Es cierto lo que dice el Instituto Nacional de Estadística: Málaga tiene una población real de
2.182.798. Es verdad, como establece la Sociedad de Planificación y
Desarrollo (Sopde), que hay unas 560.000 personas que no refleja el padrón
oficial. Es auténtico que una quinta parte de esa población extranjera tiene
entre 0 y 17 años, un 25 % más que hace una década. Es evidente que estos
rincones mediterráneos constituyen una sociedad multicultural y multilingüe.
Sin embargo, es rotundamente falso, a pesar de la propaganda oficial de la
Junta, que tengamos más de un colegio bilingüe.
La
razón es evidente: sólo en zonas donde hay dos idiomas, véase comunidad
Valenciana, Cataluña, Quebec, etcétera, se puede dar una situación educativa
real de bilingüismo. Lo que hay en Málaga son centros educativos británicos,
franceses, alemanes, suecos, finlandeses, daneses, noruegos, que imparten la enseñanza en sus
idiomas y, dejan algunas horas para el aprendizaje del español. No
hay más.
Estamos ante lo que se conoce como Escuelas Internacionales, donde hay una lengua dominante. En
los Estados Unidos, por ponerles un ejemplo relevante, existen las llamadas “Dual Language Schools “que tiene una
lengua mayoritaria y una minoritaria. Dicho de otra manera, son centros en los
que a los hispanos se les enseña poco a poco el inglés para que, finalmente,
pueda dominar esa lengua igual que la materna.
Es un secreto a voces que ni siquiera en esos centros se alcanza el
50-50 en el uso de esos dos idiomas señalados. Suele ocurrir que los hispanos
terminan ayudando a sus compañeros con el español y, éstos, a cambio, hacen lo
propio con el inglés. En Canadá existen”“Immersion
Schools” para que los angloparlantes aprendan el francés. Los resultados,
en ambos casos, suelen ser prometedores.
En realidad, el objetivo de este tipo de centros no es sólo
que los niños aprendan los dos idiomas, sino que todos los estudiantes que
vienen de diferentes sectores sociales puedan tener las mismas oportunidades en
el futuro. Estamos ante dos comunidades, a veces hasta tres, bien diferenciadas
culturalmente. Como vemos, estos centros nada tienen que ver con los que hay en
Málaga, donde los alumnos aprenden sistemas
educativos diferentes al español y, en otro parla. El Liceo Francés o el St George de la Capital de la Costa del Sol son
claros ejemplos de educación francesa y británica en la que niños de diferentes
nacionalidades conviven y aprenden en una única lengua vehicular. Es obvio
que una gran parte de esos infantes son bilingües, no todos, porque fuera de
los centros educativos todo se hace en español, que es el idioma mayoritario de
la provincia. Sin embargo, en el Colegio
Finlandés de Fuengirola los alumnos tienen un pobre dominio de nuestra
lengua por razones fáciles de imaginar.
Para
que exista el bilingüismo efectivo del que nos habla la Junta de Andalucía, se
necesita que todo el personal de esos centros tenga realmente esa condición. Algo
que sólo se da en un centro situado en pleno corazón del Barrio de la Victoria.
Allí, el Lex Flavia Malacitana ha
conseguido, gracias a la profesionalidad y buen saber de sus maestros, tener
una especie de bilingüismo efectivo en francés y en español. En el resto de
centros educativos que rige la Consejería de Educación, el nivel de idiomas del
profesorado es paupérrimo. Muchos de ellos han obtenido un patético B2 para
poder trabajar en los colegios bilingües pero, lejos del nombre rimbombante,
los niños terminan sus estudios sin apenas dominar ese idioma extranjero en el
que se imparte Geografía o Ciencias. Dicho de otra manera, estaría bien que antes
de poder enseñar historia en alemán, el profesorado tuviera claro como
pronunciar correctamente en la lengua de Goethe.
Hagamos
una comparación entre la enseñanza pública y bilingüe del Instituto de El Palo-
en Málaga Capital- donde, a pesar de los progresos, nadie goza de esa
condición, con el Aloha College de Marbella, centro privado donde acuden
estudiantes de más de 40 nacionalidades diferentes. En el
centro marbellí hay profesores de tres nacionalidades diferentes y los niños
son bilingües en inglés y español. La gran mayoría de ellos termina estudiando
en Universidades norteamericanas o de la Unión Europea. La diferencia entre ambos
centros, como ustedes pueden imaginar, es abismal.
Sin
querer abrir un debate sobre lo mal que se enseñan las lenguas en España, es
más que evidente que hasta en las zonas
con grandes núcleos de población extranjeras, seguimos estando a la cola en
relación a los países de la Unión Europea. Bien es cierto que en
Málaga hay más gente que domine otros idiomas porque, entre otras cosas,
vivimos del turismo y, porque buena parte de la población proviene, desde el
siglo XIX, del resto de países de nuestro continente. Sin embargo, lo que está
fallando es una patética política educativa andaluza y, por otro lado, unos
profesores incapaces de enseñar correctamente en la otra lengua vehicular.
Desgraciadamente
hay una inmensa mayoría en España que piensa que el mundo es monolingüe cuando,
en verdad, gran parte de la población domina dos y hasta tres lenguas. Esta
riqueza idiomática, y lo digo por experiencia, nos permite ver el mundo en
diferentes colores. Así, un servidor puede degustarse con un libro en catalán
de Josep Pla tras disfrutar de una
obra de teatro en inglés o, de una conversación en danés con una bella señorita
escandinava. Al margen de las ventajas y de los efectos positivos en el cerebro
de dominar varias lenguas, la verdad es que el monolingüismo es sinónimo de
atraso absoluto. Eso lo saben bien en The
European Schools Movement que tiene como misión, a través de la enseñanza
de diferentes lenguas, promover una cultura europea que supere las rencillas
entre naciones del pasado. También en
United Nations International Schools, tanto en su Campus de Manhattan como en el de Queens, se enseñan diferentes lenguas con el objeto de crear una
conciencia global del ser humano. Mientras,
el gobierno de la República Bananera de Andalucía se concentra en convencer
al personal de que por poner un cartel a la entrada del colegio con la leyenda
bilingüe, ya está todo hecho.
Que
sigan los de la secta del capullo hablando con lengua de serpiente. Que
continúen con las mentiras de los centros bilingües. Por mí como si cuelgan el
cartel de Institutos de vida extraterrestre. La verdad, a veces,
sólo tiene un camino; el andaluz lleva directamente al más espantoso de los fracasos. No importa en la lengua que lo
escriba porque no lo van a entender. Consecuencia de vivir en una dimensión
paralela que se llama incultura.
Muy bueno. A la Garduña no le interesa introducir el bilingüismo. Por ahora, en sus tuits propagandísticos demuestran hasta desinterés en mejorar el monolingüismo.
ResponderEliminarChaves, al menos, ha estado toda la vida tratando de mejorar su dislexia con la ayuda de un logopeda El resultado es un dominio absoluto del farfullín andalusí que se habla en algunos rincones.
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