Los árabes tienen una tendencia natural a creerse sus
propias patrañas. Por ello, no hay día que no salga un imán a declarar que van
a reconquistar Al Ándalus o a borrar a Israel del mapa. Esa izquierda que
criminaliza a la única democracia en Oriente Próximo cuando bombardea a los
palestinos, casi siempre en respuesta a un ataque previo, desvía su mirada e
ignora la sistemática conculcación de los derechos humanos en los territorios
dominados por la autoridad palestina: la esclavización de las mujeres, el ahorcamiento
de homosexuales, el casamiento de niñas púberes con ancianos, la predicación
del odio en las escuelas y la eterna corrupción.
Esas lágrimas de cocodrilo por las víctimas palestinas
desaparecen ante el genocidio que los países árabes cometen contra sus minorías
o, ante la represión de sus disidentes.
Esa visión tan maniquea de la historia lleva a múltiples condenas al gobierno israelí en la ONU pero,
sistemáticamente se olvida que allá donde señorea la bandera del Islam sólo hay
miseria y desesperación. El agravio comparativo se debe al hecho de que en la
sede de las naciones unidas sientan sus posaderas más de cien horribles
dictaduras islámicas en la que jamás se han respetado los derechos más
elementales. No se debe olvidar que el mismísimo Coronel Gadafi llegó a
presidir la comisión de Derechos Humanos. Y con eso, está dicho todo.
Paradójicamente, los árabes que viven dentro del Estado de
Israel gozan de más derechos y de un nivel de vida más elevado que la población
de cualquier país árabe; eso incluye a los homosexuales y a las mujeres las
que, por cierto, tienen hasta sus playas
exclusivas en Tel Aviv. Nadie, que esté en sus cabales, puede imaginar a los
judíos votando en unas elecciones generales en Irán. Ni mucho menos
construyendo sinagogas en la mayoría de naciones islámicas.
También es justo recordar que fue Yassir Arafat, el hombre
que fundó la organización terrorista Al Fatah,
quien impidió llegar a un acuerdo razonable para los palestinos. El
hombre que perpetró ataques terroristas en Israel y Occidente. Aquello duró hasta que los
países del primer mundo comenzaron a sobornar a Arafat y a sus sucesores bajo
el concepto de ayudas humanitarias. Incluso cesaron los entrenamientos
palestinos a terroristas europeos como
los de ETA. Esa organización criminal
que tan bien comprende Pablo Iglesias.
Israel, más que les pese a algunos, es el dique que contiene
la barbarie frente a la civilización. El muro que frena a los ignorantes que,
eso también es aplicable a los de derecha, sólo aceptan al judío en las cámaras
de gas. Israel no se puede permitir
perder ni una guerra porque sabe que sería la última. Y la verdad, no me
imagino a Alemania y Francia recibiendo a miles de refugiados judíos huyendo de
la barbarie árabe. Además, no creo que
la Unión Europea esté en condiciones de dar lecciones de humanidad a nadie
cuando, hasta hace un cuarto de hora, gastaba lo mismo en patrullar el
Mediterráneo que en proteger a las focas
anilladas.
A veces escucho a algunos decir que si los árabes se unieran
en la lucha, echarían al mar a los hebreos, y una sonrisa aparece en mi boca;
claro y si mi vecina tuviera las tetas de Sara Montiel estaría haciendo
películas en Hollywood. Recuerden que
convertir los sueños en realidad es tarea de antiguos griegos y no de árabes.
Sí señor. Estamos muchos con tu opinión
ResponderEliminarOjalá fuéramos muchos más. Por cierto, recuerdo una ocasión en la que acudí, invitado, a una noche en solidaridad con el pueblo palestino en el Castillo de Gibralfaro. Allí estaba una cantante de Puerto Rico que le cantaba a los niños que se inmolaban contra los judíos. Y el público presente aplaudiendo con las orejas. Tremendo.
EliminarEnhorabuena por tu valentía, el looby musulmán antisemita es muy influyente en Europa y por supuesto en España. Sólo ahora empezamos a reaccionar porque vemos que también van contra nosotros, tarde y mal, aunque la izquierda sigue sorda y ciega, la mayoría son los mismos que dicen que Cuba no es una dictadura y que en Venezuela no están tan mal, no sé si mienten a sabiendas o simplemente son unos necios.
ResponderEliminarSolo con valentía ganaremos la batalla a ese lobby inmundo que atenta contra el sentido común y el progreso de nuestra civilización que, por supuesto, es muy superior. Saludos
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