martes, 28 de abril de 2015

Dimisiones que no son tales y ceremonia de la confusión




En lo que va del lunes del pescaíto al viernes feriado de abril, y seguramente aprovechándolo porque lo que sucede entre efluvios de fino y manzanilla no ha ocurrido nunca, se anuncia la huida por el imbornal de los dos últimos presidentes de la Junta de Andalucía.

Ahora nos quieren vender la burra de que las exigencias de Ciutadans y de Podemos (por este orden, o el inverso, qué más da) para “sentarse a hablar” con los vencedores de los comicios, parecieran haber dado sus frutos.

Todo un sainete. En breve, Chaves y Griñán, ambos dos y con casi toda seguridad, serán imputados formalmente por el Tribunal Supremo en plena campaña electoral de las municipales y autonómicas -o inmediatamente después porque, cuando de ellos se trata, se evita sin problemas la coincidencia-, lo que aprovecharán los noveles partidos para convencernos, tendiendo la mano derecha, de que las cosas van a cambiar, al tiempo que, con la izquierda, impulsan al Régimen hacia la senectud, a los 40 años de (des) control absoluto de las instituciones, de las administraciones -de la legal y de la aparente- y de la narcotizada sociedad andaluza.

Si don José Antonio fue el primero en anunciar su decisión de no optar a la reelección en el Senado y de “dejar la política para que la investigación sobre su supuesta implicación en el caso de los ERE no afecte al partido”, finalmente ha sido don Manuel, tras haber manifestado el día anterior que “yo estoy en una situación diferente y me plantearé mi continuidad como diputado cuando lo considere oportuno”, quien ha anunciado, “sin haber recibido presiones ni de la dirección nacional ni del PSOE-A para tomar esta decisión, que es absolutamente personal”, que no continuará como diputado en las Cortes Generales; para añadir, en un insolente alarde, y como si en algún momento la hubiera descuidado, que “ya soy un poquito mayor, llevo muchos años en política; tengo familia y quiero dedicarme a ella”... En el recuerdo, necesariamente aparece un tal Bono que siempre está yéndose pero que cuenta con más reapariciones que Antonio Chenel Antoñete (qepd).

Las situaciones de ambos son claramente distintas: el aforamiento senatorial del último presidente dependió (y continúa pendiendo) del Parlamento de Andalucía, que “no está muy por la labor” de su reelección, cuestión que, salvo sorpresas, le pondrá en breve en manos de la jueza Alaya; por su parte, Chaves es diputado en el Congreso y su permanencia está asegurada hasta la próxima convocatoria electoral. Él mismo, al anunciar su adiós a cámara lenta, ha recalcado que le quedan al menos siete meses de mandato, hasta las próximas elecciones generales previstas para noviembre, lo que, entre unas cosas y otras, le permitirá permanecer convenientemente aforado hasta 2016.

En definitiva, tras la segura y voluntariamente obligada marcha de Griñán y la consolidada subsistencia de Chaves, continúan vigentes y sin respuesta múltiples interrogantes en esta ceremonia de la confusión que nos vienen brindando en los últimos días:

¿Quién se apuntará el tanto de esta operación que consiste en “la nada absoluta” a sus condiciones, Podemos o Ciudadanos?

¿Quizá los dos?

¿Será suficiente el vodevil para que algunos de ellos, o ambos, firmen el cheque en blanco que permita la continuidad del Régimen?

¿De verdad concluyen que ese es el mandato de sus electores?

¿Nos considerarán, estos también, como incapaces?

¿Continuaremos tragando con las mismas mentiras de diferentes gargantas?

¿Nos sorprenderá don Manuel, dimitiendo de su escaño para no dejar solo a don José Antonio en sus visitas al Juzgado de Instrucción número 6 de Sevilla?

¿Tendrán valor alguna vez los agentes sociales de Andalucía para elevar la voz por un cambio auténtico y para caminar solos, para arrancar definitivamente el cordón umbilical que les sustenta mustios y abatidos, para emprender e innovar a base de capacidades e inteligencia y desligándose de las prebendas que nos mantienen a los andaluces, impertérritos, en la cola del club de regiones europeas?

¿Despertará de su letargo, más temprano que tarde, la sociedad andaluza?

Si la mayoría de respuestas se responden negativamente, ¡arreglaos vamos!


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