El debate-pelea de la TVE la ha retratado. Ya la conoce un millón y medio de españoles y habrán colapsado las consultas de traumatología por el bruxismo y el desencaje de las mandíbulas.
Yo soy esa
Susana en estado puro: nerviosa, insegura y arrinconada, se escurría por no tener argumentos, intentaba despistar, no pudo disimular la falta de proyecto para Andalucía: ella es más de lo mismo.
Insultó, faltó a la verdad en datos, manipuló lo que pudo y dio una imagen bastante mala de sí misma. Bochornoso. La reina de San Telmo es una mezcla de Rocío Jurado y la Panto en política.
Indescriptible, vamos. No comunica ni estabilidad, ni seriedad y mucho menos, una persona preparada para su cargo.
Susánida no se percató de que no estaba delante de su público del Canal Sur, ni de los palmeros que le ríen sus despropósitos, y menos, con las señoras que se lanzan a besar a la presidenta de la Junta en la calle de su pueblo y, en una delirante distorsión de la realidad, la llaman guapa, como a la virgen Macarena.
Definitivamente, no "puso en valor" que tanta teatralidad, dramatismo, sobreactuación, victimismo estaban fuera de lugar en un foro político, televisivo y nacional. Descontroló en fondo -blablerío vacuo- y forma -como si estuviera en Sálvame Deluxe- y le salió la vena autoritaria para, con la agresividad y no con la persuasión, retomar las riendas de manera errónea. Es más animal que racional. Lo suyo no es la prudencia, la mesura, la dialéctica, el don de la argumentación, la cultura y mucho menos, la humildad. Susánida es tendente a dar voces, hacer aspavientos y a fobias africanas.
A todas luces, un comportamiento impropio de la máxima representante política de Andalucía. Su registro lingüístico fue de lo más cercano a un mal estudiante de Bachillerato. De conceptos políticos-económicos es mejor no hablar.
Cuando interrumpía e insultaba era la reencarnación del Padre Karras y lo del termómetro fue, definitivamente, de nota.
Un ciego con una pistola
Susánida era la superación de Chester Himes. Su personalismo la perdió, no pegaban en un formato expositivo y argumentativo esos espasmos emocionales, los flash-back paternales que no le interesan a nadie ni venían a cuento, agravios de patio de vecinos. Hay quien ha apuntado que se equivocó de programa y debía de haberse ido con Belén Esteban.
Supongo que, como no escucha a nadie, hizo lo que le dio la gana y así salió: un desastre.
Con toda seguridad, hasta a los socialistas de otras comunidades se les habrán puesto los pelos como escarpias al ver a la leona tartésica.
Deplorable y lamentable
Rozaba la locura cuando la ponían en cuestión y saltaba con que atacaban a Andalucía. Un delirio que la ponía en evidencia. Andalucía no es Vd. por mucho que nos quiera confundir.
Por un lado, lo de su padre fue de traca cuando ha sido puesta por dos imputados en el Tribunal Supremo. Atención: "La honradez me la marcó mi padre. Que nadie nunca te haga agachar la cabeza por algo que hiciste, me dijo. Me he criado donde me he criado, y quiero dar ejemplo con mi comportamiento". Pues, señora, no ha hecho nada para denunciar la corrupción sino todo lo contrario, defendiendo y aforando a los presuntos. Cara no, lo siguiente; desvergüenza y falta de respeto toda su actuación con los cursos de formación. Los que los seguimos lo sabemos.
Por otro, rezando tiene que estar Pedro Sánchez para que saque suficientes votos y se quede, por lo menos, una temporada en San Telmo con sus líos. Que se distraiga y lo deje en paz.
Ofensiva
Atención a la panoplia de adjetivos que la coronan en los foros: maleducada, sin nivel, impresentable, bravucona, gritona, populista, personalista, irrespetuosa, exagerada, chabacana, choni, vulgar, arrabalera, soberbia, manipuladora, nefasta, pésima, mandona, avasalladora, faltona, insoportable, torpe y autoritaria, protestona, infantil, altanera, agresiva, prepotente, decepcionante, ordinaria...
Las personas normales de España se habrán quedado ojipláticas viendo el espectáculo al que estamos acostumbrados en Andalucía.
La mona de seda
Supongo que tras los paupérrimos resultados del debate-vomitorio, le habrá prohibido Míster X que saque más la patita y enmudezca a la voz de ya. No es de extrañar que los demás partidos reclamen un debate con la Sultana de Triana, les lloverían los votos en contra de la elefanta en la cacharrería.
Que perdió el supuesto debate, por supuesto. Que el vapuleo le vino doble, sin duda. Pero lo incuestionable es la vergüenza que sentimos muchos andaluces al ver a esta señora en la más alta institución andaluza. Nunca seremos Dinamarca, lamentablemente.
Totalmente de acuerdo, Cornelia. Un recurso demagógico con el que llevan años intrigando es el de compara su política con la del gobierno central, de manera tendente a aprovechar el tirón anti Rajoy, igual que CiU en Cataluña. Y, lo que ocurre (y no se oye) es que el comportamiento del PP aquí, en Andalucía, es irrepochable. Obsérvense los casos de Marbella y Jerez.
ResponderEliminarSolo una cosa: yo no quiero ser Dinamarca. Me gusta como somos los latinos. Un abrazo y adelante,,,
Todo lo que he aprendido con esta magnífica crónica. Si está pensando en el trampolín a la Moncloa menudo traguito para el electorado socialista fuera de Andalucía, no se lo podrían poner peor.
ResponderEliminarTodo lo que he aprendido con esta magnífica crónica. Si está pensando en el trampolín a la Moncloa menudo traguito para el electorado socialista fuera de Andalucía, no se lo podrían poner peor.
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