miércoles, 7 de junio de 2017

Toxinas en el Sistema Educativo

Artículo de José Miguel Ridao


Está de moda entre los gurús de los mal llamados libros de autoayuda hablar de los peligros de la gente tóxica. Parece ser que todos tenemos a nuestro alrededor multitud de sujetos que van por el mundo liberando toxinas y haciendo irrespirable nuestro entorno. No seré yo quien niegue la toxicidad de algunos amigotes de toda la vida, numerosos cuñados y la mayoría de las suegras, pero aquí pretendo hablar más bien del uso interesado, torticero y corrupto que del término hacen las administraciones públicas, en especial la educativa.

Por si alguien sigue despistado a estas alturas, las consignas que llegan a los profesores desde las altas instancias están repletas de referencias a la innovación, las TIC, las nuevas tecnologías, las competencias digitales, el uso de los móviles en el proceso de enseñanza-aprendizaje y otras zarandajas varias, todas ellas adornadas de un moderno lenguaje pseudopedagógicotecnológico más propio de una reunión de frikis que de unos pretendidos expertos en educación. Y eso por no hablar del lenguaje no sexista, que dejo para otra ocasión. Hasta tal punto llega la obsesión por las nuevas tecnologías que se llega a tachar despectivamente de “tradicionales” y “tóxicos” a aquellos que no comulgan con esta tendencia. Como muy bien me apuntó un compañero de Filosofía, se trata de un caso más de la falacia del hombre de paja, consistente en revestir a la víctima de atributos grotescos que por supuesto no tiene para poder ensañarse con ella a placer. ¡Habrá agresión más vil y cobarde!

Tomen, pues, buena nota, y sepan que lo cool hoy en día en la enseñanza es revestir todo de contenidos digitales, usar masivamente google drive, google classroom y otras herramientas similares (parece que la exposición al gran hermano googeliano importa poco a las autoridades). Muchas diapositivas, mucho uso del móvil, muchas flipped classrooms, muchos vídeos de youtube, pero poco estudio, pocos conocimientos, poco esfuerzo, poca disciplina… La competencia digital está muy por encima de la matemática, de la lingüística. Las nuevas tecnologías son un fin en sí mismo.

Y yo, que soy terriblemente tóxico para el sistema, me pregunto: ¿no nos vendría mejor una competencia consistente en desenganchar a nuestros alumnos de los móviles y de los aparatos electrónicos? ¿No sería conveniente prohibir el uso de teléfonos móviles en todos los centros educativos? ¿No podrían dejarnos que nos dediquemos simplemente a enseñar, usando los medios informáticos cuando sea necesario, y convertir la escuela en una isla de cultura alejada del ruido tremebundo de las redes sociales? Y aquí lo dejo, que no quiero seguir vertiendo veneno en el sistema...

¡Tóxicos del mundo, uníos!


 http://www.eldemocrataliberal.com/search/label/Jos%C3%A9%20Miguel%20Ridao

2 comentarios:

  1. Los profesores nunca podremos ser substituidos por las nuevas tecnologías. Hasta aquí las buenas noticias. Las malas son que los profesores incapaces de incorporar un mínimo de nuevas tecnologías a sus clases serán sustituidos por los profesores que sí lo hagan. El quid de la cuestión es en qué momento de la clase y de qué forma es bueno incorporar según qué tecnologías. Con sólo una pizarra verde y tiza se puede explicar todo, pero a la hora de retener información, con unas gafas de realidad virtual, por poner un ejemplo, el alumno vive en primera persona lo explicado y tengo comprobado que aprende mucho más.

    ResponderEliminar
  2. Me ha encantado el artículo y la frase final especialmente. Uso bastante las tecnologías en mi clase de literatura (sin caer en los papanatismos que quieren inocularnos la administración, los inspectores...). Creo que la mayor "toxicidad" que podemos contagiar al sistema es nuestro modo de fomentar alumnos críticos que lo cuestionen todos (y si es a nosotros los profesores mucho más).
    Un saludo desde Sevilla.

    ResponderEliminar