En toda Andalucía ha subido el paro menos en Málaga, Huelva y Cádiz. A pesar de ello, la Princesa del pueblo sureño, más conocida como Susana Díaz, nos ha dejado una frase para la posteridad. Un regalo que ha provocado un cambio copernicano en el pensamiento occidental; "Nuestros hijos se merecen una Andalucía mejor que la que nos dejaron nuestros padres". Y tiene razón la sevillana. Ellos meritan una región donde los responsables de los ERE fraudulentos den con sus huesos en un penal como Sing Sing. Allí estuvo el mítico mafioso Lucky Luciano. Y allí deberían pudrirse aquéllos que han robado hasta a los parados. He de recordar que los culpables de este desaguisado andaluz fueron Chaves y Griñán, cuyos padres eran más franquistas que Franco.
Susana Díaz nos promete una Educación de calidad, pero Málaga es la provincia de España con más aulas prefabricadas. Su consejero de Turismo, señor Alonso, nos habla de excelencia turística pero la mejor Escuela de hostelería del país, La Cónsula, está en huelga porque el dinero destinado a ella no aparece por ninguna parte. El resultado es una ruina absoluta sin precedentes. Es increíble que la presidenta andaluza que adelantó el período electoral porque ella no tenía el suyo, grite aquello de la calidad de la enseñanza andaluza cuando una gran mayoría de altos cargos socialistas tiene a sus vástagos en carísimos centros privados.
Votar al PSOE andaluz, legítimo representante de la Garduña, es la mejor forma de asegurar que nuestros hijos no podrán jamás tener un futuro mejor que el que tuvieron sus padres. Perpetuar, con la papeleta del capullo, una manera de entender la vida a través del latrocinio institucionalizado. Sin embargo, serán esos mismos votantes los que más se ofendan cuando a alguien, en algún rincón de España, se le ocurra hacer un vídeo mofándose de los andaluces para, tras las críticas, pasar el resto de la jornada viendo la programación de Canal Sur.
Ya ven, la semana nos viene a demostrar las causas por las que Andalucía seguirá jugando en regional preferente tras las elecciones sureñas. En cualquier caso no teman, pues el pueblo andaluz no tiene nada que la reencarnación no pueda curar. Y como asegura un sesudo investigador del mundo del misterio, volver a la vida con el mismo disfraz no se permite. Vaya: que esos millones de votantes socialistas no retornaran jamás como Estatua de la Libertad cuya cabeza, como saben, está completamente hueca.
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