Artículo de Paco Romero
Decía el primer párrafo del preámbulo del “Acuerdo por Andalucía - PSOE-A / IULV-CA”, de 18 de
abril de 2012, pacto de gobierno al que ayer se puso fin: “Las elecciones del
25 de Marzo han señalado con claridad un amplio y mayoritario apoyo al Partido
Socialista Obrero Español de Andalucía y a Izquierda Unida los Verdes
Convocatoria por Andalucía, expresando el deseo de que nuestra tierra tenga un
gobierno de progreso”. Y aseguraban en el último: “... sin renunciar a los
elementos diferenciadores entre dos fuerzas políticas independientes y
autónomas, y sin perjuicio de que la legislatura permitirá la puesta en marcha
de otras iniciativas surge este ‘Acuerdo por Andalucía’ para garantizar la
gobernabilidad de la comunidad autónoma de Andalucía en condiciones de
estabilidad para los cuatro años de legislatura, en torno a los compromisos
programáticos que se exponen a continuación” (sic).
Baste como muestra de su incumplimiento, que de las 28 leyes
comprometidas, finalmente solo dos han visto la luz.
Ahora, 33 meses después, escuchamos: “Necesitamos un
Gobierno con estabilidad y ahora no
lo hay”, “si no existe estabilidad,
tendrá que haber adelanto de elecciones”, “sé que para agotar la legislatura
tengo que tener una estabilidad que
en estos momentos no tengo”.
Por su parte, el socio lo veía hasta ayer de diferente
forma: “si hubiera ruptura del pacto de Gobierno, que ni deseamos ni trabajamos
por ello, se abriría un gran ciclo de
inestabilidad”, “hay que destacar la estabilidad del Gobierno andaluz en
un año de muchas leyes”.
Resulta curioso que el diccionario de la RAE defina la
palabra como cualidad del adjetivo “estable” (que se mantiene sin peligro de cambiar, caer o desaparecer, que
permanece en un lugar durante mucho tiempo).
Es ahora, cumplidos dos tercios de legislatura, cuando se da
por finalizada la comandita y se anuncia el anticipo de las elecciones.
Corroboró ayer la presidenta que las claves del definitivo
desencuentro vienen dadas, no solo por el anuncio de un viaje del vicenada a los campamentos saharauis de
Tinduf, sino por la convocatoria de IU de un referéndum entre sus bases para
decidir su continuidad en el Gobierno andaluz (“… y no voy a permitir que tres o cuatro mil decidan por todos los andaluces”).
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