Artículo de Luis Escribano
¿No tienen la
sensación de que la vida, la Historia, parecen acelerarse con el transcurso del
tiempo ante el bombardeo permanente de informaciones en los medios de
comunicación –diarios, radio, televisión…- y en las redes sociales? ¿No les
parece que las noticias actuales no adquieren la importancia que antaño se le
otorgaba a cada una de ellas? ¿No tienen la sensación de ser arrastrados por una
vorágine de acontecimientos tan veloz que ni siquiera da tiempo a procesar y
reflexionar en profundidad sobre el sentido de cada uno de los hechos?
Tras la vuelta
de mis vacaciones estivales, he aprovechado mi “desconexión” con la realidad
–que no ha sido tanta como me hubiera gustado- para realizar este breve
análisis con la perspectiva que confieren los días de descanso.
He observado que
muchas personas, al leer las noticias diarias, se quedan en sus titulares,
quizá por falta de tiempo, por pereza o simplemente porque no les interesan,
pero quizá también porque hoy se publican y difunden tantas noticias locales,
nacionales e internacionales, que no da tiempo a conocerlas todas, y menos aún a
procesarlas en nuestros cerebros.
Las nuevas
tecnologías han permitido que cualquier hecho que ocurra en cualquier rincón de
nuestro planeta, pueda ser convertido en una noticia en muy breve plazo de tiempo,
y su difusión puede hacerse viral en cuestión de minutos.
Ante ese
bombardeo permanente de noticias y de la falta de tiempo para conocerlas y
procesarlas todas, se opta generalmente por discriminarlas, seleccionando
aquellas que por su temática, presentación gráfica u otros motivos despierta
nuestro interés o curiosidad. Pero a pesar de todo, no deja uno de tener esa
sensación de que todo ocurre cada vez a más velocidad, incluso de perder el
control de nuestra propia vida, que parece depender de demasiados factores
ajenos.
Es obvio que
todas las sensaciones son producto de un ejercicio de relativización, de cambio
de perspectiva, porque el tiempo sigue transcurriendo hoy al mismo ritmo que hace
dos siglos. Lo que ha cambiado es el entorno, los conocimientos y nuestras
ocupaciones.
También es
cierto que todos esos cambios pueden producir sensaciones de “vértigo” en
algunas personas, al verse desbordadas e incluso amenazadas por tantos
acontecimientos.
En la España
actual, la Política -con mayúscula- está ausente. Sin embargo, son los partidos
políticos, y más en concreto sus dirigentes, quienes han adquirido el papel de
protagonistas de una de las décadas más controvertidas de nuestra Historia
contemporánea, lo cual se lo debemos en gran parte a los “mass media”. La
sociedad civil parece casi no existir: el Estado de partidos que es España ha
logrado su propósito.
Si analizáramos
con la debida perspectiva todo lo ocurrido en los dos últimos años en el
panorama político –con minúsculas-, saliendo previamente de esa vorágine de
acontecimientos a la que me refería al inicio, deberíamos descubrir que las marionetas
de los personajes del escenario ya no tienen hilos, y que son los títeres del
público los que sí los tienen. Curiosa transformación hoy día, aunque tengo la
plena seguridad de que algunos de ustedes lo extenderán a otras muchas épocas.
Vamos camino de
unas terceras elecciones generales porque los españoles no hemos tenido la
capacidad de darle un vuelco a la situación. Nos hemos dejado embutir en su teatro, nos
manejan como títeres, y hemos renunciado a analizar y reflexionar sobre todo lo
ocurrido.
En mi opinión,
sólo cabe una solución en caso de nuevas elecciones, que sigue siendo la misma
que dije para las anteriores: no votar. Sólo así conseguiremos cortar esos
hilos que nos someten a la voluntad de los que nos manejan. ¿No lo ven? Quizá
para ello sea necesario ponerse un casco para protegerse de los bombardeos
informativos, pararse a observar y reflexionar en profundidad, y luego actuar
en consecuencia para que podamos disfrutar en España de la Política –con
mayúscula-.
Buen artículo y mejor conclusión
ResponderEliminarMuchas gracias! Saludos!
EliminarEl análisis de la situación magnífico, y con tanto desatino clamoroso en la platea política está a la vista de todos... ¿querrán verlo, o su raciocinio se verá otra vez vencido por la justificación sentimental del lado en que uno se apoltrone?
ResponderEliminarNo hay que votar, ahora votar es un acto contrario a la razón en España,propio de quienes no reflexionan y se dejan llevar de los impulsos irracionales.