miércoles, 4 de marzo de 2015

El Régimen Andaluz


En muchos foros se pregunta la gente no andaluza cómo es posible que las encuestas le den al PSOE andaluz una intención de voto del 37,8% ó 34% con el paro, la corrupción y el enchufismo palmario existente. Increíble, dicen. Principalmente, esto ocurre por la no existencia de una oposición, a la que apenas se le ha oído en estos 33 años.

El cogollito y las hojitas de alrededor

Lo primero que se plantean los 6,5 millones de andaluces es si van a votar o no, si merece la pena perder el día cerca de casa para ir a votar, porque un número importante no se ve identificado con ninguno de los líderes que hay; además, no tienen ilusión ni esperanzas en que después de la elecciones, se lleven a cabo las promesas vociferadas.

Para estos, el PSOE es parte ya del paisaje folclórico andaluz y no hacen absolutamente nada por cambiarlo.

Saben que sólo ha habido un cambio de caras y de look: los nuevos caciques de estos últimos 33 años, antes burgueses e hijos rebeldes de las grandes familias andaluzas de toda la vida, viven en los mismos barrios ricos que los antiguos mandamases, sus hijos van a los mismos colegios que los anteriores caciques, se encuentran en los mismos gimnasios y clubes; tienen la segunda vivienda en las mismas playas o serranías. Los mismos con distinto collar.

El Régimen conoce perfectamente los puntos fuertes y débiles del pueblo andaluz: no quiere problemas y siente, más que piensa. Ha llegado hasta tal punto su intento de control que incluso, a los extranjeros los tiene pendientes con la legalización de 200.000 viviendas y sus 200.000 familias. Ellos no piensan en individuos sino en grupos de familias para perpetuarse.

Ni que decir tiene que no vamos a abundar en los 45.000 "familias" afiliadas al PSOE, los 200.000 "familias" de UGT y los 30.000 "familias" de la Administración paralela, las casas del pueblo que tienen en cada localidad, copiando la estructura de la Iglesia, ni las miles de asociaciones más diversas, las ONG de variado color, por supuesto subvencionadas con nuestros impuestos; ayuntamientos, diputaciones, el poder financiero a la sombra del poder político, mancomunidades, las empresas que orbitan alrededor de la Junta y de la Administración paralela, etc. Todo mantenido con nuestro dinero.

La mentalidad

Nadie ha caído en que todos los votantes andaluces menores de cuarenta años no conocen otra cosa en nuestra tierra que el Régimen socialista andaluz, que usa, como vimos en el Parlamento nacional al indescriptible Pezzi, y ha hecho suyos los símbolos del andalucismo y sus tradiciones en lo bueno y en lo malo, el bullangueo y griterío que tanto promociona la Pregonera.

Por un lado, y generalizando, el andaluz medio es muy localista, provinciano, piensa que Andalucía es un paraíso sin mácula, la perfección absoluta, se mueve en familia -como ellos saben bien-, lee poco o, directamente, no lee. Lo más lejos que viaja es a la costa o a la sierra andaluza. Vive en la calle, le gusta la bulla y el hablar a gritos; es poco emprendedor y ahorrador, conformista con un estoicismo troncal en lo negativo, epicúreo en lo positivo y si milita en un partido político, se toma la política como si fuera un partido de fútbol, "manque" paguemos más impuestos, nos robe, nos hunda. A todas luces, sin el más mínimo sentido crítico, ni autocrítico y pragmático. Del bien común, ni hablo y del futuro, menos. Love me or leave me.

Por otro lado, una gran mayoría de personas mayores de 60 -de bajísimo nivel cultural impositivo e histórico- no quiere que cambie nada no vaya ser que le quiten la pensión, la paguita y su canal televisivo, a las que les nombras la derecha y ven a Franco resucitado -que es tan absurdo como si nombras al PSOE y ves al asesino de Calvo Sotelo o a Largo Caballero-; sobre todo en los pueblos de menos de 50.000 habitantes que son el granero de votos del PSOE -curiosamente dónde hay más PER.

En lo que toca a los parados, subsisten con la prestación, la ayuda de sus familias y la economía sumergida, que no se persigue porque es del 30% aproximadamente de PIB.

Respecto a los sindicatos mayoritarios y la patronal están implicados en casos de sonada corrupción como los ERE, UGT y Cursos de Formación. Andalucía es la número uno en España -y calculo que en Europa- en liberados sindicales, famosos por su gusto a los moluscos, mariscos y buenos vinos.

Para cerrar el círculo de la mediocridad imperante, los mejores han emigrado a otras provincias españolas u otros países -unos 250.000- un número que aterrorizaría a cualquier dirigente con dos dedos de frente.

Gratis o subvencionado

Hay claramente un voto urbanita, más plural, y otro rural dicotonómico que frena cualquier avance y cambio. Asimismo, la educación en los pueblos está en manos de una mayoría de maestros y profesores que claramente participan del magma ideológico del Régimen, apuntalando la esclerosis mental imperante, ya por acción, ya por omisión.

La cultura del todo gratis, cuando lo pagamos con nuestros impuestos, favorece a una dependencia absoluta psicológica o económica y a una relajación del individuo en sus responsabilidades.

El Régimen tiene para todos: a las clases medias les mantiene la educación concertada -contentado al poder eclesiástico-, los libros gratis y las tablets. A los trabajadores, lo mismo que a la clase media pero en una educación pública y sanidad cada vez peor; y a los parados, subsidios, -antes cursos de formación-, becas de segunda oportunidad para quitarlos de las listas del paro; y a los empresarios amigos, créditos, incentivos, avales y subvenciones.

Un enemigo exterior

Los andaluces no saben cuántos millones tenemos de deuda pública, ni que venden nuestros inmuebles; y menos, la existencia de una Administración paralela, ni miles de enchufados; confunden lo privado con lo público, ven como normal la gestión privada de centros hospitalarios y los conciertos hospitalarios, como la sangría anual de la gigantesca enseñanza concertada, maná compensatorio de una clase social y religiosa.

Le repiten mil veces, por activa y pasiva, que la culpa del subdesarrollo es de la derecha que tiene asfixiada a la Junta, que Rajoy -ni nombra al candidato andaluz- quiere hundir a la Junta, que quiere hacer las cosas de otra manera pero no los dejan los malos peorísimos de los peperos. Obviamente, los que leemos, vemos y sabemos el gran invento del mito de la caverna juntera decimos que es mentira, que gracias a los miles de millones del Gobierno central pueden mal pagar los sueldos de los funcionarios y los paupérrimos servicios mínimos. No hay dinero. Quien contradiga el discurso oficial, inmediatamente es tildado de facha, fascista, y al ostracismo de cabeza por el efecto péndulo.

Lo significativo es que los andaluces perciben la corrupción de los numerosos casos de miles y miles de millones como algo de lo que la Junta ha sido víctima, pero no parte. No se pueden creer ni les entra en la cabeza que lo que sabemos unos 65.000 sea cierto; porque no sale en la tele, que es lo que ven. El tapón informativo es de tal tamaño que unos no saben y otros no quieren saber.

Si todo lo anterior lo aderezas con prensa comprada, radio y televisión autonómica que potencian, callan, desinforman del Matrix juntero, tienes los porcentajes arriba apuntados.







1 comentario:

  1. Me tienes que dar tu dirección de correo a libro2008@gmail.com si quieres que te mande cosas. Pedro, el cansino del sábado.

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