está en manos de los “clanes familiares” de los partidos, difícilmente podrán encontrar y presentar a las personas más adecuadas para esta labor pedagógica. Así les ha ido, y así les irá si no sufren la catarsis necesaria. 

Pero no se trata sólo de acercar la política a los ciudadanos, también es necesario que los ciudadanos se interesen por la política y se acerquen a ella. Y eso no se consigue formando esas “sectas” herméticas en los partidos, cuyo acceso al mismo pasa por someterse al mandamás de turno o por tragar corrupción.

En las últimas elecciones ha habido problemas en los grandes partidos para encontrar interventores para las mesas electorales, pues muchos militantes se cansan de trabajar para sus partidos sin “recompensa” alguna, viendo como una y otra vez son los mismos los beneficiados con algún cargo público. El férreo control que hay en las agrupaciones socialistas o en las sedes de los populares para evitar la entrada de “novatos” que puedan hacer sombra a los “poderosos” es repelente para cualquier ciudadano con cierto interés en la política.

El día que los partidos políticos practiquen otras formas de hacer política, conseguirán frutos inimaginables. Pero quizá no les interese tanta proximidad, porque implica control. Que diferente sería todo si cualquier vecino que paseara por la calle de su barrio se encontrara con el escaparate de cristal transparente del local de un partido político, o del candidato de un partido que se va a presentar a algunas de las elecciones, que como cualquier comercio que se precie, atrajera la atención del paseante e invitara a entrar para que fuera atendido personalmente por un concejal, alcalde, diputado, senador, secretario del partido, y se pudiera rendir cuentas directamente con el cargo durante todo el mandato. Y por supuesto, permitir que el ciudadano valore la atención prestada por cada político con dos o tres preguntas, de forma anónima, y se hagan públicos los resultados en el mismo local. Esto sería transparencia a pie de calle.

Pero claro, esto significa bajarse del pedestal, prepararse, esforzarse, ¡trabajar! Simbolizaría un nuevo concepto de organización y funcionamiento que, a mi juicio, difícilmente asumirían los políticos de estos partidos tan alejados de los ciudadanos de a pie, que no están dispuestos a perder sus privilegios.

Si no comprenden que necesitan sentarse cara a cara con su potencial elector, y escuchar lo que quiere transmitirle directamente, sin intermediarios, difícilmente pueden recuperar su confianza. Y si prometen lo que luego no podrán cumplir, la perderán para siempre.

Si los políticos siguen escuchando sólo a quienes les doran el oído, a sus asesores “pelotas” –normalmente familiares o allegados-, a las empresas de sondeos que ellos pagan, a los grandes medios de comunicación que reciben grandes sumas de dinero en publicidad de los organismos en los que gobiernan, a las empresas a las que subvencionan… y no bajan al barro en sus distritos electorales, seguirán perdiendo confianza y votos inexorablemente.

Y por último, si no abandonan sus conductas corruptas, posiblemente desaparecerán como partidos políticos. No es tan difícil imaginar el escenario: una bajada de confianza implica menos votos, que conlleva menos ingresos económicos y cargos públicos que ocupar, y crueles batallas internas por ocupar los pocos cargos disponibles. Y esto, inevitablemente, les lleva a rupturas internas irreconciliables, y a la minimización del partido. 

¿Qué partido, PP o PSOE, estará dispuesto a abandonar su búnker y ser de cristal? Hagan sus apuestas.


http://www.eldemocrataliberal.com/search/label/Luis%20Escribano

2 comentarios:

  1. Grandísimo análisis de la realidad. En el PSOE no se enteran que sólo con marketing no van a recuperar la confianza de la gente de izquierdas. Aburre soberanamente el Kem de Pedro Sánchez con sus primarias. El PP cabrea al personal cada vez que insinúa que los españoles tenemos el deber patriótico de votarlo, como si no hubiera traicionado a su propio electorado una y otra vez desde el minuto uno (va a ser verdad que los que mandan en ese partido son caballos de troya del hipersubvencionado Grupo Prisa). Si el PPSOE no desaparece totalmente es porque por la izquierda sólo hay demagogia e insensatez, y un desmedido afán de poder de una gente que ha tenido un protagonismo en muchas televisiones que no se merecía, y por el centro la única alternativa que queda es Ciudadanos, pero es un partido lleno de gente que viene del PPSOE, y al final lo demuestra. De todas maneras el pueblo español ha dicho basta, y eso es ir en la buena dirección.

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  2. Gracias por tu comentario. Del PP y del PSOE poco espero, viendo lo que estoy viendo, y las alternativas tampoco se aclaran mucho. O todos se ponen las pilas y se regenera la democracia en España, o algún día reventará por algún lado el sistema, porque la ciudadanía cada vez está más desinteresada por la política, y eso nunca nos llevará a buen puerto.

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