Leo la entrevista a Alberto Garzón en el Diario El Mundo y
la conclusión es evidente; este tipo tuvo indefectiblemente una infancia
difícil. Tal vez no fue aceptado por sus compañeros. Quizá su cara llena de
granos fue motivo de escarnio entre las chicas, Fuera lo que fuera lo que le
ocurrió, la verdad es que es un engendro lleno de resentimiento que, aunque
trata de ocultarlo tras la careta de la moderación, le sale por cada uno de los
poros de su cuerpo. Mucho más cuando habla y deja entrever cuan le gustaría
recrear un gulag soviético. En realidad,
hay personas que comunican más por lo que callan que por lo que dicen, el
malagueño es un ser al que se le entiende completamente todo.
Afirma que está a favor del cordón sanitario al PP porque representa a la corrupción. No seré yo quien ponga en duda esa conexión pepera con el mal nacional de las corruptelas. Sin embargo, que Garzonete nos hable de ella tras haber gobernado junto a la marca socialista en Andalucía, es un insulto a la inteligencia, además de un escarnio para todos los colectivos del sur afectados por el latrocinio institucionalizado de la Junta. Y todo para que el analfabeto funcional de Valderas pudiera pasar de las bombonas a los bombones del Palacio de San Telmo. La perfecta nulidad que es Alberto no entiende que cuando un político es elegido, no sólo debe hacer política a favor de aquellos que le han dado su confianza, sino por todos los ciudadanos, independientemente de su ideología. Eso es hacer patria con mayúsculas lejos del sectarismo bermejo que él representa.
Albertito también señala a González como la X de los Gal en
esa conversa pero, si tan preocupado está por los derechos humanos, no se
entiende que se declare demócrata y comunista. Dos términos que, como nos
enseña la historia, son completamente incompatibles. Cuba, Corea del Norte,
China y la Unión Soviética aparecen como paraísos terrenales en la testa del señorito que apuesta por la creación de
un nuevo Frente Popular como en 1936.
El inenarrable personaje tiene grandes querencias por el
maniqueísmo y todo aquel que discrepe de sus locuras, se convierte, y de facto,
en un enemigo al que batir. El problema es que suele ser él quien se bate en
retirada cuando se le presentan dos o tres argumentos firmes. De ahí que la
entrevista en cuestión sea tan significativa desde el punto de vista de la
decencia.
En verdad, el patán rojo no entiende que no se
trata del derecho a ser iguales sino del derecho a ser y pensar diferente.
Acciones y pensamientos que, bajo ninguna circunstancia, deben conducirnos
frente al pelotón de fusilamiento. Que
en España no sobra nadie más que los tienen en su cabeza una guerra civil, lo
saben hasta los niños de primaria. Y hablando de civiles, no estaría mal
recordarle al patético muchacho que esos agentes lejos de ser asesinos,
arriesgan la vida por todos nosotros todos los días del año. Incluso, Dios no lo quiera, le salvarían a él
el pellejo aún preguntándose la cuestión que nos hacemos todos; ¿Cómo ha podido
degenerar tanto el ser humano para llegar a Alberto Garzón?
Y Camboya; donde te podían mandar a un campo de exterminio por tener gafas
ResponderEliminarCierto, y los mandaban por ello. De todas formas, lo increíble es que Garzonete quiere ir de demócrata. Una infancia difícil, lo que yo le diga. Saludos.
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