Manu RAMOS
las primeras en huir del barco, expulsan sin piedad a las demás de su tabla de salvación. La otra causa de este atropellamiento en adelantar las elecciones es la de conjurar el efecto protesta general de los españoles que en estos últimos tiempos se está concitando en esta especie de partido llamado Podemos.
Esa prisa, táctica, no es buena consejera. Puede generar miedo entre los afectos al régimen. Pero los dueños de la Junta de Andalucía saben manejar esa máquina de poder. Lo llevan haciendo desde hace mucho tiempo. En las instituciones públicas (consejerías, fundaciones, ayuntamientos, agencias, delegaciones provinciales...) se han parado las máquinas burocráticas para concentrar todos los esfuerzos en movilizar tropas para la próxima batalla. No sólo financiamos a los partidos políticos (cosa verdaderamente fascista) sino que ellos mismos, dueños del Estado, usan ese poder para tomar ventaja sobre el resto. Mayor fraude electoral no cabe y ocurre sin ningún tipo de problemas delante de nuestras narices.
El poder que da estar con los mandos de la Junta en Andalucía es muy grande. Porque la propaganda suple la falta de organización de la sociedad civil en contra del partido gobernante, en nuestro caso el PSOE desde hace treinta años. Podemos no está organizado seminalmente desde sus círculos en esta bendita tierra. He podido presenciar algunas de estas reuniones asamblearias en España (Madrid y Barcelona) y si algo me ha parecido interesante es que los ciudadanos, la mayoría ilusos, tienen una organización independiente incluso de su jefe de partido, Pablo Iglesias. Poseen un motor interno que aspira en muchos casos a embrión de la sociedad civil. Una pena que la mayoría sea bastante sectario. Pero están organizados. Aquí en Andalucía, no. Aquí cualquier círculo es un conjunto de rencillas y envidias además de prejuicios e ignorancia.
Otro lastre que arrastran es el de haber perdido muchos trenes desde los que recoger una indignación abrumadora. La indignación por los ERE, por el inconmensurable caso EDU (quizá el más grande de España), el de la administración paralela, el de las subvenciones endogámicas... Su silencio es su complicidad. Al callar y no señalar, como sí se hace con los casos del PP y PSOE nacional e incluso de IU, aceptan la corrupción del PSOE-A y se dan por vencidos antes de presentar ninguna batalla. ¿Acaso le ha cantado el “tic, tac” Teresa Rodríguez, candidata de Podemos a la presidencia de la Junta de Andalucía, a la vigente campeona Susana Díaz? Probablemente sabe que no puede ganar porque ya se ha dado por vencida en su interior. Díaz sabe que la sociedad civil andaluza no está organizada para arrebatarle el poder. Ni siquiera Podemos que se plantea como la alternativa más señalada según los sondeos electorales tiene la capacidad de reunir el cabreo, verdadero capital de estos arribistas, para lanzarlo a la cara de los partidócratas andaluces.
En definitiva, Podemos no ganará en Andalucía porque no quiere ganar. Enfrentarse al PP es fácil, incluso a Pedro Sánchez. Pero la Junta lleva dando subvenciones y pagas a todas las familias andaluzas durante mucho tiempo. El suficiente para hacerles convencer de que el cacique, aunque robe, roba para todos. Los fascistas son los otros.
No hay comentarios:
Publicar un comentario